La UE y Turquía buscan frenar la ola de migrantes

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Líderes europeos negocian para poner fin a la peor crisis migratoria en décadas. Según la canciller Angela Merkel, “hay una oportunidad para una solución duradera”.

Bruselas. Los líderes de la Unión Europea (UE) comenzaron ayer en Bruselas difíciles negociaciones para finalizar un controvertido acuerdo con Turquía que frene la llegada de migrantes.

El plan, presentado hace diez días, convierte a Turquía en el elemento central de la respuesta europea a la peor crisis migratoria en décadas.

Según la canciller alemana Angela Merkel, que se declaró “optimista” aunque queden “muchas cosas por hacer”, “por primera vez” hay una oportunidad para encontrar una solución duradera a la cuestión de los refugiados.

Pero las negociaciones dentro del bloque son complicadas. El plan, que supone que Turquía acepte de nuevo a los migrantes que entran ilegalmente a Grecia, ha sido criticado por varios de los Estados miembros.

“Tengo un optimismo prudente, pero para hablar francamente, soy más prudente que optimista”, resumió ayer  el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, encargado de negociar en nombre de los 28 con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, que llegó en la noche de ayer a Bruselas.

Antes de partir, Davutoglu dijo que Turquía hizo “una propuesta clara y honesta a la UE”, pero advirtió que “no se convertirá jamás en una prisión a cielo abierto para los migrantes”.

La propuesta de Ankara de hace diez días sorprendió al bloque, que desde hace meses busca su cooperación para frenar las llegadas, que en 2015 alcanzaron un millón de personas y que en lo que va del año ya suman más de 150.000.

Ankara propuso aceptar en su territorio a todos los migrantes, incluidos los solicitantes de asilo, que lleguen a las islas griegas, lo que plantea numerosos interrogantes y valió a las capitales europeas la advertencia de la ONU que señaló como ilegal “posibles expulsiones colectivas y arbitrarias”.

La Comisión aseguró el miércoles que el acuerdo respetaría el derecho internacional sobre la protección de los refugiados y que todas las solicitudes de asilo serían analizadas individualmente, con la posibilidad de apelar una orden de expulsión.

Pero no despejó las dudas. “El paquete propuesto es muy complicado, será muy difícil de implementar y está en el límite de la legalidad internacional”, estimó la presidenta lituana, Dalia Grybauskaite.

Por cada migrante que llegue a las islas griegas y que sea devuelto a Turquía los europeos admitirán a su vez en sus países a un refugiado sirio, de los 2,7 millones que ya están en Turquía, un mecanismo llamado “uno por uno”.

El objetivo del plan es poner fin al negocio de las mafias y organizar la llegada de refugiados a Europa por vías seguras y legales, frenando al mismo tiempo las llegadas de migrantes. A cambio Turquía pide varias contrapartidas a la UE. Además del “uno por uno”, quiere un régimen especial de visados para sus ciudadanos que viajen al bloque y lo quiere a partir de junio.

En la mesa también está la petición turca de acelerar el proceso de adhesión del país a la UE. Estas exigencias dejan perplejos a varios Estados miembros, algunos de los cuales denuncian un régimen cada vez más autoritario que amordaza a la prensa.

Las dudas sobre la postura de Chipre, más propenso que sus socios a bloquear un acuerdo con Turquía por un histórico contencioso sobre la isla, parecían despejarse antes de la cumbre.

Puntos de discordia

El acuerdo que intentarán cerrar la UE y Turquía se enfrenta a las dudas e incluso la hostilidad de algunos Estados miembros del bloque que podrían hacer fracasar la cumbre de este jueves y viernes en Bruselas.

El problema de Chipre

A Chipre no le gusta la idea de ofrecer a Turquía nuevas negociaciones de adhesión a la UE y podría bloquear el acuerdo. La República de Chipre, dividida en dos desde 1974 cuando los turcos invadieron la parte norte de la isla, no tiene intención” de aprobar esta contrapartida “si Turquía no respete sus obligaciones”.

“No dejaremos que se imponga a Chipre la apertura de un capítulo particular” de las negociaciones, indica un diplomático que participa en las negociaciones europeas.

Visados y derechos humanos

Francia también tiene dudas sobre otra contrapartida ofrecida a Turquía, la aceleración del proceso para suprimir los visados a los turcos que entran en el espacio Schengen.

Turquía espera obtener esta exención para junio pero el presidente francés François Hollande ha dicho que no hará ninguna concesión para que se respeten un total de 72 medidas necesarias según él antes de suprimir los visados.

Críticas a Merkel

La manera poco habitual en que se forjó el acuerdo con Turquía no ha gustado a muchos países de la UE. El texto fue negociado antes de la cumbre del 7 de marzo entre la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro turco Ahmet Davutoglu, en presencia del primer ministro holandés Mark Rutte.

Pero los demás jefes de Estado no estaban al corriente ni tampoco el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk, encargado oficialmente de negociar con Turquía.

El entorno de Tusk dio a conocer su irritación. La consecuencia es que varios países miembros no dudan en señalar los puntos débiles de las “propuesta turca” y temen que Alemania se erija en portavoz de la UE.

La legalidad del acuerdo

La ONU ha advertido que el acuerdo podría ser ilegal si incluye “posibles expulsiones colectivas y arbitrarias de migrantes” y en Bruselas los juristas llevan varios días intentando adaptar el texto para que respete la legalidad europea e internacional.

Según la Comisión Europea, Grecia reconocerá a Turquía como “país seguro” donde los refugiados pueden recibir protección, por lo que las expulsiones serían legales. Además, cada demandante de asilo seguirá un proceso personalizado y podrá apelar en caso de expulsión a Turquía, algo que según varios juristas podría de facto invalidar todas las expulsiones.

Fuente: Los andes