Crónica de una victoria con pañales y banderas

Hay noches en que la política se vuelve íntima. No solo interpela al poder, sino también al corazón, a la historia de vida. Juan Monteverde vivió una de esas noches: celebró su victoria como candidato a concejal con el 30,6% de los votos en Rosario

Hay noches en que la política se vuelve íntima. No solo interpela al poder, sino también al corazón, a la historia de vida. Juan Monteverde vivió una de esas noches: celebró su victoria como candidato a concejal con el 30,6% de los votos en Rosario, acompañado por su compañera de militancia y de vida, Caren Tepp, y por un motivo más profundo: hace ocho meses nació su hijo, Luquitas.

En el Centro Cultural del Distrito 7, las banderas de Ciudad Futura, del Movimiento Evita y del peronismo tejían una escena de abrazos, cantos y celulares alzados. El hijo de Monteverde no estaba presente, pero flotaba en el relato: entre el pañal y la urna, Rosario eligió esperanza. “Rosario eligió futuro, eligió unidad”, dijo Monteverde, flanqueado por Tepp, Norma López y los referentes de la alianza. No fue solo un festejo electoral, sino de una forma de hacer política. Una generación que se organiza, que interpela al cinismo con ternura y estrategia.

El camino no empezó en un comité, sino en un barrio. El germen de Ciudad Futura fue el Movimiento Giros, nacido entre Empalme Graneros y Nuevo Alberdi, en el noroeste rosarino. Monteverde y Tepp militaban desde ahí, con huertas, radios, cultura. Después vino la política institucional, sin dejar la calle. Con ellos, una lógica distinta: más horizontal, más pedagógica. Esa identidad no se perdió, sino que se amplió. La alianza con el peronismo no fue una renuncia, sino una apuesta por la transformación. “No nos unimos por miedo, nos unimos por deseo”, repitieron en campaña. “Este frente tiene contenido, tiene horizonte”, reforzó Tepp.

Rosario vuelve a irradiar. En un país marcado por la antipolítica, por el marketing vacío, este triunfo suena distinto. “Esto no es solo nuestro —dijo Monteverde—. Es de quienes no se resignan. De quienes creen que la política puede cambiar la vida”.

Con cinco de las trece bancas en juego, Ciudad Futura quedó como una fuerza fundamental en el Concejo. Pero la victoria excede lo institucional. Ya se habla del 2027, de la intendencia, de la proyección provincial. “Este resultado nos obliga a más”, dijo un referente del Evita. Pero anoche, el tiempo era de abrazos.

Uno se destacó: el de Monteverde y Tepp, rodeados de militancia y afecto. “Luquitas llegó en medio de una campaña difícil, pero nos dio fuerza. Nos recordó por qué hacemos lo que hacemos”, dijo Caren.

“Quiero que mi hijo crezca en una Rosario más justa, más verde, más digna”, afirmó Monteverde. Entre pañales, votos y abrazos, una ciudad habló. Y eligió no rendirse.

Por Rubén Milito

Fuente: Página 12