Inflación: los rosarinos «estiran el sueldo como chicle» para llegar a fin de mes

Los días de carritos llenos, compras grandes y "gustitos" quedaron atrás. Cuáles son los trucos más usados para intentar ganarle a la inflación

Los días de carritos llenos, compras grandes y «gustitos» quedaron atrás. Cuáles son los trucos más usados para intentar ganarle a la inflación

Que la inflación no da tregua, no es novedad. Tras el salto de abril del 8,4% y de marzo del 7,7%, el índice nacional de precios al consumidor (IPC) del Indec podría encontrar un nuevo piso en mayo. En el último mes se sintió de lleno el impacto de la corrida cambiaria que disparó los dólares paralelos y aceleró la devaluación del tipo de cambio oficial.

«Estiro el sueldo como chicle y espero que no se corte», dice una mujer a La Capital mientras recorre las góndolas de un supermercado céntrico. «Compro carne picada para hacer albóndigas y que me rinda más, los budines los hago yo para tener algo dulce. Todo hay que estirarlo porque la inflación es galopante. Recorté muchísimos gastos», cuenta. Cada vez son más los rosarinos que caminan en busca de rebajas y hacen malabares para llegar a fin de mes.

Todos coinciden: no compran si los productos no están en oferta, usan Billetera Santa Fe y las primeras marcas ya quedaron atrás.

Los días de carritos llenos y compras grandes a principio de mes parecen haber quedado atrás. Son pocos los que cobran y pueden darse ese lujo. En una recorrida por supermercados del centro de la ciudad, este diario pudo comprobar que la mayoría compra escasos productos y recorre los comercios cercanos a sus trabajos o sus casas en búsqueda del mejor precio.

Con un papel en la mano, un matrimonio de jubilados pasea por las góndolas eligiendo lo justo y necesario. Una lista para productos de limpieza y otra para alimentos, los «gustitos» quedaron reservados para ocasiones especiales y cada vez cuesta más llegar a fin de mes. «Algunas veces llevamos segundas marcas, otras veces lo que hay. Está complicado, muy complicado llegar a fin de mes. Mi señora está buscando y revisando a ver qué podemos comprar. Ya no se compra como antes y menos siendo jubilado», analiza el hombre.
Otra pareja, también de jubilados, opina que «la única forma de llegar a fin de mes es buscando siempre lo más barato». «Generalmente, cuando cobramos la jubilación gastamos una buena parte en comida y alcanza para 20 días. Vamos bajando la calidad para poder conseguir precios», agregan.

Por su parte, una joven y su novio confiesa que su estrategia es «hacer la compra en un pago con la tarjeta de crédito para pagarla al mes siguiente y ganarle a la inflación». «Si podemos, ponemos la plata en un plazo fijo o fondo común de inversión para que nos genere un poco de interés y el mes siguiente usamos esa plata para pagar la tarjeta», detallan.

Quienes trabajan en las cajas aseguran que Billetera Santa Fe es el método de pago más utilizado. El programa del gobierno provincial posibilita un reintegro de 5 mil pesos mensuales por cada cuenta. También están los que eligen comprar con más de un medio de pago y reparten el monto entre las tarjetas. «Todos siempre se sorprenden por los precios», afirman, pero una vez que llegan las listas actualizadas, no queda otra que trasladarlos a las góndolas.

Una madre camina entre las variadas opciones de galletitas dulces, acompañada por sus dos hijas. «¿Cómo le digo que no a un alfajor o a una galletita?», se pregunta y apuntó que en su casa «se hace una compra semanal y siempre se mira lo más económico». A veces se complica explicarles a los más chicos cuál es el contexto económico y por qué hay ciertas cosas a las que ya no se puede acceder.

Además de la fuerte suba en el precio de los alimentos, el costo de la tarifa de taxis también juega en contra de las grandes compras. Una mujer mayor narra que hace compras más chicas porque «ya no puede llevarlas en taxi» y no cuenta con movilidad propia. En su condición, el transporte público de pasajeros no es una opción. Además de buscar alternativas a las marcas líderes, sostiene que también compra «envases más chicos» para ahorrar.

No alcanza para nadie
Matrimonios, familias, personas solas, grandes y chicos. La sensación que sobrevuela los supermercados de la ciudad es la misma: la de desazón. La caída del poder adquisitivo impacta día tras día en los bolsillos de los rosarinos y cada vez queda menos por recortar. Ya no restan muchos gastos por suprimir ni trucos de ahorro para cuidar la billetera. Si la escalada inflacionaria no cesa, los alimentos y bebidas se seguirán llevando gran parte del sueldo.

Los sectores de ingresos más bajos están desprotegidos contra el alza de precios porque suelen tener empleos informales, que no están amparados por las paritarias, la herramienta que se utiliza para resguardar a la población contra la inflación. Según el Indec, el 35,5% de la fuerza laboral del país son trabajadores no registrados. Tampoco tienen paritarias los cuentapropistas, el sector económico que más creció en los últimos años.

Estar registrado o «en blanco», no garantiza la protección contra la inflación. El salario mínimo en abril fue de 80.342 pesos al mes, es uno de los más bajos en dólares de Sudamérica y apenas alcanza para cubrir los gastos mínimos de una familia. La canasta básica de abril (que contempla los insumos que necesitan dos adultos y dos niños) fue de 191.228 pesos, es decir, más de dos salarios mínimos.

Fuente: La Capital