Rivadavia; Mendoza: «Cura influencer» prepara 1.500 porciones semanales y la demanda no para de crecer; llegan niños descalzos»
El padre Dany, el cura de Rivadavia, y un entusiasta grupo de feligreces, cocinan y visitan a sus vecinos, tratando de ganarle al hambre. Piden colaboración.
01/07/2025 MUNICIPIOSEl padre Dany, el cura de Rivadavia, y un entusiasta grupo de feligreces, cocinan y visitan a sus vecinos, tratando de ganarle al hambre. Piden colaboración.
Fueron 1.500 porciones esta semana, pero ya el cura y su gente están tratando que sean más, porque el hambre en Rivadavia «ha aumentado en, por lo menos, un 20%» y la situación de las familias carenciadas es cada vez más preocupante, dice el sacerdote Alberto Daniel Caballero, más conocido como el padre Dany.
«Esta semana se hicieron 6 ollas, pero necesitamos que la semana que viene sean al menos 7, porque la necesidad es mucha», dijo el religioso, que tiene junto a él a un grupo numeroso y enérgico de feligreses que, todas las semanas, reúne ingredientes, cocina y reparte porciones de suculentos guisos en los barrios más carenciados de Rivadavia.
Por ahora el grupo ha cocinado en la casa de alguna familia del grupo, pero «han venido boletas de luz de 600.000 pesos porque guardamos los alimentos en freezer y heladeras y ya no podemos sostener eso, así que estamos por terminar el equipamiento de un espacio en la parroquia, para cocinar y hacer todo desde ahí», contó Dany, quien es popular en las redes por sus constantes posteos mostrando su actividad pastoral diaria, pasando recetas de cocina y hasta andando en patineta.
El religioso contó que «hace mucho estamos con la olla, pero esto creció considerablemente cuando se sumó la gente de Emaús (movimiento solidario católico) y pudimos comenzar a repartir unas 600 raciones y así fuimos creciendo. Este martes (día de visita a los barrios cargando las ollas) repartimos 1.500 porciones».
Cada vez que hay reparto en los barrios, el cura y su gente regresan satisfechos pero cada vez más preocupados. El hambre y las necesidades son cada vez mayores y más evidentes. «Cada vez más niños descalzos, aún con este frío», relata el sacerdote después de la última salida. «Se los relevamientos que se han hecho, la pobreza, la indigencia y marginalidad han crecido un 20 % de la pandemia a la actualidad», dice Dany. «Más allá de la solidaridad, es necesario un Estado presente, con políticas concretas».
El cura sostiene que «es necesario un trabajo en red, coordinar la ayuda y hacer planes estratégicos, pensados, a futuro, que permita llegar a todos los sectores necesitados por igual».
La logística de la gran olla (son seis y ya necesitan que sean al menos siete) se hacían siempre desde la casa de alguna familia involucrada en el grupo, pero los gastos operativos fueron muy altos y ahora están terminando de armar un gran centro operativo en la misma parroquia, en la iglesia San Isidro Labrador, y están finalizando la conexión a la red de gas de las hornallas, instalando los piletones que se necesitan para la limpieza general de alimentos y utensilios y dejar montadas las mesas de trabajo.
El sacerdote contó que todo se hace gracias a donaciones. «Nos donan verduras en la Feria de Guaymallén y también verduleros de la zona Rivadavia. Con eso tenemos papas, cebollas, zanahorias y zapallos. También una empresa que utiliza pollo, nos entrega los ranchos y alitas, que son partes que no utilizan y que nos permite hacer suculentos y nutritivos. Además contamos con la donación de los vecinos».
Pese a esto, el padre Dany reconoce que siempre es poco. «Nos vendría muy bien más donaciones, especialmente de arroz, fideos, aceite y condimentos», y acotó es les es sumamente necesario «utensilios para entregar porciones (platos, cubiertos, potes de helado, recipientes varios que sirvan para contener comida caliente) ya que hay gente que viene sin nada».
Es que, además de entregar raciones en los barrios, también asisten a personas en situación de calle que no suelen tener nada en qué llevarse la comida.
El párroco de San Isidro Labrador también solicitó la donación de «calzado, especialmente para niños, ropa de abrigo, frazadas y mantas de todo tipo», y subrayó que «siempre es poco» lo que se consigue y es necesario redoblar la solidaridad.