Una reserva natural en Mendoza que tiene paisajes de otro planeta

La Payunia tiene unos 800 volcanes entre desiertos de distintos colores, está ubicada a 150 km de Malargüe.

La Payunia tiene unos 800 volcanes entre desiertos de distintos colores, está ubicada a 150 km de Malargüe.

La Payunia es una reserva natural que se encuentra muy cerca de Malargüe, en Mendoza, y tiene paisajes deslumbrantes repletos de coloridos desiertos y volcanes que parecen salidos de otro planeta.

Este entorno natural volcánico tiene inmensos derrames de lava, escoriales, campos de rocas basálticas y conos de volcanes que le dan un aspecto muy particular.

Es uno de los campos volcánicos más extensos de Sudamérica y en su superficie se han contado unos 800 conos volcánicos.

La Reserva fue creada en 1982 y cubre una superficie de 450.000 hectáreas de los campos volcánicos. Abarca los volcanes Payún Liso, Payún Matrú, Morado y Santa María, entre otros.

Visitar este lugar es conectarse con la particular flora y fauna del lugar, escenario perfecto para hacer observación de aves.

Entre los animales que habitan esta zona hay una población de unos diez mil guanacos, lagartijas endémicas y dos especies de puma.

CÓMO VISITAR LA PAYUNIA
La mejor época para agendar este viaje es de octubre a mayo, ya que en invierno hace mucho frío y la nieve puede impedir el acceso.

Se ingresa únicamente con guía habilitado, que puede contratarse de forma particular en cualquier agencia de turismo.

En esta excursión se recorren los caminos internos de la reserva con diferentes paradas como Pampa Negra, una gran llanura de color negro producto de erupciones volcánicas; el Volcán Morado, donde se hace una caminata corta hasta el cráter; el Campo de Bombas y el cono La Herradura, un campo de bombas piroclásticas lanzadas por una erupción.

Otra de las cosas que se pueden ver son los volcanes Payún Matrú y Payún Liso. Este último, de 3680 metros, es el más elevado de la región.

Con un poco de suerte también se podrán divisar algunos animales de la región como guanacos, choiques y piches.

Muy cerca de la reserva se hace una parada obligada en el lugar conocido como “La pasarela”, un antiguo tramo de la RN 40 donde se puede ver cómo el agua erosionó una colada volcánica y formó un pequeño y profundo cañadón.

Fuente: Los Andes