México, el gran objetivo

Hay que poner “pausa” en las sonrisas de Claudia y Justin y retroceder rápidamente hacia casi cualquier acto importante durante la campaña del magnate neoyorquino.

La presidente de México, Claudia Sheinbaum y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau sonrieron satisfechos por haber ganado una de las batallas arancelarias que echó a rodar el presidente Donald Trump sobre lo que los Estados Unidos reclaman en las fronteras norte y sur respecto de los migrantes y el tráfico de drogas ilegales, sobre todo, el fentanilo. ¿Una gran victoria sobre el gigante americano o un pagaré con la palabra “tiempo”?

Hay que poner “pausa” en las sonrisas de Claudia y Justin y retroceder rápidamente hacia casi cualquier acto importante durante la campaña del magnate neoyorquino.

Detrás del “MAGA” había algunas promesas clave para la gestión que proponía: achicar hasta hacer desaparecer la migración ilegal y librar una guerra total contra la droga que cuesta miles de vidas diarias en las calles de los Estados Unidos, el fentanilo. Luego se sumaba el enfrentamiento a China y la promesa de hacer a América grande otra vez.

Por la insatisfacción de los reportes recibidos, el flamante presidente Trump la informó a México y a Canadá que comenzarían a regir aranceles del 25 por ciento para todos los productos importados de estos países, lo que provocaría graves problemas económicos a los tres países involucrados pero que, en el caso de México, la situación sería mucho más grave aún.

Sheinbaum aguardó paciente la fecha de la amenaza atada al consejo de “cabeza fría” y valorando la opción del diálogo para poder superar la crisis. Con su estilo pausado, sus trajes tejidos, pulover de cuello redondo y el pelo peinado tenso hacia atrás; siempre consideró que se podía salir bien ante las amenazas del esposo de Melania.

Finalmente pudo sonreír y anunciar que enviaría 10.000 soldados a reforzar las fronteras y que levantaba cualquier restricción al retorno de compatriotas. A cambio los Estados Unidos se comprometía a revisar el tráfico ilegal de armas de gran calibre hacia México.

Ese mismo lunes, un poco más tarde, en Canadá se aplaudía un acuerdo parecido. Ambos gobiernos celebraron los 28 días ganados. Hay más tiempo para negociar.

Trump ¿derrotado? Aunque no hay foto del momento casi con seguridad es que también sonrió satisfecho. Fiel a su promesa de campaña aseguró el cierre de la frontera sur con el despliegue militar mexicano, además de las fuerzas propias sin siquiera un reproche de los sectores más extremos del país azteca.

Además Sheinbaum abrió 11 puntos oficiales de repatricación y 9 centro de atención distribuidos a lo largo de la frontera. Además de asegurar alimento y vestido para los recién llegados dispuso 189 colectivos para el traslado de los migrantes hacia sus ciudades de origen.

También creó la tarjeta “Bienestar Paisano” con 2.000 pesos (unos 100 dólares) disponibles para los gastos inmediatos. Todo dentro del programa denominado “México te abraza”.

En la doble lucha contra el ingreso ilegal a los Estados Unidos y el tráfico de fentanilo, Trump logró que mejore la situación con un par de amenazas y sin aumentar el gasto propio.

Pero también deberá recoger el guante que le asestó Sheinbaum el criticar a las autoridades norteamericanas sobre la poca empatía ante la tragedia que se vive en las calles de las grandes ciudades con los “zombies” que consumen la droga de moda y la baja lucha para los carteles y organizaciones que se desarrollan hasta llegar hasta el último rincón y el último pueblo en los EE.UU.

Porque, además, luego ese dinero termina siendo transformado en grandes inversiones que de algún lado salen y que estan manchadas con la sangre de miles de personas.

Y el otro efecto no deseado es el incremento del racismo y la eventual persecución de quienes viven y trabajan en los Estados Unidos pero no nacieron en ese país. Como ocurrió con los padres de la patria y con los que desarrollaron a América del Norte, todos ellos inmigrantes.

Las actitudes xenófobas comienzan a detectarse en algunos estados como el caso de Misuri y Misisipi en el que algunos legisladores le pusieron precio a los ilegales: mil dólares por el dato preciso que permita la detención y su deportación.

En Misisipi la iniciativa de los republicanos se frenó pero en Misuri avanzó hasta habilitar el debate. Un germen de violencia peligroso y que Donald no tuvo en cuenta.

Guillermo Dozo

Fuente: El Litoral