El 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua

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Entre Ríos, tierra de aguas

El 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua. Se trata de una efeméride insoslayable para la provincia de Entre Ríos, en cuyo subsuelo se aloja parte de uno de los más importantes reservorios de agua subterránea del mundo: el acuífero Guaraní, además de contener una de las más vastas redes hidrográficas superficiales, el curso inferior del río Paraná y sus ríos y arroyos tributarios (entre los que se destaca el río Gualeguay y sus afluentes, que surcan el centro de la provincia de norte a sur) y el río Uruguay, dos de los más importantes cursos fluviales de la Cuenca del Plata.

Tratándose de uno de los acuíferos más grandes del mundo, el Guaraní se extiende desde el Pantanal Matogrossense hasta el límite norte de la región Pampeana en la Argentina, pasando por las repúblicas del Paraguay y Uruguay. En un marco de escasez y desigual distribución del recurso, esto no es poca cosa: el acuífero abarca una superficie de 1.190.000 kilómetros cuadrados, la cual incluye la casi totalidad del territorio entrerriano. El volumen total de agua potable allí almacenada alcanza los 37.000 kilómetros cúbicos; esto es, 37.000 billones de litros (37.000.000.000.000.000 litros), un volumen capaz de abastecer la demanda de gran parte del planeta, si se toma como patrón que cada ser humano necesita 80 litros por día para satisfacer las necesidades de consumo, cultivo, preparación de alimentos, higiene y saneamiento.

La disponibilidad del agua constituye una cuestión clave para la región, tanto como lo es la tenencia de otros recursos naturales (como el petróleo, el gas, el litio), considerados estratégicos no sólo por su naturaleza material sino por su valorización en términos políticos, económicos y geopolíticos. Además de ser un recurso escaso (la FAO prevé la posibilidad de un “estrés hídrico” que podría afectar a dos tercios de la población mundial en el año 2025), el agua está irregularmente distribuida en el planeta: la falta de agua no sólo castiga a los pobres de la India, Jordania o Etiopía sino a las regiones y sectores sociales más poderosos. La Unión Europea, por ejemplo, admitió haber perdido miles de millones de euros a comienzos de los años 2000 por cosechas malogradas y la reducción en el caudal de las hidrovías del Rin, Danubio y Elba (el transporte más económico para sus productos agrícolas) como consecuencia de las sequías que afectaron entonces a esas latitudes.

Un aspecto que le agrega un dramatismo inédito al tema del agua es el cambio climático, de características globales y consecuencias por el momento impredecibles en toda su magnitud. A los efectos de ilustrar la vinculación de este fenómeno con el tema del recurso agua, en el sentido que se venía esbozando, cabe mencionar que el diario británico The Guardian publicó el domingo 22 de febrero de 2004 un artículo titulado “El Pentágono le dice a Bush: el cambio climático nos destruirá”. Allí se hicieron públicos extractos de un informe secreto producido por el Pentágono en el que se señalaba que los efectos del cambio climático durante los próximos 20 años podrían devenir en una catástrofe global, con millones de muertes producidas como consecuencia de escaladas bélicas y desastres naturales. El mismo predice que el planeta entero bordeará la anarquía a medida que aumenten los gastos militares y el club nuclear, como consecuencia de la necesidad de los Estados de asegurar sus fuentes de provisión alimentaria, hídrica y energética. Si bien el análisis del documento carece de verosimilitud y rigor científico, vale la pena mencionarlo, ya que el hecho en sí está revelando la importancia geopolítica que cobra el tema del agua para un futuro no muy lejano.

Tratándose de un recurso escaso, indispensable para la vida, y factor clave para la producción (el 90% de la demanda total corresponde a la industria y la agricultura) y la generación de energía, se plantea pues la necesidad de tomar una conciencia cierta en torno de este recurso esencial para el desarrollo, cuya disponibilidad (tanto en cantidad como calidad) debe ser garantizada para las futuras generaciones. Y me estoy refiriendo a las generaciones por venir de latinoamericanos y aun de la humanidad, no sólo a las de argentinos y entrerrianos.

Fuente: El Diario, Entre Ríos