Preocupa el aumento de personas que viven de la basura en zonas urbanas en Mendoza
Cada día más mendocinos revisan desechos en las calles, planteando preguntas sobre pobreza, indigencia y la gestión municipal de residuos.
16/01/2025 MUNICIPIOSCada día más mendocinos revisan desechos en las calles, planteando preguntas sobre pobreza, indigencia y la gestión municipal de residuos.
En el último tiempo, Mendoza ha sido testigo de un incremento notable en el número de personas que, en situación de indigencia, recurren a hurgar en las bolsas de basura en busca de alimentos y materiales reciclables como cartón y vidrios, que luego venden para subsistir.
Hoy por hoy son cada vez más las personas que en situación de vulnerabilidad recorren la ciudad en busca de restos de comida y materiales reciclables que puedan vender para subsistir.
Este fenómeno no solo expone la precariedad de muchas familias, sino que también plantea preguntas urgentes sobre la gestión de residuos, la responsabilidad municipal y el impacto social de la pobreza.
Impacto en la comunidad y el medio ambiente
La indigencia en Mendoza se ha convertido en un problema visible en las calles de los distintos municipios. Muchas personas, desde adultos hasta niños, son vistos buscando en la basura a diario.
Además, la imagen de Mendoza se ve empañada por el desecho y la basura rota en lugares públicos. Esto no solo afecta la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también plantea desafíos significativos a los servicios municipales encargados de la recolección y disposición de residuos.
Esta presencia de personas hurgando en la basura no solo refleja una problemática social, sino que también genera inconvenientes en la higiene urbana. Vecinos de distintos barrios han expresado su preocupación por la rotura de bolsas de residuos, lo que provoca la dispersión de desechos en las calles y atrae a animales callejeros, incrementando el riesgo de enfermedades y afectando la calidad de vida en la comunidad.
En muchas ocasiones los vecinos ya no saben en qué horario sacar los residuos para que pase el menor tiempo posible entre que los dejan en el canasto de la calle y pasa el camión recolector, ya que si este tiempo es más prolongado, muy probablemente alguna persona rompa las bolsas para buscar algo que le sea de utilidad.
Esta problemática tiene diferentes aristas según cada municipio. Desde Guaymallén, por ejemplo, señalan que, aunque no cuentan con estadísticas precisas sobre la cantidad de personas que hurgan en residuos, trabajan activamente en la integración de recuperadores urbanos a través de programas como el del Centro Verde municipal y los puntos verdes móviles, en los que colabora la Cooperativa Grilli, conformada por ex recuperadores informales. Este modelo, que califican como “exitoso y en crecimiento”, busca ofrecer una alternativa digna y sostenible.
Guaymallén se mueve en busca de soluciones
En entrevista con Juan Correa, Director de Ambiente y Energía de la Municipalidad de Guaymallén, se destacaron las acciones que este municipio está llevando a cabo para enfrentar esta realidad.
“Hoy contamos con 54 recuperadores activos que procesan alrededor de 110 toneladas de materiales reciclables al mes,” detalló Correa. Además, el municipio ha establecido 77 rutas diferenciadas para la recolección de reciclables, lo que permite a los recuperadores trabajar de manera organizada. Este sistema no solo mejora sus condiciones laborales, sino que también incrementa su poder de negociación al vender materiales clasificados, duplicando en muchos casos los ingresos que obtendrían en comercializaciones informales.
Otro aspecto clave es la colaboración con grandes generadores de residuos, como supermercados y zonas industriales. “El municipio no comercializa los materiales directamente; actúa como nexo para facilitar la inclusión de los recuperadores y garantizar un sistema sostenible,” explicó Correa.
La realidad económica y social tras el reciclaje
Correa también reflexionó sobre cómo las crisis económicas incrementan el número de personas que dependen de esta actividad. “Donde antes veías a una persona reciclando, ahora ves a tres familias. Es una situación compleja que requiere medidas integrales,” afirmó. La inclusión social no se limita a mejorar los ingresos, sino que también busca impactar positivamente en aspectos como la salud, la educación y la vivienda de los recuperadores.
Educación y concientización como pilares
La comunicación con los vecinos también juega un rol fundamental. “Es necesario que los ciudadanos comprendan la importancia de separar los residuos en origen y de coordinar con los servicios de recolección para evitar problemas de higiene,” subrayó Correa. Además, la municipalidad ofrece información actualizada sobre los puntos de reciclaje en el sitio web de la municipalidad.
La creciente presencia de personas que buscan sustento en la basura en Mendoza es un reflejo de una crisis social y económica que requiere abordar esta problemática desde sus múltiples aristas para mejorar la calidad de vida de quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad y garantizar la higiene y salubridad en la ciudad.