Península de Valdés: sede de uno de los espectáculos naturales más impresionantes

Como cada año, las orcas volvieron a Península Valdés para cumplir con su ritual

Como cada año, las orcas volvieron a Península Valdés para cumplir con su ritual: cazar crías de lobos marinos utilizando el tradicional «varamiento intencional», un método reconocido como el más audaz e inteligente del mundo animal para alimentarse.

Puerto Madryn es uno de los mejores lugares para disfrutar del verano en Chubut y en el Sur argentino. Deportes acuáticos como el windsurf el kayak y el stand up paddle, avistaje de fauna autóctona como los pingüinos, y los lobos marinos, las propuestas para divertirse son infinitas.

En época estival, en los alrededores de Puerto Madryn y en Península Valdés, se puede ver una gran diversidad de aves, toninas y delfines, lobos y elefantes marinos. También se quedan hasta el mes de abril los pingüinos de Magallanes, que en Punta Tombo tienen la colonia continental más grande del mundo, con más de un millón de ejemplares.

Con la llegada de los primeros ejemplares de orcas que se aproximaron a la colonia de lobos marinos de Punta Norte, dio comienzo la temporada de uno de los avistajes más difíciles y codiciados de la Península Valdés.

Hasta fines de abril, unos 30 ejemplares de orcas se acercan a este rincón de la Patagonia argentina para cazar y alimentarse de crías de lobos marinos, generando uno de los fenómenos naturales más espectaculares que convoca a fotógrafos, documentalistas, científicos y turistas de todo el mundo.

Los cetáceos comenzaron su merodeo a la colonia, ubicada a unos 170 kilómetros de la ciudad de Puerto Madryn, atraídos por las crías de lobos marinos de un pelo que, nacidos a principios del verano, comienzan a separarse de sus madres y a nadar sin su compañía.

Con la llegada de los primeros ejemplares de orcas que se aproximaron a la colonia de lobos marinos de Punta Norte, dio comienzo la temporada de uno de los avistajes más difíciles y codiciados de la Península Valdés, en la provincia de Chubut.

El modus operandi de las orcas, que en el caso de los machos llegan a pesar hasta 10 toneladas, se conoce como «varamiento intencional’ y consiste en aprovechar el impulso que les dan las olas, cuando la marea es alta, para lanzarse a las rocas de la costa y cazar los ejemplares más pequeños de lobos marinos.

La colonia de lobos puede perder hasta un 10 por ciento de la descendencia debido al embate, cuyo pico de temporada dura apenas entre 10 y 15 días.

En razón de ello, y porque los ejemplares no se cuentan de a cientos, a diferencia de los delfines patagónicos, ballenas francas y pingüinos de Magallanes, es necesaria suerte y paciencia para poder avistar orcas en el momento del varamiento.

TODO EL AÑO UN ESPECTACULO
La Unesco declaró el Área Natural Protegida Península Valdés como Patrimonio Natural del Mundo, Sitio Ramsar y Reserva de Biósfera, y no sólo eso, la fauna marina, las aves y la vegetación la eligieron por sus características geográficas y geológicas, y la enriquecen con su presencia. Aquí, los elefantes y lobos marinos, los pingüinos, las orcas y las ballenas parecen decirle al hombre que esas aguas transparentes con tonos azules y turquesas son ideales para vivir.

Por eso, esta área protegida es perfecta para los avistajes. La gran biodiversidad es encantadora, como las costumbres que se aprecian: el varamiento intencional de las orcas, los lobos marinos criando a sus cachorros y luchando por mantener su harén o las ballenas saltando. Todo esto genera asombro y emoción en cualquier visitante, y se comprende con mayor profundidad lo que sucede gracias a la labor de los guardafaunas, que con vocación muestran a través de su visión cada espacio que se recorre. En cada uno hay centros de interpretación para entender los aspectos del mar y su curiosa población.

El contraste entre la meseta y la superficie infinita de agua es fabuloso. Desde el Istmo Ameghino da la sensación de estar parado en la tierra «entre dos mares», pudiendo observarlo a ambos lados. En este santuario natural, el sonido de las aves marinas, la brisa que acompaña las caminatas y los aromas a cordero patagónico y frutos del mar, invitan a comer en algún restaurante de Puerto Pirámides o en alguna de las estancias de la península que funcionan de parador. Es posible hospedarse en esas estancias para vivir las tareas rurales y también en Puerto Pirámides (único sitio de la península donde se carga combustible), que cuenta con una amplia oferta de alojamientos.

Durante todo el año la naturaleza ofrece un espectáculo inigualable. Sólo hay que chequear el calendario de fauna para admirar a nuestros animales favoritos y entonces sí, una escapada o una semana de aventuras dejarán un recuerdo imborrable.

Fuente: El Patagónico