Las huelgas que paralizan a Francia se extienden a las plantas nucleares

Los bloqueos en todo el país están generando perturbaciones en la provisión de combustible, energía y en el transporte.

Los bloqueos en todo el país están generando perturbaciones en la provisión de combustible, energía y en el transporte.

Una nueva jornada de movilizaciones contra el proyecto de reforma laboral que pretende sacar adelante el gobierno francés se celebró ayer en un clima de creciente crispación, que degeneró disturbios en diferentes puntos del país, mientras se multiplicaron los bloqueos de plantas petrolíferas y centrales nucleares, algo que amenaza con desatar una penuria energética a poco del inicio del verano. El gobierno aseguró que mantendrá el curso de una controvertida reforma laboral que desató una ola de protestas durante las últimas semanas. Mientras activistas sindicales interrumpían el suministro de combustible y afectaban los servicios ferroviarios y el funcionamiento de centrales nucleares, el premier Manuel Valls abrió la puerta a posibles cambios en la reforma que flexibilizaría la semana laboral de 35 horas, pero insistió en que el gobierno no abandonará la ley.

El pulso que los principales sindicatos y el Ejecutivo libran por cuenta de las modificaciones al código de trabajo regresó ayer a las calles en una nueva jornada de huelga general, al tiempo que continuó, un día más, en sectores capitales de la economía francesa como el transporte, los combustibles o el abastecimiento eléctrico. La escasez amenaza a las estaciones de servicio, de las cuales entre un 20 y un 30 por ciento agotaron sus reservas, como consecuencia de que seis de las ocho refinerías del país se hallan total o parcialmente paradas.

La profundización de la protesta se produjo un día después de que el gobierno francés reconociera que debió echar mano a las reservas estratégicas de combustible para garantizar el aprovisionamiento.

Falta la nafta. Largas colas se forman desde hace días frente a las gasolineras, que en muchos casos racionan la distribución. Los depósitos de casi un quinto de las estaciones de servicio están secos o casi vacíos y una popular aplicación para teléfonos celulares indica dónde queda algún grifo disponible.

El Ministerio del Interior subrayó que hasta ahora fueron utilizados el equivalente de tres días de consumo de esas reservas, cuyo total asciende a 115 días, por lo que no hay riesgo de agotamiento, pero también aclaró que el consumo diario es tres veces superior a la media debido a que los automovilistas buscan acopiar nafta por temor a que se profundice el desabastecimiento.

Tampoco se libraron de la huelga desde la noche del miércoles las 19 centrales nucleares del país (que generan más del 70 por ciento de la electricidad del país), cuyos 58 reactores no han sido apagados, pero sí han experimentado una baja de carga, que ayer fue de 5.000 megavatios.

Cancelación de vuelos. Mientras, la huelga de controladores aéreos organizada en el marco de las protestas acarreó esta jornada la cancelación de 105 vuelos en el aeropuerto parisino de Orly. Un vocero de la Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) subrayó ante la prensa que las cancelaciones fueron conformes a las indicaciones que se habían dado a las compañías aéreas para que redujeran en un 15 por ciento su programa en Orly. Pero el día fue ayer de los manifestantes, que salieron en buen número (aunque sin llegar nunca a ser manifestaciones masivas) para hacer oír su voz frente a lo que consideran una rendición del gobierno socialista ante las políticas neoliberales.

Unas 153.000 participaron en todo el país en las marchas, según las autoridades, unas cifras que los sindicatos elevaron hasta los 300.000. Manifestantes atacaron una comisaría en Burdeos y rompieron ventanales de varias entidades bancarias en Nantes. Según el ministerio del Interior galo, 77 personas fueron arrestadas en todo el país, de ellas 36 en París, mientras que 15 agentes de las fuerzas de seguridad resultaron heridos en los enfrentamientos. Unas 20.000 personas según la policía participaron en la marcha de París, entre las céntricas plazas de la Bastilla y Nación. En este último lugar, la tensión ayer era absoluta, con cientos de agentes antidisturbios bloqueando el acceso a la plaza después de que decenas de encapuchados quemaran contenedores y arrojaran proyectiles a la policía, que respondió con el lanzamiento de gases lacrimógenos.

En pleno Estado de Emergencia (el equivalente al Estado de sitio en Argentina), la policía francesa controlaba los bolsos y pertenencias de todo aquel que se acercaba a la manifestación y les advertía de que era mejor no acceder al lugar debido al riesgo de nuevos enfrentamientos, mientras un grupo de manifestantes de extrema izquierda pertrechados con cascos y pañuelos se mezclaba con el resto de participantes en la marcha para generar violentos incidentes.

El proyecto de ley, que pretende impulsar las contrataciones tras una década de desempleo casi en el 10 por ciento, y de un lento pero corrosivo declive económico, ha provocado el mayor desafío hasta ahora al presidente de Francia, François Hollande, y su gobierno socialista a sólo un año de las elecciones presidenciales. «Podría haber mejoras y modificaciones» en la propuesta, indicó Valls, que no entró en detalles sobre qué podría cambiarse, e insistió en que el «corazón» del texto debe mantenerse. Retirar la iniciativa «no es posible», señaló.

Rechazo sindical. Sindicatos y trabajadores reaccionaron al gesto con rechazo. Integrantes del sindicato Confederación General del Trabajo (CGT), que lidera las protestas, dijeron que era demasiado tarde como para alcanzar un compromiso. Muchos seguían molestos porque el gobierno forzara la aprobación del texto en la Cámara baja del Parlamento sin una votación debido a la división en la mayoría socialista. «¿Valls subió el tono? Bueno, ¡nosotros también!», dijo un organizador a través de un altavoz en el puente de Normandía, donde entre 200 y 300 sindicalistas y manifestantes se reunieron para cortar el tráfico, en uno de los muchos cortes de circulación registrados ayer en el país. La CGT, que ya anunció una huelga indeterminada a partir del 31 de mayo, amenazó ayer con perturbar el inicio de la Eurocopa de Fútbol, que se desarrollará en Francia entre el 10 de junio y el 10 de julio, y prometió bloquear el acceso al partido inaugural en París si el gobierno no retira el proyecto de ley.

Reminiscencias del 68. Viviane, una jubilada de 66 años que esperaba llenar el tanque de su automóvil en Allier, comparó la agitación actual con las dos semanas de huelgas y manifestaciones masivas que en 1968 tuvieron en vilo a la Francia del presidente Charles de Gaulle. «Me acuerdo de mayo del 68 y puedo decirle que la escasez no es ninguna broma y que estoy tomando precauciones», afirmó la automovilista.

Fuente: La Capital, Rosario