La caída en picada de Jair Bolsonaro
El bolsonarista Tarcísio de Freitas, gobernador de San Pablo, desoyó la orden de su jefe y votó la ley impositiva impulsada por Lula.
11/07/2023 EL MUNDOEl bolsonarista Tarcísio de Freitas, gobernador de San Pablo, desoyó la orden de su jefe y votó la ley impositiva impulsada por Lula.
Por Darío Pignotti
¿Se esfuma el poder de Jair Messias Bolsonaro? En el lapso de una semana, el político más popular de la ultraderecha latinoamericana, en quien muchos vieron al sucesor de Donald Trump, fue inhabilitado por la justicia para participar en las elecciones presidenciales de 2026 y 2030 y el viernes pasado no fue capaz de neutralizar la insubordinación de algunos de sus principales aliados.
Insurrección paulista
El bolsonarista Tarcísio de Freitas, gobernador de San Pablo, desafió a su padrino anunciando el apoyo al proyecto de reforma tributaria respaldado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Avalar esa iniciativa es cosa de «comunistas» y no de alguien que esté compenetrado con la defensa de la «patria y la familia», lo amenazó Bolsonaro.
En lugar de amedrentarse frente a las advertencias de su mentor político, el gobernador de la provincia más rica y poblada del país optó por viajar a Brasilia donde se tomó una foto sonriente junto al más que agradecido ministro de Hacienda, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), uno de los principales impulsores del proyecto.
Hay que votar en contra de todo lo que venga del PT y si Tarcísio de Freitas hace un guiño al oficialismo, es porque es un político inexperto, planteó el ex presidente en reuniones con los dirigentes de su agrupación, el Parido Liberal (PL).
Su prédica no tuvo mucho eco ya que el 20 por ciento de la bancada del PL, la más fuerte en diputados con 99 miembros, respaldó la iniciativa bendecida por Lula.
Lula conmemora
La aprobación de la reforma tributaria por amplia mayoría de 382 contra 118 votos fue considerada una victoria «histórica» por parte de Lula, ya que además de sumar 20 legisladores del PL, contó con el apoyo del bolsonarista Arthur Lira, el todopoderoso jefe de la Cámara baja.
Sospechado a partir de indicios consistentes de lavado de dinero y corrupción multimillonaria, Lira fue un guardián de los intereses del Palacio del Planalto entre 2019 y 2022, cuando facilitó la aprobación de casi todos los proyectos oficialistas y obstruyó más de 120 pedidos de impeachment contra el entonces mandatario.
En la madrugada del viernes Lira declaró ante el Plenario haber dado su voto a Bolsonaro en las presidenciales del año pasado vencidas por Lula y le recomendó a su antiguo candidato dejar atrás el discurso «radical» del que el «pueblo brasileño» ya está harto.
Reforma tributaria
La reforma aprobada en Diputados que puso en evidencia la soledad del excapitán del Ejército, reduce el actual número de tributos aportando racionalidad al sistema, además de acabar con los intersticios legales aprovechados por los grandes evasores.
De todos modos no gravará a la renta, ni a los dividendos financieros ni afecta a las herencias millonaria, temas que el gobierno promete tratar en el futuro a través de otro proyecto. Dicho de otra forma, la ley representa un avance sin llegar a ser una reforma que merezca ser considerada progresiva en términos de justicia tributaria , y mucho menos «comunista» según el prisma bolsonarista.
Frente amplio
El propio Lula, que este sábado defendió la integración con Colombia al ser recibido por su colega Gustavo Petro en la región amazónica, aceptó que la ley impositiva no es el proyecto de sus sueños pero sí el que pudo consensuarse con partidos del campo conservador y conquistar la simpatía de la Federación Brasileña de Bancos, la Federación de Industrias de San Pablo y Confederación Nacional de la Industria.
Ese conjunto de fuerzas políticas y corporativas, incluyendo los medios de comunicación dominantes unidos detrás de esta reforma, recrea en cierto modo el «frente amplio» con el cual Lula se impuso por estrecho margen en el ballotage del 30 de octubre del año pasado.
