América Latina, ante un complejo escenario político en 2023
Los analistas no ven perspectivas de mejora en el año que se inicia. El desprestigio del sistema democrático abre las puertas al autoritarismo
26/12/2022 EL MUNDOLos analistas no ven perspectivas de mejora en el año que se inicia. El desprestigio del sistema democrático abre las puertas al autoritarismo
El panorama para Latinoamérica en 2023 no es muy alentador, según un reporte de la televisión pública alemana DW. Si bien es cierto que cada país tiene su propia realidad, muchos de estos tendrán retos similares, por ejemplo, enfrentar los efectos de la pandemia de Covid-19, los altos niveles de inflación, el aumento de la violencia, la crisis migratoria y la del sistema de representatividad política, entre otros.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informó recientemente que la pobreza aumentó en la región por sexto año consecutivo y que 200 millones de personas se hallan en esta situación. Asimismo, proyecta una tasa de crecimiento económico de apenas un 1,3% para la región en 2023.
En conversación con DW, Farid Kahhat, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Católica de Perú, señaló que el mayor reto para América Latina será afrontar esta «gran cantidad de impactos externos» y estimó que «la capacidad de la región para mitigar el efecto de estos shocks inevitables parece ser bastante limitada».
Este complejo escenario «acrecentará las dificultades de los gobiernos para dar respuesta a los problemas de las poblaciones más vulnerables y podría generar mayor inestabilidad política en el área», dijo a DW Tatiana Benavides, politóloga de la Universidad de Columbia.
En tanto, Juan Pablo Luna, doctor en ciencia política de la Universidad de Carolina del Norte, declaró a DW que el principal desafío será mejorar la «falta de capacidad estatal que se manifiesta, desde la debilidad para enfrentar el avance del crimen organizado, hasta la incapacidad de implementar políticas públicas con un impacto significativo en la vida de la gente, especialmente para los más necesitados».
Deslegitimación del sistema político
Además de los factores mencionados, ante la poca credibilidad de los partidos políticos, fortalecer la democracia representa otro gran reto para el continente. Denis Merklen, sociólogo y director del Instituto de Altos Estudios de América Latina (IHEAL) de la Universidad de la Sorbona, expresó a DW que «el principal desafío del continente es la amenaza que está viviendo la democracia como sistema político. Es una crisis muy profunda, que va más allá de América Latina, pero que se manifiesta en la región de manera muy fuerte».
Los expertos consultados creen que este fenómeno se observa claramente en las últimas 15 elecciones presidenciales, donde el oficialismo, sin importar la orientación política, fue derrotado. Para la especialista Benavides existe una «desconexión de los gobernantes con las demandas ciudadanas, lo cual se evidencia en la creciente insatisfacción de la población con los gobernantes y las instituciones, y en el voto castigo a los oficialismos».
Daniel Buquet, profesor de ciencia política de la Universidad de la República de Uruguay manifestó a DW una opinión similar: «Tenemos un desafío que no es coyuntural, que es la defensa y el mantenimiento de la democracia y, eventualmente, la mejora de la calidad de la política democrática de la región, que está sometida a permanente tensión, presión y amenaza».
Según los analistas, los escándalos de corrupción, los vínculos con el narcotráfico y acusaciones morales y penales a rivales políticos, desacreditan a la clase política y permite que surjan líderes que, en muchos casos, podrían significar un peligro para el sistema democrático. Impedir que esto ocurra, significa otro gran desafío para Latinoamérica.
«Es necesario renovar las estructuras y cuadros partidarios y, muy especialmente, revalorar y crear conciencia en la ciudadanía sobre el importante rol de los partidos políticos para el funcionamiento de la democracia en un momento donde pocos creen en ellos. De no ser así, «la crisis peruana podría estar llamada a repetirse en otros países de la región», advirtió Benavides.
El director del IHEAL, Merklen, tiene una opinión mucho más dura al respecto: «Me atrevería a decir que el problema de la representatividad es un problema menor y que la crisis que atravesamos es mucho más profunda. Las instituciones carecen de legitimidad, no solo los dirigentes o los partidos políticos. Las instituciones están siendo puestas en cuestión con mucha fuerza».
«No solo se desconfía de los políticos, también de los jueces, los médicos, los universitarios, la prensa… entonces, el problema es de una enorme complejidad y hay una gran amenaza que pesa sobre los sistemas democráticos», añadió.
La amenaza del populismo y autoritarismo
Buquet, quien también es secretario general de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP), ve con preocupación el bajo nivel de discusión de los dirigentes políticos: «Tenemos un problema serio en que el debate democrático ahora está subsumido en una discusión sobre quién es o no ladrón, pero resulta que todos los políticos tratan a sus rivales de ladrones. Eso ayuda a esta percepción ciudadana de que, efectivamente, todos los políticos son corruptos».
Por lo tanto, agregó, esto «aleja a la gente de los políticos, de los partidos, de la buena política democrática y hace que la gente diga: ‘aquí falta alguien, un líder fuerte que se haga cargo'».
Por su parte, Luna, quien se desempeña como profesor de la Universidad Católica de Chile, cree que algunos políticos buscan «competir en una lógica de corto plazo, en función de liderazgos más personalistas, con lógicas bastante oportunistas que, de alguna forma, continúan debilitando la capacidad institucional de hacer frente a los problemas de la región».
La politóloga Benavides subrayó que «el mayor riesgo de esa crisis de representación» podría abrir «una puerta directa para el surgimiento de figuras populistas y autoritarias que capitalizan el descontento ciudadano para ganar adeptos».
Los expertos temen que los métodos utilizados en países como El Salvador, por el presidente populista de derecha Nayib Bukele puedan aplicarse en otros países de la región.
Farid Kahhat, de la Universidad Católica de Perú, cree que medidas como las reformas tributarias impulsadas por los gobiernos de Chile y de Colombia, que en su opinión están al nivel de países de la OCDE, están yendo «en la dirección correcta» para intentar solucionar estos problemas estructurales.
Sin embargo, no hay mucho optimismo sobre mejoras en el continente: «No creo que haya nada específico del 2023 que se pueda hacer para revertir esta situación estructural, que requiere un trabajo sistemático durante mucho tiempo y que al tipo de liderazgo que tenemos, debido a las restricciones de corto plazo que enfrenta, le es muy difícil generar soluciones», vaticinó Luna.
«Es posible que la situación de ingobernabilidad prevalezca en países como Perú y Haití. Está por verse si la ola de regímenes híbridos que ha afectado particularmente a países de Centroamérica, como El Salvador, Guatemala y Honduras, se extiende a otras áreas», advirtió Benavides. No debería olvidarse a Nicaragua, ni a las dictaduras de Cuba y Venezuela.
Merklen, por su parte, concluye pidiendo atención a lo que sucede en Brasil: «Hay que tener un gran cuidado, hay una situación de alarma muy grande. Lo que pase con el gigante brasileño es de una crucial importancia. Si el nuevo gobierno no logra encauzar las fuerzas que contiene el país, podría tener efectos devastadores para el continente».