La huerta comunitaria de Godoy Cruz que ya tiene su primera cosecha

Después de 4 meses de labor los vecinos se llevaron a sus casas un mix de productos verdes orgánicos. Dicen que es un trabajo que disfrutan.

Después de 4 meses de labor los vecinos se llevaron a sus casas un mix de productos verdes orgánicos. Dicen que es un trabajo que disfrutan.

La huerta orgánica comunitaria de Godoy Cruz logró su primera cosecha.Lechugas de varios tipos, espinaca, hojas de remolacha y hasta flores comestibles se llevaron a casa quienes desde marzo cuidaron con dedicación los cultivos.

«Es un trabajo hecho con mucho amor» subrayó Laura Crayon, responsable del programa Godoy Cruz Cultiva, que entre otras iniciativas tiene la chacrita El Vergel, ubicada en el Centro de Formación Profesional del barrio Sarmiento, el  CCT Dolores Prats de Huisi, frente al barrio Campo Papa.

La zona es hostil, el suelo es pura piedra, con pocos nutrientes, hay mucho viento y las heladas son intensas. Además se trata de productos orgánicos por lo que no se usan pesticidas, sin embargo no tienen plagas y los cultivos prosperan.

Para Laura esto es por el amor y la dedicación con la que los vecinos cuidan de ellas. «La naturaleza es agradecida y la planta se da cuenta de la buena energía», destaca.

Detrás del alambrado que delimita el Centro y alrededor de ese pequeño rincón verde se acumulan montañas de escombros, piedras y tierra.

En el paisaje del piedemonte se levantan las casas de ladrillos de los barrios aledaños  y un poco más allá las que se hicieron con lo que se pudo.

En contenedores hechos con madera de palets reciclada se acomodan prolijamente las plantitas, cada una con un cartel que la identifica.

La tierra agradecida recibe el agua que le acercan las manos que ayer por la mañana se acercaron a trabajar, como lo hacen tres veces durante la semana y los fines de semana.

No es en vano, este emprendimiento que comenzó en marzo ya dio sus frutos y promete más. Hay 16 variedades, entre ellas habas, arvejas, brócoli, repollo, coliflor, verdeo y zanahoria.

A esto se suma el flamante rincón de las aromáticas, que luce cuidado y decorado con artesanías hechas con botellas recicladas.

Disfrutar la labor

Más que un trabajo es un placer, cuentan los vecinos que están a cargo. Aseguran que es un lugar donde les gusta estar, que les permite distenderse y sentirse útiles. En total son 5 jefes de familia.

«Me encantan las plantas, me hacen bien» señaló Cristina (53), quien luego de la cosecha comió por primera vez flores, las mismas que antes había tenido en su casa sin saber que se comían. Señaló que fue un linda sensación obtener los productos con su propio esfuerzo.

«Vengo tres veces por semana, el horario es de 10 a 12.30 más o menos pero a mi me gusta tanto que siempre vengo más temprano, a las 9 ya estoy acá», continuó.

Contó que tiene seis hijos, algunos viven con ella y su esposo, con sus parejas e hijos. Por la tarde asiste al colegio.

Víctor (56) es, junto a su madre, otro de los encargados. Ha sufrido 3 ACV por lo que tiene afectada la movilidad y el habla.

Sin embargo, contó a Los Andes que trabaja, como puede, pero lo hace. «Es como un relajo estar acá, regar y plantar» relató y reconoció que lo primero es lo que más disfruta.

La idea es proveer a las familias de productos sanos, obtenidos por ellos mismos, mejorar la calidad de la alimentación y de paso aportar a la economía del hogar. Es una buena manera de adquirir nuevas habilidades y además sociabilizar.

Las beneficiarias son dos familias muy numerosas, en total suman 48 personas, de las cuales 15 son niños.

Cristina contó que su casa está algo alejada y como Víctor vive enfrente de la huerta lo pasa a buscar.

Laura ve el esfuerzo que hacen para lograr vida en un lugar donde no había nada. «Ellos me enseñan a no quejarse, el valor del trabajo, del compromiso y la solidaridad», resaltó.

Crayón explicó que por ahora la producción es comunitaria pero que luego se dividirá para que queden 24 m2 para cada familia.

En uno de los laterales hay una compostera para reciclar materia orgánica, mientras en otro costado hay almácigos, que se utilizan para que haya producción continua luego de las cosechas.

Para imitar en casa

La intención del municipio es dotar a los vecinos de herramientas para que quien quiera pueda tener su propia huerta domiciliaria. Apuntan a que sea un programa amplio que multiplique las huertas urbanas para favorecer la soberanía alimentaria y mejorar la calidad de lo que se consume.

«Godoy Cruz tiene la particularidad de que la construcción tiende a la verticalidad», comentó Laura Crayón, a cargo del programa Godoy Cruz Cultiva quien además lidera los talleres. Explicó que por ello es necesario adaptar los diseños a pequeños espacios.

Realizan 4 talleres por año, que duran 4 jornadas de 2 horas y de los cuales suelen participar unas 40 personas.

Además capacitan a instituciones de nivel inicial y primario del departamento. De los primeros ya todos tienen su huerta, recalcó.

Quienes quieran participar pueden buscar información en la página web de la dirección de Ambiente y Energía de la Municipalidad.

Fuente: Los Andes