Sobran motivos para visitar Tucumán a 200 años de la Independencia
Turistas de todo el mundo recorren las maravillas del norte de nuestro país. Desde zonas de relax hasta turismo aventura
18/07/2016 TURISMOTuristas de todo el mundo recorren las maravillas del norte de nuestro país. Desde zonas de relax hasta turismo aventura
El 9 de julio de 2016 fue una fecha clave para la Argentina, con la celebración del Bicentenario de la Declaración de la Independencia, una oportunidad grande para que la Provincia de Tucumán, donde se proclamó la Independencia allá por 1816, se abra turismo nacional e internacional. En esta provincia del Norte argentino están dadas todas las condiciones para vivir un gran periodo, porque el llamado «Jardín de la República» lo tiene todo: paisajes, historia, cultura, gastronomía, además de más hoteles, mayor conectividad, mejores servicios.
Tras las huellas del artesano
La naturaleza generosa se transforma gracias a las técnicas milenarias que los artesanos heredan y transmiten de generación en generación. Las artesanías de Tucumán hablan de un espíritu hacendoso, de tradiciones que se preservan de generación en generación y de la eternamente homenajeada Pachamama que todo lo da y lo quita. Estos trabajos manuales invitan a redescubrir una cultura que no se entierra, sino más bien se esculpe en cuero, lana, arcilla, piedra y tantos otros materiales ancestrales.
Cuando en Tafí del Valle los hornos alcanzan los 800 °C (o más) la arcilla toma un color rojizo y es tiempo de retirar las brasas. Pero eso no es todo, la técnica de las atmósfera saturada fija dos días de reposo antes de sacar la pieza del horno para luego cubrirla con cera y anticipar los motivos que adornarán su figura irrepetible.
El tejido es otra de las artesanías típicas. En su entramado realizado con lana de oveja y pelo de llama, se utilizan variados tintes como el molle, el nogal, el tuibarbo y el hollín, los cuales provienen de la flora autóctona. Los artesanos imprimen sus motivos sobre los tapices, mantas e indumentaria. Los telares (de cintura, pala, peine o pedales) rescatan tradiciones hispanas y americanas. Imposible irse sin adquirir un proverbial poncho tucumano, en borravino y beige.
Vinos del Tucumán
En la aérea central del imponente valle calchaquí, al noroeste de la provincia, se extiende la zona vitivinícola tucumana. De clima frío en invierno, caluroso en verano y mayormente seco, es favorecida con una alta exposición al sol, ya que 350 días del año son soleados con vientos suaves permanentes de norte a sur, propiciando un desarrollo sanitario optimo de las uvas su suelo es franco arenoso a pedregoso, permeable suelto, limpio y profundo en toda su extensión, alcalino pero no salino.
Los viñedos en el valle se plantan desde el siglo XVI y a partir de fines del siglo XIX se elaboran vinos para el mercado. La tradición vitivinícola tiene más de 130 años en los valles calchaquíes y se inició principalmente con la variedad criolla chica. A partir de 1910, Baltazar Chico amplió la superficie de viñedos gracias a canales de riego y represas llegando así, en el año 1934, a una superficie cultivada de 83 ha registradas en Colalao del Valle. En la actualidad, las variedades implantadas en Tucumán, son: Torrontes, Malbec, Cabernet Sauvignon, Bonarda, Syrah y Tannat que dan vinos de alta calidad y muy concentrados. Son vinos fuertes, estructurados y con buen aporte de alcohol.
La capital: un combo de historia y aventura
San Miguel de Tucumán, situada en el corazón del «Jardín de la República», fue declarada Ciudad Histórica por su riqueza patrimonial. El viajero encuentra peñas folklóricas, un centro comercial y las mejores empanadas del Norte argentino. En sus alrededores se disfrutan cultos aborígenes, vuelos en parapente y actividades de montaña. Es una ciudad que lejos de haberse quedado en la historia se mantiene en constante crecimiento, repleta de oportunidades para disfrutar de la tradición, de la cocina y de la naturaleza. Posee un importante centro comercial, donde además de artesanías y productos regionales el viajero encuentra las principales marcas nacionales e internacionales. Además, la ciudad ostenta una destacada impronta cultural a través de las actividades que se desarrollan durante todo el año en salas de teatro, cines, casino, bares y restaurantes.
