Acuerdo entre Gran Bretaña y Francia para controlar la inmigración ilegal
21/08/2015 EL MUNDO
Londres dará 10 millones de euros para que París tome a cargo a los sin papeles que buscan cruzar el Canal de la Mancha.
Gran Bretaña tiene una sola obsesión: que los inmigrantes ilegales no lleguen a su isla. Un acuerdo de seguridad y monetario franco británico fue firmado el jueves en Calais para reafirmar esa intención entre la ministra del interior británica, Theresa May, y su colega francés, Bernard Cazeneuve, cuando la crisis humanitaria de los inmigrantes que cruzan el Mediterráneo y buscan refugio de conflictos y guerras sumerge a Europa y la divide en la respuesta a adoptar.
En el acuerdo, el gobierno británico se compromete a aportar 10 millones de euros, a lo largo de dos años, para que Francia tome a cargo los inmigrantes que se encuentran en el campamento “La Jungla” buscando cruzar el Canal de la Mancha, aun a costo de su vida. Proveerá «medios suplementarios» para dar seguridad al Eurotúnel, que a lo largo del mes de junio fue invadido por los inmigrantes que buscan cruzar a cualquier costo.
Gran Bretaña está dispuesto a pagar a Francia para que los inmigrantes de Calais sean devueltos a sus países de origen y ayudará a pagar “facilidades” dedicadas a aquellos que han pedido asilo político en un paquete de 10 millones de euros. Los disuadirá que Gran Bretaña es El Dorado para irse a vivir, aunque para muchos sea su Madre Patria al provenir de ex colonias británicas.
Con el referéndum británico sobre la pertenencia o no a Europa que podría ser convocado tan pronto como septiembre del 2017, el gobierno de David Cameron no quiere que su campaña esté aun mas polarizada con la llegada de inmigrantes que buscan asilo en el reino. Frontex, la agencia europea de fronteras, informó que han desembarcado 100.000 inmigrantes solamente en el mes de julio y que alcanza 350.000 personas en los últimos siete meses.
En su visita a Calais, Teresa May no visitó el campamento “La Jungla”, donde miles de los que quieren cruzar viven en la miseria, sino las instalaciones del Eurotúnel y sus mecanismos de seguridad. Tras encontrarse con las fuerzas de seguridad y firmar una convención para contratar agentes de seguridad para custodiar las instalaciones y evitar las infiltraciones de inmigrantes. Una nueva sala de control va a ser instalada “con nueva tecnología para detectarlos” y “reducir el número de pasajeros en situación irregular”.
Un centro de control será instalado en Calais y otro en Folkestone, el puerto británico de enfrente, para coordinar las operaciones. Policías británicos serán desplazados en Calais para luchar contra los pasadores, mayoritariamente de origen británico. El gobierno inglés proyecta extender su pedido de colaboración a Bélgica, donde el tráfico de inmigrantes es más caro, lujoso y seguro para los que llegan, que son generalmente profesionales médicos, abogados e ingenieros que buscan llegar a Gran Bretaña, sin el riesgo de La Jungla o el Eurotúnel.
La ministra May dijo que Gran Bretaña aportará dinero para «facilidades especiales», localizadas “a significativa distancia de Calais”, para que los que han pedido asilo esperen el procesamiento de sus pedidos sin hacer presión sobre la frontera. Paradójicamente, “la frontera británica” está instalada en Calais para evitar que los aspirantes al asilo pisen su territorio y lo reclamen, como la ley les permite. Gran Bretaña va a aportar analistas y traductores para procesar los pedidos de asilo e inteligencia para romper las mafias de pasadores.
El discurso securitario de Theresa May calmó a los tabloides británicos, que se asombran de que Francia habilitara un campo de vacaciones con baños, camas y médicos para atender a los inmigrantes más vulnerables, especialmente familias y niños. Para ella, “el 70 por ciento de los que llegan son inmigrantes económicos ilegales” y del resto “solo algunos son refugiados”.
Pero el mensaje es diferente en Francia, bajo un gobierno socialista y más humanitario que el británico. El ministro francés Bernard Cazeneuve logró imponer en el acuerdo que se prevé “intensificar la observación de inmigrantes para identificar los más vulnerables y las víctimas potenciales de la trata”. Especialmente mujeres y niños, informarlos de sus derechos y colocarlos en un lugar seguro.
Según Francia, «la idea es favorecer el regreso voluntario a sus países de origen con campañas de información y programas de ayuda de retorno”. Gran Bretaña simplemente informa que ella pagará para que los hagan retornar. Dos lenguajes muy diferentes para un mismo y delicado tema, con las elecciones regionales francesas en diciembre.
El ministro Cazeneuve viajará a Berlín para entrevistarse con su homólogo, Thomas de Maziére y discutir una solución a la crisis humanitaria, probablemente con una convocatoria a una cumbre europea. Será después de que la canciller Angela Merkel urgiera a reaccionar frente a la crisis humanitaria que será “peor que la de Grecia” y Alemania está dispuesta a recibir 800.000 asilados. Pero exigirá la misma buena voluntad de los otros países europeos.