Angastaco, un oasis en el Valle Calchaqui

Angastaco, en el departamento de San Carlos, se encuentra ubicado entre cerros y arenales, en un valle surcado por el río homónimo. A casi 2 mil msnm, la naturaleza parece encontrarse en su máximo esplendor.

Angastaco, en el departamento de San Carlos, se encuentra ubicado entre cerros y arenales, en un valle surcado por el río homónimo. A casi 2 mil msnm, la naturaleza parece encontrarse en su máximo esplendor.

El poblado está ubicado a 261 kilómetros de Salta si se llega desde Cafayate por la mítica ruta nacional 40. En cambio, por Cachi, la distancia es de 245 km.

Lo que más llama la atención de este rincón calchaquí es el contraste entre el verde intenso de los distintos cultivos que se practican allí y el gris de su suelo arenoso.

El pueblo está ubicado en una serranía de extrema belleza. Uno de los sitios más pintorescos de la zona es la Quebrada de las Flechas.

En los alrededores del pueblo es posible realizar cabalgatas y caminatas, también visitar el fuerte de Tacuil, con guías de la zona.

Las fiestas patronales se celebran el 8 de diciembre en honor a la Virgen del Valle. Cada verano, además, se realiza la tradicional Fiesta de la Uva y Vino Patero, con la llegada de numerosos turistas.

Otra celebración colorida es la de Semana Santa y su Vía Crucis Viviente, un acontecimiento que se vive con gran fervor.

Angastaco cuenta con hosterías, el centro cívico, un museo arqueológico y su tradicional iglesia.

Los Colorados, a pocos km del pueblo, cuenta con una topografía única: es un enorme anfiteatro natural rodeado de montañas multicolores en las que predomina un rojo intenso. Otro lugar impactante es la Quebrada de las Flechas, una formación rocosa imponente.

El cielo de Angastaco, como en todo el Valle Calchaquí, es extremadamente azul. Su limpidez permite durante la noche, poder observar a un firmamento plagado de estrellas, mientras que las noches de luna son tan increíblemente claras como inolvidables. Permiten observar los cerros, los médanos y el agua color de plata que corre por sus murmurantes arroyos.

El trazado del pueblo es irregular, ya que fue levantado según la deformaciones del terreno, los médanos y las lomadas. Las casas son de adobe con galerías al frente, techos de torta y cañizo y pisos rústicos. Por lo general sus frentes son blanqueados a la cal y están ubicadas a lo largo de un corredor principal que tiene entre 2 y 3 km de largo.

UN POCO DE HISTORIA
Desde mediados del siglo XVIII las comunidades originarias, asentadas en los alrededores, dependieron de la Misión Franciscana del Rosario del Calchaquí, radicada en el paraje San Isidro, cerca de Cafayate.

Hacia el 1800 se erigió la capilla de Nuestra Señora del Carmen, en una finca aledaña. Años después se construyó una iglesia a unos 5 km de distancia, sitio donde se fue formando espontáneamente el pueblo actual.

LA VID, EL CORAZÓN DEL PUEBLO
El crecimiento de Angastaco se debió al gran impulso que le dio la industria vitivinícola, pues a fines del siglo XX se instaló en el lugar una floreciente bodega. El cultivo de la vid es el pilar de su economía.

LA RESISTENCIA INDÍGENA
Las primeras plantas fueron traídas por los jesuitas desde el Perú.

Este pueblo rememora las crónicas de las resistencias de los indígenas, especialmente de Juan Calchaquí, y luego del falso inca Pedro Bohorquez, cuyo lugar de residencia fuera el actual yacimiento arqueológico de Pucará de Angastaco.

Así también la trágica historia del Fuerte de Tacuil, muy similar a la de Mesada, donde luego de resistir hasta las últimas consecuencias, sus pobladores indígenas, antes de someterse al invasor, se arrojaban al vacío desde aquellas montañas.

Angastaco es un pueblo de encanto, con reminisencias coloniales y prehispánicas únicas en Salta.

Fuente. El Tribuno