Hace unos años, San Miguel de Tucumán fue declarada Ciudad Histórica por sus valiosas riquezas que se conservan en casonas, plazas, museos y templos. La mayoría de estos edificios se concentran alrededor de la Plaza Independencia, en el corazón de la ciudad, donde fue erigida la Estatua de la Libertad a pedido del ex presidente Julio A. Roca. Una de las casas coloniales más importantes es la Histórica de la Independencia, reconstruida en 1941 a base de fotografías y documentos, salvo el Salón de la Jura que mantiene su estructura original. Allí, se presentan todos los días una obra de teatro con los personajes del Congreso de Tucumán, y un espectáculo de luz y sonido que revive los sucesos de 1816.
El paseo puede continuar por la Iglesia San Francisco (25 de Mayo y San Martín), declarada Monumento Histórico Nacional, la cual se mantiene en pie desde 1767; la Catedral (24 de Septiembre y Congreso), una de las más antiguas del país; el Museo Nicolás Avellaneda (Congreso 56), punto de encuentro de la sociedad tucumana; y la Casa de Gobierno, inaugurada en 1912. Entre las típicas construcciones se destacan la Casa Padilla (25 de Mayo 36), levantada en 1860 bajo la impronta de la inmigración italiana; y la Casa Nogués (24 de Septiembre 484), que introdujo la arquitectura francesa en 1911, sede actual de la Secretaría de Turismo. Otras visitas imperdibles son: el Centro Cultural Rougés (Laprida 31), sede del antiguo Petit Hotel; el Museo Timoteo Navarro (9 de Julio 36), que exhibe numerosas muestras y obras; y el Parque 9 de Julio, pulmón verde de la ciudad, en el que se identifican centenares de especies de árboles, más de 20 estatuas y la antigua casa del Obispo Colombres, cuna de la industria azucarera.
A escasos kilómetros de San Miguel de Tucumán existen variadas propuestas para el disfrute de actividades de aventura en plena naturaleza, los cuales se contratan en las agencias de turismo céntricas con opciones para grupos familiares y expertos deportistas. Una de las excursiones tradicionales a 25 kilómetros de la capital tucumana es la que llega hasta Loma Bola, una de las mejores bases de parapente de América Latina para la realización de vuelos tándem con instructores habilitados. La actividad se desarrolla durante todo el año por la seguridad que otorgan sus excelentes condiciones geográficas y climáticas.
En la misma zona, se suman para los más deportistas los senderos del cerro San Javier como El Funicular, La Puerta del Cielo, Anta Yacu, Cascada Río Noque o Cumbres del Taficillo; y, diversas áreas preparadas para mountain bike, enduro, rappel, aladeltismo y otras prácticas relacionadas con el montañismo. La ciudad de San Javier exhibe entre sus obras más importantes la estatua del Cristo Redentor, obra del artista local Juan Carlos Iramain, que con sus 28 metros de altura constituye otro de los sellos distintivos de la provincia. El lugar permite una vista panorámica de la llanura tucumana.
Otro de los grandes que invita al desafío es el Dique El Cadillal, en cuyas aguas se practica canoying, kayak, windsurf, kitesurf y pesca. Se trata de un embalse rodeado por el cerro Medici, que terminó de construirse en 1965 y cuya máxima profundidad alcanza los 67 metros. En los alrededores, la Reserva Natural Aguas Chiquitas atrae por su cascada natural, y por ser uno de los últimos ambientes del Bosque de Transición de Tucumán, en el que se avista un yacimiento paleontológico del que se extrajeron fósiles de mamíferos y cocodrilos. Y mención aparte merecen las cabalgatas por Tafí del Valle, especialmente durante los meses de verano cuando se organizan salidas nocturnas los días de luna llena, las que incluyen degustación de asados criollos y shows folklóricos.
TAFÍ DEL VALLE
Con un agradable clima templado los 365 días del año, Tafí ofrece al visitante imperdibles panorámicas que se disfrutan desde los 2mil metros de altura. Entre sus principales riquezas, conserva las huellas de un pasado que se mantiene intacto, como fiel retrato de las culturas que allí habitaron.
