Un árbol para vivir: Santa Fe apuesta fuerte a la forestación frente al cambio climático

Para este año se espera completar la plantación de 5000 ejemplares en la ciudad y hacer un censo para saber qué hay y qué falta. La producción en el vivero municipal que funciona en el Jardín Botánico y por qué es "una suerte" tener un árbol en la vereda.

Para este año se espera completar la plantación de 5000 ejemplares en la ciudad y hacer un censo para saber qué hay y qué falta. La producción en el vivero municipal que funciona en el Jardín Botánico y por qué es «una suerte» tener un árbol en la vereda.

Alrededor de 24 hectáreas se extienden a la altura de Gorriti al 3900, donde alrededor de 600 especies arbóreas crecen sin obstáculos y más de 90 clases de aves encuentran refugio. Es el Jardín Botánico Ing. Lorenzo Parodi, un espacio de aprendizaje sobre flora y fauna autóctona y exótica, y un gran resguardo frente al ruido, el cemento y, en verano, el calor.

Hay que adentrarse apenas un poco para dejar de escuchar el tránsito que circula por la avenida y dejarse llevar por el sonido envolvente de la generosa naturaleza que recorren turistas y locales, entre ellos, contingentes escolares.
Allí nos recibe Andrés Sarquis, director del Programa de Arbolado Urbano de la Municipalidad de Santa Fe para hablar sobre olas de calor y estrategias locales, entre las cuales la forestación ocupa un lugar central.

De esto se habla también con chicas y chicos que asisten a las visitas escolares, como la que está a punto de empezar con la guía de Mariana Nuñez y Alexis Bessone. «Los chicos ya saben que este es un pulmón verde y que la sombra permite disminuir la temperatura y afrontar de mejor manera el cambio climático», aseguran para dar pie a la entrevista con el funcionario municipal.

– Entre los fenómenos meteorológicos extremos, las altas temperaturas son las que menos atención reciben pero las olas de calor son cada vez más frecuentes y pronunciadas. ¿Es un tema abordado por la Municipalidad?

– Es un tema que preocupa a esta gestión que, a través del programa de arbolado urbano, solicitó que profundicemos y mejoremos la forestación de la ciudad, empezando por aquellos lugares donde faltan árboles. Esos lugares, que se conocen como islas de calor, son los que tienen más concreto (cemento) que vida. Suelen ubicarse en el centro, donde antes se concentraba la población para el comercio, las escuelas y los servicios, y cuya infraestructura no estaba preparada para los cambios que vemos ahora. A través del sistema de atención ciudadana, el 0800-7775000, el vecino puede solicitar un árbol para su vereda, relevamos qué especie es la adecuada por el tamaño y para soportar la concentración de calor por concreto. Siempre se intenta forestar con una especie nativa y, si no se puede, con una especie exótica no invasora.

Llevamos plantados alrededor de 3600 árboles y el objetivo es llegar a 5000 este año. El 29 de agosto es el Día internacional del árbol pero vamos a hacer una semana entera de forestación en diferentes lugares, desde el 23 hasta el 31 de este mes con una plantación de algarrobo blanco en el Botánico.

– ¿Por qué, si te hablo de olas de calor, me respondés con el plan de arbolado?

– Los árboles son de las pocas especies vivas que tienen una adaptación bastante buena a las ciudades. En cuanto a la fauna, sacando las aves, algunos insectos y murciélagos, no hay mucha variedad. Pero los árboles resisten bastante bien el ejido urbano y tienen características que ayudan a disminuir la temperatura del lugar donde están. Si se midiera la temperatura en el Jardín Botánico, donde el suelo es bastante verde (no hay mucho cemento) y tenemos árboles, probablemente en un verano caluroso habría una diferencia entre la parte bien sombreada y el asfalto de hasta 10 o 15 grados.

Se está estudiando la incidencia de las olas de calor en muertes de personas mayores de 65 años o de corta edad.

– Hay estudios en todo el mundo y el intendente Juan Pablo Poletti, en su calidad de médico, nos pidió que hiciéramos lo posible para que los árboles sumen su aporte a la disminución de la temperatura y a limitar las islas de calor para que, en algún momento, la temperatura sea más estable en toda la ciudad.

Los árboles tienen otras ventajas: producen oxígeno, fijan el carbono en sus troncos; sus flores son polinizadas por insectos, lo cual aumenta la fauna y los insectos en la ciudad, y son lugar de refugio de comadrejitas, murciélagos y aves.

– ¿De dónde salen los árboles que se plantan en la ciudad?

– El vivero municipal es productor de los árboles que se destinan a forestación y se hace con el criterio de economía circular: las semillas se juntan de árboles de gran tamaño que están dentro de la ciudad o en el Jardín Botánico, y se hace una selección. También juntamos semillas de los árboles históricos, las hacemos germinar y crecer acá. Para eso compramos macetas pero también usamos los bidones y botellas de más de tres litros que llegan a los Ecopuntos. En paralelo, tenemos un vivero a campo donde se plantan los árboles que alcanzan más de 30 cm. y cuando llegan a los dos metros se los coloca en las veredas.

El vivero tenía 400 metros cuadrados y ahora se amplió en un 50 %, utilizando postes de árboles secos y cañas atadas con cables que son descarte de empresas: hacemos un invernadero con cero peso y mucha voluntad.

– Para la forestación, ¿se priorizan zonas del centro o barrios vulnerables donde no hay acceso, por ejemplo, a sistemas de refrigeración?

– Priorizamos toda la ciudad, principalmente al vecino que llama y pide un árbol porque entendemos que lo va a cuidar. El mayor reto que enfrenta la Municipalidad es el riego. En un día podemos plantar entre 200 y 300 árboles pero regarlos puede tomar mucho más tiempo, sobre todo si están dispersos en distintos lugares. Lo que pedimos a los vecinos es que colaboren con el riego del árbol que se coloca en su vereda; en los espacios verdes y avenidas se encarga la Municipalidad de acuerdo a una planificación.

– ¿Cuántos árboles hay en la ciudad?

– Estamos realizando un censo que nos va a decir cuántos tenemos y de qué especies, para saber dónde estamos parados en base a datos científicos. Va a ser un hito en la gestión de arbolado.

– En relación con otras ciudades, ¿cómo está Santa Fe en cuanto a forestación?

– Santa Fe es una ciudad muy arbolada. Tiene un arbolado bastante joven en muchos sectores, producto del trabajo en las últimas cuatro gestiones. Pero al árbol hay que llevarlo, no es como una vereda o un cambio de luminaria: uno sabe que al principio, puede molestar porque tiene ramas bajas; pero cuando crece y con los planes de poda, se lo acomoda. Para eso hace falta tiempo porque son seres vivos.

Entonces, les pediría a los vecinos que miren el árbol que está en su vereda, que entiendan que es un elemento vivo, que demanda su tiempo y que es una suerte tenerlo. Santa Fe es una ciudad muy húmeda donde el calor azota a todos, más allá del verano. Tener un árbol en la vereda es una bendición y es gratis. Si se tiene algún inconveniente, se puede llamar al 0800-7775000 y pedir una corrección o una poda, pero no extraerlo.

El mundo va hacia ciudades más verdes; hay regiones asiáticas que lograron disminuir el smog con mayor forestación. En Santa Fe no nos podemos quedar afuera: tenemos que ir hacia ciudades más verdes y más vivas.

Fuente: El Litoral