Bahía Blanca: Tracción a sangre; cómo hicieron otras ciudades

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La principal alternativa que se da a los cartoneros es un motovehículo en comodato o donación. Los casos de prohibiciones, con escaso éxito.

Según otras experiencias, los proyectos de eliminar los carros con caballos llevan años para su puesta en marcha.

En un mes en Bahía Blanca comenzará a regir la prohibición de la tracción a sangre, un plazo acotado si se tienen en cuenta la profundidad de la problemática y las experiencias en otras ciudades de distintas provincias, la mayoría aún sin éxito, y todas con una fuerte oposición de los cartoneros.

En un sondeo por las pioneras y más avanzadas en el tema se encuentra una diferencia puntual con lo que plantea la comuna bahiense: apuntan a un proceso gradual y voluntario de sustitución de los caballos, con programas integrales.

Río Cuarto, en el sur cordobés, fue una de las primeras que innovó ofreciendo un motovehículo diseñado por una escuela local y denominado “zootropo” a los cartoneros.

En 2010 el municipio empezó a entregar unidades –-y ya lleva una veintena– con capacitaciones a los “recuperadores urbanos” y exigencias de carnet, seguro y patente. La iniciativa se contagió en Córdoba capital, con “zootropos” para 50 recolectores de cartón del centro. Además, la Municipalidad cordobesa anunció ahora que comprará 40 motocargas para una experiencia piloto que apunta a reemplazar gradualmente a los restantes carros tirados por caballos.

Allí, para la puesta en marcha habrá una mesa de trabajo con cooperativas, desde donde ya se escuchan algunas disconformidades. En la comuna reconocen que el proceso de cambio no es fácil, ya sea por disputas políticas o por dificultades para la adaptación al sistema.

La idea llegó también a Paraná, donde en octubre pasado cambiaron ocho carretas y caballos por motocarros, con capacitaciones a los trabajadores, previo estudio de la situación. En Resistencia también hubo un reciente anuncio de entrega de 56 móviles.

En otras ciudades los planes de recambio quedaron en promesas: en Rosario hay una ordenanza desde hace cuatro años que ordena el trabajo informal, pero solo se concretó en parte.

También hay otro tipo de iniciativas, como fomentar la compra de un vehículo propio. Tal el caso de Santa Fe, donde los grandes comercios pagan una recolección diferenciada que hacen cartoneros registrados con camionetas o utilitarios.

Prohibido, en el papel

Existen casos de prohibiciones directas por ordenanza, como en Capital Federal o el distrito de Quilmes, pero en la práctica, según organizaciones proteccionistas de animales, los cartoneros siguen circulando connumerosos casos de maltrato.

En Quilmes una norma de 2012 tiene una aplicación demorada y parcial, con una fuerte oposición de las cooperativas. Hay un registro y horarios limitados de circulación, pero la tracción a sangre sigue presente.

También en la provincia de Buenos Aires hay otras localidades que llevan años de intricados debates, idas y vueltas por un cambio, como La Plata, donde el decreto municipal 7.280 prohíbe la tracción a sangre desde 1969. Hay secuestros y operativos, pero no una solución.

En todas las ciudades, con sus aciertos y errores, algo se repite: la problemática no se resuelve de un mes al otro y requiere una planificación integral.

Fuente: La Nueva