En un rápido recorrido se pueden ver a simple vista, construcciones en adobe y paja, enormes pircas de piedra, y para los que gustan de las artesanías, laboriosas piezas en cerámica. Entre los circuitos más destacados está la Vuelta al Valle por un estrecho camino de cornisa que pasa por localidades como La Banda, El Churqui, La Ovejería y El Mollar, entre otros.
Los platos típicos de Tafí del Valle tienen sus raíces en la tradición del Norte argentino, con una acentuada influencia de costumbres indígenas y españolas. Además de los imperdibles quesos, se puede degustar el locro, los tamales, la humita, la chanfaina, el charqui, el puchero criollo, el estofado con pelones, los huevos quimbos, la cuajada y los bizcochos criollos.
Conocido en lengua diaguita como «el pueblo de la entrada espléndida», posee construcciones de gran valor histórico y vestigios de asentamientos indígenas precolombinos en cada uno de sus rincones. Además, en los centenarios cascos de estancias, es posible disfrutar jineteadas y cuadreros, así como aprender antiguas recetas para elaborar quesos de trascendencia mundial. En los alrededores, hay atractivos paseos que incluyen las Ruinas del Quilmes y el Museo de la Pachamama.
LOS VALLES CALCHAQUÍES
Los Valles conforman uno de los destinos más visitados de Tucumán. Paisajes, historia, cultura, tradición y el auténtico sabor de la cocina tucumana son algunos de los atractivos de este rincón magnifico del Jardín de la República. El recorrido por el circuito de Valles Calchaquíes comprende: las Ruinas de San José de Lules, Famaillá, Acheral Muestra Atahualpa Yupanqui, Reserva Natural Los Sosa, Dique La Angostura, Tafí del Valle, El Infiernillo, Amaicha del Valle, Ruinas de Quilmes, Colalao del Valle y El Pichao.
Los poblados tucumanos, como Tafí del Valle, brindan al turista los productos y servicios adecuados para una estadía inolvidable. Rumbo a Amaicha del Valle, a los 3042 msnm se llega al abra histórica por donde pasó el primer español hacia el llano: Abra del Infiernillo. Es el punto panorámico más alto del valle, aquí queda en evidencia el claro contraste entre el verde de Tafí y la aridez que da entrada a Amaicha del Valle. El viento y el alpapuyo son la constante de este espacio, parada obligada para una sesión fotográfica. En las laderas de las cumbres calchaquíes (ruta 307, Km. 107.5) se encuentra el Observatorio Astronómico de Ampimpa, en él se realizan investigaciones científicas y campamentos educativos. Es un sitio de alta diafanidad y cielos resplandecientes que posibilitan realizar observaciones astronómicas y otras actividades relacionadas al medio ambiente.
Contacto con la tierra
Amaicha del Valle es la tierra de la Pachamama a quien se rinde homenaje todos los años. Toda visita a Amaicha comienza o termina en el Museo de la Pachamama, una espectacular obra que rinde homenaje a la madre tierra a través del sorprendente trabajo de cientos de artesanos. El museo revaloriza la historia de la región en un conjunto de salas dedicadas a la geología, la antropología y el arte textil, entre otras. Es imperdonable ausentarse en la Fiesta Nacional de la Pachamama, celebración de tres días que coincide con los festejos del Carnaval y revela un apego incondicional de esta comunidad a sus raíces. Durante los festejos se elige a la Pachamama (la mujer más anciana de la zona). Estar al aire libre es una excelente oportunidad para descubrir rincones privilegiados, donde las culturas ancestrales dejaron un sello distintivo, su gente. En los alrededores de Amaicha del Valle se puede visitar: El Remate, Las Salinas, Tiu Punco, Los Zazos, Pucará de los Cardones, La Aguadita y la Laguna de los Amaicheños.
