Grecia mantiene su rumbo
04/02/2015 EL MUNDOAnte las negociaciones, la Unión Europea estaría mostrando señales de flexibilidad, aunque con límites, sobre la deuda.
El Gobierno griego aseguró ayer que no hay un cambio de rumbo en sus políticas e insistió en la necesidad de una quita de la deuda, mientras que la Unión Europea dijo estar lista para adaptar sus políticas económicas aunque rechazó un cambio completo.
«Evidentemente tenemos que tener en cuenta la expresión democrática del pueblo griego, pero también hay que tomar en cuenta las convicciones y las formas de hacer de los demás», declaró el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, en la semana interparlamentaria en la Eurocámara.
«No vamos a cambiarlo todo en Europa por un resultado electoral que gusta a unos y no gusta nada a otros», agregó.
Juncker, quien hoy se reunirá con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, señaló que no quiere anticiparse a los resultados del encuentro aunque reconoció que «hay muchos temas que discutir» con el líder del partido de izquierda Syriza.
En tanto, el vocero del Gobierno griego, Gavriil Sakemaridis, reafirmó la intención del Ejecutivo de negociar una quita de la deuda y señaló que existen muchas fórmulas «técnicas» para aplicar esa reducción.
Las declaraciones de Sakamaridis se dan luego de que el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, señalara ayer en Londres que había expuesto a los inversores que el Gobierno griego no va a pedir una quita de la deuda del país, sino que va a proponer una fórmula para reducirla, a través de dos tipos de nuevos bonos.
El primer tipo sería un bono indexado al crecimiento económico nominal, que reemplazaría a los préstamos de rescate europeos; y el segundo tipo sería un denominado «bono perpetuo», que reemplazaría a los bonos griegos en manos del Banco Central Europeo (BCE).
«No estamos dando tumbos. Quizás estén enfadados ustedes porque precisamente no estamos dando tumbos», afirmó ayer Sakaleridis en alusión a que algunos medios han interpretado las declaraciones de Varufakis como un cambio de rumbo.
La deuda pública griega, que asciende a 351 millones de euros, es insostenible y por tanto requiere una quita, sentenció Sakemaridis.
La idea básica es lograr una moratoria del pago de la deuda para todos los países, con intereses nulos y un plazo de devolución que se prolongaría durante unas cuatro décadas, hasta que el ratio de la deuda respectiva haya bajado al 20 por ciento del PIB.