Agustín, el pibe que cruza el río Grande para recibir las tareas de su escuela albergue en Malargüe

Un docente filmó el video de Agustín, un alumno de tercer año de la Escuela Albergue Mapu Mahuida de Malargüe que cotidianamente cruza el río Grande para recibir una cartilla con las actividades para su educación.

Un docente filmó el video de Agustín, un alumno de tercer año de la Escuela Albergue Mapu Mahuida de Malargüe que cotidianamente cruza el río Grande para recibir una cartilla con las actividades para su educación.

Agustín vive en un puesto de Bardas Blancas, Malargüe. Sale a caballo hasta llegar donde se encuentra un ferri colgado de un cable que une las costas del río Grande. En ese lugar, algún día, estará Portezuelo del Viento, la gran represa que sumará un significativo aporte al sistema energético nacional.

Sin embargo, ahora no hay mucho más que la belleza habitual de ese paraje: la inmensidad de la montaña con sus cumbres nevadas, cóndores que sobrevuelan la zona, las heladas aguas del río y un rebaño de cabras que se espanta con la llegada de Agustín y su caballo. Y está el ferri de cable.

Agustín se baja de su caballo. Del otro lado lo esperan docentes de la escuela albergue Mapu Mahuida. Tienen una bolsa negra con víveres, elementos de limpieza y un celular con el que registran el camino del pibe.

El chico sube al ferri de cable, se acomoda rápidamente en el habitáculo y activa un sistema de polea que, a toda vista, implica un esfuerzo físico grande durante todo el tiempo que cruza las aguas. No sólo hace fuerza con sus brazos, sino también con todos los músculos de la espalda, el pecho, la cintura y los glúteos. Sin entrar en calor, en esa zona helada del sur mendocino.

Probablemente Agustín no tenga dolores producto del esfuerzo físico. O estrés debido al aislamiento social obligatorio decretado por la pandemia de coronavirus (de hecho vive aislado). Esos pesares que sí expresamos en las redes sociales aquellos que nos sentamos varias horas al día frente a una computadora conectada al mundo, cerca de supermercados, kioscos, hospitales y farmacias. Y que luego nos damos el lujo de quejarnos porque la maestra nos manda mucha tarea por WhatsApp para nuestros hijos.

Para Agustín estos problemas no existen. Porque no tiene conectividad, ni señal en el celular o computadora (probablemente no tiene celular ni computadora) ni la posibilidad de imprimir una tarea para quejarse de «lo mal que hacen las cosas los docentes en estos tiempos de digitalización y 5G», como dicen algunos criticones.

Para Agustín solamente existe la posibilidad de estudiar si le llega la cartilla (un cuadernillo impreso) con las actividades escolares que le permitan instruirse y soñar con un progreso que mejore su calidad de vida. La minería, una alternativa que podría mejorar la economía de Malargüe y el departamento reclama, quedó trunca luego del veto a la reforma de la Ley 7772.

Por eso, motivado desde la otra orilla por los profes que lo alientan al grito de «dale pibe», Agustín le pone toda su garra para que las roldanas funcionen y el botecito se mueva hasta llegar a la otra orilla.

Cuando llega, el pibe charla unos minutos con los docentes, recibe la «encomienda» y la cartilla «con las tareas de la escuela, lo más importante», dice. Luego, sonriente emprende el camino de vuelta al otro lado del río Grande. Allí seguirá con el aislamiento social obligatorio. Casi igual que toda su vida.

Fuente: Uno