Otros lugares turísticos imperdibles
Las Yungas: Cerca de la capital, es posible deslumbrarse con los paisajes y la exuberante vegetación de la selva de Yungas o selva subtropical, en uno de los recorridos más pintorescos de la provincia. El visitante conocerá lugares paradisiacos en este circuito y disfrutará de la paz y la infidelidad de actividades en Yerba Buena, de las lomas y quebradas soñadas de Villa Nougués, de los cerros y la vista panorámica única de la ciudad desde San Javier y de los bosques verdes y tupidos de Raco y El Siambón. Además descubrirá el testimonio de una de las fábricas azucareras más destacadas de la provincia en el ex ingenio San Pablo y podrá relajarse en un atardecer frente al dique El Cadillal.
Valle de Choromoro: Lugares donde el tiempo parece detenerse y las preocupaciones cotidianas no tienen acceso. El típico aire de pueblo se da cita en este recorrido que se convierte en el marco ideal para un descanso en familia. El clima moderado, el valle rodeado de cerros, ríos y paisajes, convierten a esta villa en un destino óptimo para disfrutar de gratos momentos. El recorrido invita a realizar todo tipo de deportes, desde una reconfortante caminata hasta un motivador paseo a caballo descubriendo las riquezas arqueológicas y naturales de la zona. Otro de los paseos de los cuales el turista se enamorará es el valle de Choromoro, con sus culturas precolombinas, monumentos coloniales y yacimientos arqueológicos en San Pedro de Colalao y legados históricos de los aborígenes que merecen ser explotados.
Circuito Sur: Festejos tradiciones y destrezas criollas acompañan este recorrido. El sur tucumano invita al turista a conocer algunas de las ciudades más pujantes de la provincia y a empaparse de las historia de los pueblos que conservan sus sellos distintivos, como Lules, Concepción, Las Ruinas de la Ciudacita, el parque de Cochuna y nada menos que la Capital Nacional del Sulky: Simoca. Famaillá, espera a los visitantes, la Capital Nacional de la Empanada.
Más adelante en Acheral podes visitar la muestra de Atahualpa Yupanqui y en Monteros se alza un importante sitio histórico Ibatín, lugar de la primera fundación de Tucumán. En Concepción está el acceso al Parque Nacional los Alisos, donde se hallan el acceso al Parque Nacional los Alisos, donde se hallan las míticas ruinas de la Ciudacita. Llegando a la Ciudad de Alberdi, se puede acceder al dique Escaba, un espejo de lagua rodeado de montañas.
Poblados con encanto propio
En las afueras de la capital tucumana, a escasos minutos de viaje, se descubre un conjunto de poblados que se distinguen por sus encantos particulares, ya sea culturales, históricos o nocturnos. Uno de ellos es la pintoresca Yerba Buena, destacada por su completo centro comercial y una amplia variedad de bares, restaurantes y discos. Además, como portal de ingreso al circuito de Las Yungas, alberga en su interior un conjunto de áreas protegidas como el Parque Sierra San Javier, la Reserva Experimental Horco Molle, el Parque Percy Hill y el Parque Aconquija.
Un poco más adelante está San Pablo, sede de un antiguo ingenio azucarero que permanece inmóvil hace años como fiel retrato de una de las actividades más representativas de la provincia. Con una geografía privilegiada, Villa Nogués es el sitio elegido por las familias más tradicionales de la región.
Tapizada por especies de la flora subtropical, sorprende al visitante con cuidados jardines de hortensias, violetas y gladiolos en los chalets de moderna arquitectura. Además, posee un campo de golf a 1300 metros de altura -entre los más elevados del país- y una centenaria capilla. Imprescindible una visita a la Feria de Simoca los fines de semana, en la que se congrega la mayor convocatoria de sulkies, costumbres, tradición y cánticos populares.
En la ciudad de Raco, cuna del célebre Atahualpa Yupanqui, cada calle recuerda una canción del mítico cantante tucumano al que se le dedicó incluso un Monumento. Más adelante, la zona de El Siambón fue el sitio elegido por los Monjes Benedictinos, un espacio en el que se realizan retiros espirituales dentro del Monasterio Cristo Rey. Sobre final de la ruta aparece Tafí Viejo, conocida como la Capital del Limón, por ser a nivel nacional la principal productora y exportadora de cítricos.