Rosario promulgó su autonomía sobre una mesa cargada de historia y símbolos: «Hubo muchos años de pelea por este día y llegó»

La proclamación de la autonomía municipal de Rosario no fue un acto más. Estuvo envuelta en un clima casi ritual, sostenida por objetos que, reunidos por primera vez, narran un recorrido de más de un siglo y medio de ideas, luchas y voluntades.

Así fueron las primeras palabras del intendente Pablo Javkin luego de firmar el acta frente al Monumento a la Bandera. La firma se realizó sobre una mesa diseñada por Ángel Guido, acompañada por el tintero de Nicasio Oroño, la Carta Orgánica de 1933 del Museo Marc y la tesis con la que Lisandro de la Torre obtuvo su título de abogado

La proclamación de la autonomía municipal de Rosario no fue un acto más. Estuvo envuelta en un clima casi ritual, sostenida por objetos que, reunidos por primera vez, narran un recorrido de más de un siglo y medio de ideas, luchas y voluntades. Sobre esa mesa simbólica, «que unió a la Rosario que fuimos con la ciudad que hoy se anima a decidir su propio rumbo», el intendente Pablo Javkin estampó una firma largamente esperada.

La mesa elegida fue, en sí misma, un manifiesto: diseñada por Ángel Guido, creador del Monumento a la Bandera, tallada en algarrobo morado y ornamentada con figuras inspiradas en cerámicas precolombinas, destacaron desde el municipio. Madera viva, trabajada a mano, que trae a la actualidad divinidades de la tierra, el viento y la lluvia, añadieron. No solo sostuvo documentos oficiales: sostuvo la idea de que toda ciudad crece desde sus raíces.

Sobre ella se dispuso el tintero de Nicasio Oroño, proveniente del Museo de la Ciudad. Pesado, de hierro fundido, con dos recipientes de vidrio, alguna vez habitó la estancia “La Joaquina”. Hoy regresa para rubricar un nuevo capítulo institucional. Personal, representativo, ligado a un pionero de la modernización santafesina, su presencia volvió a unir el siglo XIX con este presente de cambios profundos.

La escena se completó con otros objetos que aportaron densidad histórica y simbólica. La Carta Orgánica de 1933 —resguardada por el Museo Marc— sumó la épica de aquel “atrevidísimo ensayo de autonomía jamás aplicado en el país”, según definió el historiador Juan Álvarez. Redactada por una convención progresista y plural, vuelve ahora como un sueño interrumpido que se enlaza, al fin, con la realidad.

También estuvo presente la tesis universitaria con la que Lisandro de la Torre obtuvo su título de abogado, un texto temprano donde ya reflexionaba sobre la autonomía municipal. Su voz intelectual y política se hizo presente como otro eslabón en esta cadena histórica.

A su lado, la birome histórica de la Sala de las Banderas —con la que firmaron el libro de honor cientos de visitantes ilustres durante tres décadas— aportó un gesto sencillo pero profundamente ceremonial. Y dos medallas del Círculo Numismático de Rosario, la del Bicentenario de 1925 y la del Tricentenario de 2025, sellaron el puente entre pasado, presente y futuro.

Reunidos, estos objetos no decoraron el acto: lo narraron. Contaron la historia de una ciudad que desde hace décadas discute, piensa y defiende su destino.

La emoción de un día largamente esperado

Visiblemente conmovido, el intendente de Rosario Pablo Javkin expresó: “La verdad es que estoy muy emocionado. Rosario tiene muchos años de pelea por este día y llegó. Y es muy importante recordar el esfuerzo de tanta gente para que este día se dé”.

El mandatario local también destacó el carácter colectivo de esta conquista histórica: “Uno tiene la suerte de haber firmado el último documento, pero es una pelea que empezó hace mucho, con gente que le dio a la ciudad mucho y que hoy, por suerte, ve completada su tarea. Si estuviera acá, estaría muy contenta”, dijo, en referencia a figuras que marcaron este camino y ya no están.

Hoy Rosario firmó su autonomía, pero también algo más profundo: la voluntad de seguir escribiendo, con sus propias manos, la historia que quiere vivir, destacaron desde la Municipalidad.

Fuente: El Ciudadano