El paro en Rosario: fuerte demostración en la calle contra el gobierno de Milei
Una multitud convergió, desde distintos puntos, en el Monumento. Un llamado de atención a la política
25/01/2024 MUNICIPIOSUna multitud convergió, desde distintos puntos, en el Monumento. Un llamado de atención a la política
“Los sindicatos son la última valla de contención contra el proyecto del gobierno, si cede todo va a ser peor para los trabajadores y el país”. El secretario general del sindicato municipal, Antonio Ratner, hizo una síntesis ajustada del espíritu que guío la enorme movilización de obreros, estudiantes, profesionales, artistas, científicos, empresarios, inquilinos y jubilados que le puso el sello rosarino al paro nacional convocado por la CGT. Más de 80 mil personas rodearon el Monumento a la Bandera para protestar contra el DNU y el proyecto de ley ómnibus que impulsa el presidente Javier Milei. Textos que, entre sus objetivos principales, contemplan la demolición del sistema de protección laboral y social consagrado en el artículo 14 bis de la Constitución nacional. La calle, en su forma multisectorial, le mandó un fuerte mensaje a la política, hoy enfrascada en las negociaciones del Congreso.
Martín Lucero, titular del gremio de los docentes particulares (Sadop), lo expuso así: “La jornada de protesta sirve para definir quién está de cada lado, es un llamado para los políticos que balconean para ver cómo se posicionan”.
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Varios son los destinatarios de ese dardo. Uno fue el gobernador Maximiliano Pullaro, que así como se mostró activo durante la semana peleando para que no se aumenten las retenciones a la exportación, también se acercó a la postura del gobierno nacional para cuestionar la oportunidad del paro.
“El gobernador dice lo que le dice el presidente Milei con la idea de ganar algún descuento en las retenciones, que son un tema importante pero más urgente es la crisis que pasan los trabajadores de su provincia”, retrucó Edgardo Arrieta, titular del gremio local de Dragado y Balizamiento y de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (Catt).
Los dirigentes del Movimiento Sindical Rosarino, del Movimiento Obrero Rosarino, de la Multisectorial 21 F y de las CTA realizaron en rueda de prensa una evaluación del paro, bajo la sombra del edificio del correo. Mientras tanto, en un mediodía ardiente, las columnas de manifestantes, presas de su propia multitud, avanzaban con freno de mano desde la plaza 25 de Mayo hasta rodear el Monumento.
En el patio interior, los gremios nucleados en la CGT Rosario se habían apostado desde temprano para escuchar la lectura del documento consensuado entre todas las organizaciones convocantes. Con laboriosidad, los distintos espacios sindicales articularon una movilización conjunta, aunque no revuelta.
La marcha de las marchas
A media mañana, el sindicato de recolectores de residuos, junto a la Catt, concentraron en avenida Pellegrini y Corrientes, desde donde marcharon hasta la plaza acompañados por varias decenas de camiones. En ese punto, Marcelo Andrada, secretario general del gremio, dio las primeras impresiones. “Este gobierno nacional vino con todo contra los trabajadores pero no nos van a sacar de la calle, nacimos con el MTA luchando en la calle en los 90 para defender nuestros derechos y no nos van a amedrentar, si este gobierno no cambió seguramente vendrán más paros”, advirtió.
A unas cuadras de allí, en Plaza Sarmiento, la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep), el Movimiento Evita y otras agrupaciones y organizaciones sociales, se desplegaba sobre San Luis, para enfilar al Monumento. “El pueblo argentino sabe luchar por sus conquistas, si el gobierno nacional sigue yendo contra sus derechos, la movilización en la calle va a seguir y va a crecer, esto no es para destituir a nadie, es para que escuchen”, señaló la diputada provincial Lucila Del Ponti, una de las referentes de la columna.
Las columnas de gremios y las de distintos colectivos sociales se fueron acoplando en la calle. Desde plaza Montenegro partieron los trabajadores de la cultura, con una movilización de magnitud. Desde plaza San Martín, y por San Lorenzo, la CTA-A, los estatales de ATE, los docentes de Amsafé y partidos de izquierda ocuparon varias cuadras. “A la madrugada se consolidó el acuerdo de parte de los radicales y el bloque de Pichetto con los liberales para que haya dictamen de comisión y se pueda tratar la ley ómnibus, es un verdadero escándalo que tiene entre sus principales atacados a los jubilados”, dijo Octavio Crivaro, dirigente del PTS y trabajador de la Ansés, mientras marchaba.
Casi a la misma hora, de Corrientes y Urquiza partió hacia la peatonal una gruesa movilización de la Asociación de Empleados de Comercio (AEC). Al frente, Luis Batistelli, secretario general de los mercantiles, enfatizó: “Este paro es una obligación para con los trabajadores y jubilados, que son los primeros agredidos por el plan de Milei y están atravesando una situación gravísima”. Y advirtió: “La casta que se llevó 400 mil millones de dólares del país ahora tomó el gobierno y va por los fondos previsionales”.
En su recorrido, se encontraron con los trabajadores bancarios, que se citaron en la sede del Banco Nación, en el cruce las peatonales. La lucha contra el intento de privatización de la principal entidad financiera del país fue su consigna de batalla. “No nos van a sacar de la calle hasta que nos escuchen”, aseguró Analía Ratner, titular de la seccional rosarina del sindicato, mientras avanzaban hacia la plaza.
El paro nacional se jugó en las fábricas, en los puertos, que estuvieron paralizados, y en múltiples actividades de producción y servicios. En la calle, convivían locales cerrados y abiertos, algunos que bajaban las persianas al paso de los manifestantes. Pero no hubo roces ni conflictos. El foco estuvo puesto en la concentración y los parroquianos de los bares abiertos tuvieron vista preferencial al paso de los manifestantes, en medio de un ambiente de tranquilidad.
En la plaza 25 de mayo, una multitud cruzada por todas las edades y sectores, encolumnados bajo sus trapos o sueltos, se plantaba en la calle, una vez más, frente a un gobierno que no perdió un minuto en pulverizar el salario, impulsar despidos y atacar de frente al sistema vigente de protección de derechos de los trabajadores. Y que con casi mil artículos entre el megadecreto y la ley ómnibus madura un remate de bienes públicos, un manotazo al fondo de la Ansés y una dura venganza patronal. Como indicó Lucero, de Sadop: “El paro fue temprano porque la agresión fue muy rápida, en cuarenta años de democracia nunca se vio un ataque tan fuerte y decidido”.