Neuquén: Cada vez más gente con empleo formal acude a los comedores comunitarios

En los últimos meses se incrementó la cantidad de personas que, a pesar de tener trabajo, necesitan de la asistencia de estos espacios.

En los últimos meses se incrementó la cantidad de personas que, a pesar de tener trabajo, necesitan de la asistencia de estos espacios.

Con una inflación que en lo que va del año aumentó más del 50 por ciento y en los últimos doce meses superó el 110 por ciento, y con una realidad que refleja que con menos de 260 mil pesos una familia es pobre y si no supera los 117 mil pesos de ingreso vive en la indigencia, cada vez más gente con empleo formal se acerca a los comedores desplegados en la ciudad de Neuquén y localidades cercanas para pedir un plato de comida.

Así lo confirmaron a LMNeuquén, referentes de organizaciones sociales, quienes señalaron que «ya no solo atendemos a niños y niñas y adultos mayores, ahora comenzaron a llegar los integrantes de las familias que a pesar de que tienen un trabajo en blanco no les alcanza para cubrir los gastos destinados a la comida».

Desde la organización social Libres del Sur, que tiene distribuidos comedores y merenderos en distintos barrios de la ciudad de Neuquén y en localidades como Centenario, Vista Alegre, Plottier y San Patricio del Chañar, aseguraron que «se ha incrementado fuertemente» la demanda de personas que se acercan para cubrir sus necesidades alimentarias.

«Siguen llegando familias enteras a los comedores para garantizarse aunque sea una de las comidas del día», describieron. A esto se suma una particularidad que, según explicaron, no se veía anteriormente: «muchas de estas personas tienen un trabajo formal, en blanco, pero igual se acercan en busca de comida para la familia; como también quienes han conseguido alguna changa o algún empleo informal».

La alta demanda obligó a esta organización a poner en marcha nuevos comedores y merenderos con lo que ya suman 46 distribuidores en las ciudades mencionadas.

Fabio Escobar, referente de los comedores de la organización que están ubicados en Centenario Vista Alegre y Chañar, que denominan «corredor petrolero», comentó que hacia fines del verano comenzaron a observar con sorpresa que personas con un empleo formal se acercaban a estos espacios en busca de asistencia alimentaria. «El detonante de esta situación comenzó el fin de semana largo del 1 de mayo. Fue tremendo», afirmó Escobar. «Veníamos anticipando que la inflación iba a generar la perdida del poder adquisitivo porque acá los primeros días del mes la gente tiene para comer pero después se van quedando sin dinero y para las últimas semanas del mes se incrementa la cantidad de personas que llegan a nuestros comedores», describió.

Comentó que entre las personas que buscan un plato de comida en los comedores de la organización «hay gente con un trabajo formal que gana 120.000 pesos o más y empleados de comercios o tiendas que tienen sueldos de 100 mil pesos». Afirmó que unas 60 personas por día asiste a cada uno de los 25 comedores y merenderos distribuidos en Centenario, Vista Alegre y Chañar.

«En la provincia, como ocurre en el resto del país, el hambre crece de la mano de la inflación, el ajuste y la recesión económica. Sumado a las bajas temperaturas que afrontamos, la calidad de vida que sobrellevan miles de neuquinos genera una realidad social que tornan insostenible la realidad de vida de todos», explicó. Por ello, hace unas semanas atrás bajo la consigna «Que en ningún lugar falte comida» organizaron ollas populares en el barrio Eluney de Centenario, en Barrio de la Costa en San Patricio del Chañar y en Vista Alegre Norte. «El objetivo de estas ollas populares fue hacer frente a esta crisis alimentaria e incomprensible que han generado las decisiones políticas en la región económica más poderosa del país», expresó.

Según un informe realizado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política (Isepci) el 56,8 por ciento de quienes acuden a los comedores comunitarios tiene vivienda propia y el 38,9 por ciento padece de hacinamiento crítico, es decir que viven tres o más personas por cuarto sin contar baño y cocina.

El relevamiento se hizo en más de 600 hogares de la provincia y se entrevistó a más de 31.500 personas. Del total del universo relevado un 73,4 por ciento recibe asistencia social de al menos un programa y el 95 por ciento está bajo la línea de pobreza.

La única comida del día
Eva, quien trabaja en el comedor ubicado en el barrio La Estrella, comentó que 40 familias son las que asisten tres veces por semana en busca de un plato de comida, cifra que se incrementó como consecuencia de la crisis económica. La mujer que hace más de dos años asiste a las familias de ese sector de la ciudad precisó que «son los hijos de las personas que tienen trabajo» quienes se acercan al comedor para buscar la porción de comida.

«Es que el dinero no les alcanza para el alquiler o para comprar comida, y mientras ellos trabajan sus hijos que están solos en la casa vienen al comedor a buscar comida». Sin embargo, la mayoría de las personas que acuden al comedor son adultos «que están sin un trabajo o realizan changas, y en muchos casos la comida que le damos es la única que tienen en el día».

Eva explicó que abren el comedor los lunes, miércoles y viernes a las 8 para empezar a preparar la comida que entregan entre las 11.30 y 12.30. «Tenemos un listado de personas que vamos llamando para que vengan a retirar las porciones. A veces, cuando nos falta mercadería, ya sea verduras o pollo, reducimos la cantidad de porciones para cada familia para que alcance para todos», expresó.

Por último, destacó que las familias que actualmente tienen un trabajo y no necesitan la ayuda del comedor «nos avisa para que esa porción que estaba destinada a ellos se la podamos entregar a otra familia que estaba anotada y estén pasando necesidades».

Asegurarse un plato de comida
Nadia hace siete años que lleva adelante, junto a otras cuatro compañeras, el comedor y merendero en la Toma Pacífica donde por día asisten a más de 40 familias.

La mujer cuenta que ya a las 10 de la mañana se empieza a acercar algún integrante de la familia para buscar su vianda con comida para afrontar el almuerzo. “Arrancamos a las 7.30 para preparar la comida del día y ya a las 10 empiezan a llegar para tener asegurado su plato de comida”, comenta Nadia. Resaltó que además de adultos mayores, personas sin empleo y niños “desde hace tres o cuatro meses son muchas las personas que a pesar de tener un empleo formal también vienen para que las asistamos con comida”. “Es algo que no veíamos antes, y nos dicen que el dinero no les alcanza”, explica.

Comenta que luego de entregar las viandas con comida “algunas personas se dan una vuelta por si nos sobró algo”. “Estamos viendo que cada día que pasa la gente tiene mucha más necesidad”, agrega. Por otra parte, señala que también se incrementó la cantidad de personas que se encuentran en situacón de calle que llega al comedor. “Los domingos no abrimos y a pesar de ello algunos pasan y nos tocan la puerta para ver si les podemos dar un paquete de fideos o arroz”, afirma.

Fuente: La Mañana Neuquén