Se trata de una coalición extensa con algunos socios de baja o ninguna confiabilidad, como el jefe de Diputados Arthur Lira y varios dirigentes derechistas ávidos de cargos en el gabinete, pero dotada de una virtud nada despreciable en el corto plazo: aísla a la ultraderecha referenciada en Bolsonaro, el casi seguro responsable del intento de golpe de Estado del 8 de enero pasado cuando fueron invadidos los palacios de la Presidencia, el Parlamento y el Supremo Tribunal Federal.
Inspirado en Biden
Advertido del desgaste de su enemigo, Lula recordó como al pasar una conversación con Joe Biden en la que el mandatario estadounidense le confirmó que buscará un segundo gobierno el año que viene. La decisión de Biden fue una «inspiración para mí», dijo Lula anunciando su posible candidatura a un cuarto mandato en 2026. Biden tiene «80 años y yo 77, entonces sigo en carrera», razonó el jefe petista que tiempo atrás había descartado volver a postularse.
La contracara de un Lula con el control de la iniciativa politica e insinuando ser candidato dentro de tres años, está expresada en las actitudes erráticas de Bolsonaro. El capitán parece haber perdido la brújula. En las últimas semanas pasó de un silencio respetuoso frente al Tribunal Superior Electoral, a virar hacia acusaciones duras lanzadas contra los jueces de esa corte cuando lo inhabilitaron para presentarse en las elecciones de 2026 y 2030. «Recibí una puñalada por la espalda», se victimizó.
En esos mismos días, un sitio web de la Policía Caminera Federal y otro de la Policía Federal postearon mensajes simpáticos hacia el exgobernante, quien seguramente aún tiene respaldo entre las fuerzas de seguridad. Finalmente fue divulgada una llamativa foto suya con el torso desnudo, dejando ver una amplia cicatriz de la cirugía que le realizaron en 2018 cuando fue acuchillado en plena campaña electoral.
Partido Liberal
Según trascendidos, los dirigentes del PL se disgustaron con la foto de la cicatriz, así como con las actitudes descontroladas del exgobernante. El titular de esa agrupación, Valdemar da Costa Neto, no pareció estar contrariado cuando su correligionario fue condenado por la corte electoral. Algunos dicen que Costa Neto desearía que Michelle Bolsonaro se postule a la presidencia en 2026.
De todos modos, el jefe del PL ha manifestado lealtad hacia el expresidente a quien elogió como un «elector de lujo» con el cual espera contar para las elecciones municipales del año que viene, en las que Lula medirá su popularidad. Sucede que, a pesar de sus desventuras, Bolsonaro sigue siendo un político con gran caudal de votos de los que nadie puede prescindir en la derecha, los cuales podrán ser transferidos el año próximo y en las presidenciales de 2026.
Partido Militar
Desde la nominación del general Tomás Paiva como nuevo comandante del Ejército, a raíz de la remoción de su antecesor Julio César Arruda por su presunta complicidad ante el alzamiento golpista de enero, el «Partido Militar» se ha comportado con actitud republicana, sin pronunciarse sobre asuntos políticos y exhibiendo una posición profesional.
Esto fue ratificado por la discreción puesta de manifiesto ante las frecuentes citaciones de Bolsonaro para declarar ante la Policía Federal en causas que van desde la apropiación de joyas árabes a la adulteración del certificado de vacunación contra el Covid-19 para poder ingresar en EE.UU. Esta conducta pulcra no debiera llevar a la conclusión de que los militares devinieron en demócratas. Antes bien, esto demuestra que son concientes del desgaste sufrido por la institución a raíz del golpe fallido y de la conveniencia de mantener un perfil bajo, a cambio de lo cual el Supremo Tribunal Federal evitaría procesar y condenar a los generales envueltos en la conjura. Todo indica que, a pesar del desgaste de Bolsonaro, el jefe de la extrema derecha sigue contando con simpatías en las filas castrenses, lo que no significa un automático apoyo a sus propuestas locuaces. Y mucho menos que el Partido Militar, donde Lula sigue siendo visto con recelo, esté dispuesto a inmolarse por el excapitán.