Un hombre de Renzi, nuevo primer ministro
La designación del hasta ahora ministro de Exteriores generó algunas críticas incluso de correligionarios del Partido Democrático. Gentiloni es respetado por sus cualidades de mediador.
12/12/2016 EL MUNDOLa designación del hasta ahora ministro de Exteriores generó algunas críticas incluso de correligionarios del Partido Democrático. Gentiloni es respetado por sus cualidades de mediador. Habló de la necesidad de aprobar la ley electoral para celebrar nuevas elecciones.
Después de tres días de consultas con los partidos políticos, el presidente de Italia, Sergio Mattarella, decidió darle el encargo de formar un nuevo gobierno al hasta ahora ministro de Relaciones Exteriores, Paolo Gentiloni. No faltaron las críticas de parte de algunos del mismo Partido Democrático (PD) –hoy mayoritario y al que pertenecen tanto Gentiloni como el primer ministro saliente Matteo Renzi– y de la oposición que consideraban obligatorio un Renzi-bis. Matteo Renzi renunció formalmente a su cargo el miércoles pasado luego de la derrota recibida en el referendo constitucional del 4 de diciembre donde el SI, que él apoyaba, perdió con el 40% de los votos contra el 60% conseguido por el NO.
Desde el principio de la crisis, Renzi no quería, y así lo dijo, seguir como primer ministro y se dijo convencido de que lo importante era un gobierno de responsabilidad compartida de todos los partidos, para ir a elecciones los más pronto posible. Su análisis, según la prensa italiana, partía de la base de que el 40% obtenido en el plebiscito, eran todos votos del PD y que si eso se confirmaba en las elecciones, pasaba a ser el partido con la más amplia mayoría relativa que le permitiría seguir gobernando. Pero no todos los compañeros de su partido lo piensan de la misma manera.
Gentiloni, 62 años, desciende de una familia noble, es periodista y empezó su carrera política militando desde joven en distintos partidos, ecologista y de centroizquierda principalmente. Fue asesor del municipio de Roma pero también ministro de Comunicaciones (2006-2008) del gobierno de Romano Prodi. Gentiloni es considerado uno de los fundadores del PD y respetado por sus cualidades de mediador. Varias veces diputado, fue elegido ministro de Relaciones Exteriores por Renzi en octubre de 2014, por ser considerado un hombre de su confianza. Durante sus dos años como canciller ha sabido cultivar buenas relaciones con su colega estadounidense John Kerry pero también con su colega ruso Serghei Lavrov. Fue el primer ministro europeo que voló a Cuba apenas se firmó el acuerdo de deshielo de las relaciones EE.UU.-Cuba.
Ahora, como primer ministro, deberá lidiar con la próxima reunión de mandatarios de los países de la Unión Europea que se realizará el 15 de diciembre en Bruselas, donde el tema de los migrantes, que tanto preocupa a Italia y que él ya ha tratado en Bruselas, posiblemente salga a relucir. En junio, si todavía está en el cargo, le espera la reunión del G-7 que se realizará en Taormina, Sicilia.
Al salir de los 50 minutos de conversación que tuvo ayer por la mañana con el presidente Mattarella y donde le fue conferido el cargo, Gentiloni manifestó a la prensa que era consciente de la urgencia de dar a Italia un gobierno que le permita enfrentar rápidamente las prioridades internacionales, económicas y sociales que le esperan. Entre éstas, la reconstrucción de buena parte del centro de Italia destruida por los recientes terremotos. Pero también habló de la necesidad de abocarse a la cuestión de la ley electoral que permita hacer elecciones.
Los comicios, aunque todos los partidos bregan por ellos, no se pueden celebrar inmediatamente por dos razones. Primero porque la Corte Constitucional debe manifestar su opinión sobre algunos puntos de la ley electoral vigente, y esto sucederá recién a partir del 24 de enero. Segundo porque esta ley se aplicaría solo a la Cámara de Diputados mientras para el Senado se debería aplicar otra ley preexistente. De hecho no sería lógico ni conveniente para el país usar dos sistemas de medida ya que eso complicaría, entre otras cosas, la interpretación de las mayorías parlamentarias que son la base de los gobiernos según las leyes italianas. Por lo cual se pide al nuevo gobierno y al Parlamento, que “armonice” las dos leyes antes de ir a elecciones a fin de evitar conflictos.
El PD tiene actualmente la mayoría en las Cámaras y por eso el presidente Mattarella y la oposición coincidieron en que el nuevo primer ministro provisorio, ante el rechazo de un Renzi-bis, debía ser de ese partido. Se espera que Gentiloni componga su gabinete y se presente el lunes o martes ante Mattarella. Luego su equipo y él mismo deberán hacer un juramento y presentarse ante el Parlamento para la confirmación definitiva, ya que en Italia el gobierno debe ser siempre aprobado en última instancia por las dos Cámaras. “Nuestro país tiene necesidad, en tiempos breves, de un gobierno con todas sus funciones porque tenemos obligaciones europeas, nacionales e internacionales por cumplir”, dijo el presidente Mattarella el día antes de la designación de Gentiloni. Se habían manejado también otros nombres, como el del ministro de Economía Pier Carlo Padoan, del ministro Graziano Delrio y del presidente de la Cámara, Pietro Grasso.
El PD apoya la solución que determine el jefe del Estado. El objetivo es ir a elecciones lo más pronto posible, dijeron los exponentes del PD al salir de la reunión con Mattarella en el palacio del Quirinale, el sábado. Silvio Berlusconi, líder de Forza Italia, dijo por su parte que había un “único camino posible”: la aprobación rápida de una nueva ley electoral. El Movimiento Cinco Estrellas (M5S), de Beppe Grillo, que se ha perfilado en las elecciones políticas de 2013 como un partido capaz de competir con los otros dos que lo superan levemente (PD.30%, FI 29%, M5S 26%) quiere a toda costa que se hagan elecciones para catalizar la parte del 60% del referendo que le podría permitir transformarse en el primer partido de Italia y de hecho llegar al gobierno nacional. Pero en ese 60% están los votos no sólo del M5S sino también de la derecha de Forza Italia, la Liga Norte y otros, por lo cual el camino hacia el gobierno no parece que será tan fácil.