“Salta reúne todos los requisitos para ser declarada Ciudad Histórica Nacional”

Fabio Grementieri es arquitecto e historiador y está considerado como una de las grandes eminencias en esta materia a nivel mundial.

Fabio Grementieri es arquitecto e historiador y está considerado como una de las grandes eminencias en esta materia a nivel mundial. Es miembro de la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y de Bienes Históricos y, como tal, fue uno de los expertos del organismo que avaló el proyecto para que Salta sea declarada “Ciudad Histórica Nacional”, impulsado por la Dirección General de Patrimonio Cultural y Social de la Municipalidad capitalina. Entre el jueves y el sábado pasados el profesional realizó un relevamiento para elevar un informe al presidente de la Nación como paso previo a la firma del decreto que homologará la declaración de marras. Grementieri expresó que el instrumento legal requiere de una reglamentación y el acompañamiento de leyes y ordenanzas para darle sustento a esta feliz iniciativa. Como hombre conocedor de nuestro medio destacó que la ciudad de Salta es merecedora de este reconocimiento y abogó para que la ciudadanía mantenga encendida la llama de la defensa de su patrimonio. El Tribuno lo entrevistó y se pronunció en estos términos:

¿Qué significa esta declaración?
Significa mucho. La declaratoria de Ciudad Histórica Nacional es una distinción que Salta se merece porque reúne todos los requisitos, pero al mismo tiempo implica un compromiso para las partes involucradas, en este caso la Municipalidad y la Comisión Nacional de Monumentos. El proyecto se gestó en acuerdo con el municipio a partir de un planeamiento realizado por la Dirección de Patrimonio a cargo del arquitecto Jorge Nieto.

¿Cuáles son los pasos a seguir?
Hasta tanto el presidente de la Nación firme el decreto hay que empezar a trabajar en la reglamentación. En las reuniones que mantuve pude advertir un fuerte compromiso, no solo de la Municipalidad sino de las instituciones vinculadas con la defensa del patrimonio. El armado de la reglamentación implica la articulación de normativas urbanísticas y la detección de edificios o sitios que no están protegidos. En Salta hay un veintena de monumentos históricos nacionales que fueron reconocidos a partir de la década del cuarenta. Se trata de edificios de la época colonial del siglo XIX, pero hay también del siglo XX.

¿En qué consiste la tarea?
En identificar, reconocer y hacer normativas sobre una serie de lugares, sitios, conjuntos, edificios y obras de infraestructuras. Por ejemplo, en el cementerio de la Santa Cruz hay que hacer un relevamiento en su totalidad, no solo de los mausoleos, lo mismo que en el balneario municipal y otros lugares. Lo que hay que evaluar es qué grado de protección se les dará a esos sitios. Es decir, si van a tener una protección solo municipal o si por su importancia amerita que sean declarados monumentos provincial o nacional.

¿Qué rol juega el patrimonio inmaterial?
Toda la dimensión inmaterial es importante y pone en valor el patrimonio material. Y en Salta esto es más importante, probablemente, que en otros lugares. Nuestra misión como asesores es ayudar a proteger ese patrimonio, que pueden ser edificios, conjuntos paisajísticos y paisajes culturales, como el Circuito Güemesiano.

¿Qué instrumentos legales se requieren?
Es fundamental la sanción de leyes y ordenanzas para darle sustento a la declaratoria. Si bien existe un Código de Planeamiento, hay que potenciarlo con instrumentos legales que contemplen todas las variables. Hay que trabajar en la misma línea que lo hizo el Instituto San Felipe y Santiago, en 1937, cuando intervino para evitar la demolición del Cabildo. El reconocimiento del patrimonio colonial es de esa época, pero en realidad viene de 1910 cuando se empezó a inquirir sobre la identidad de la Argentina. Pasó con los literatos, con gente de la cultura, a lo que después se sumaron arquitectos e historiadores. Todo esto coaguló en los años 30 con el Instituto San Felipe y Santiago y a nivel nacional con la Comisión de Monumentos.

¿Qué resta en esta materia?
Lo que resta, no solo en Salta, sino en todo el país, es la identificación, la consagración, la valoración y la preservación de monumentos, sitios y bienes de la última parte de los siglos XIX y XX. Todo ese patrimonio es importantísimo para Salta. Falta un gran porcentaje de fines del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX que corresponde al desarrollo, el que convirtió a Salta en una ciudad más importante, desde el higienismo que la dotó de forestación, de avenidas, de parques, de plazas, de puentes sobres ríos y arroyos, de cuarteles militares, de hospitales, etc. Estas piezas no están consideradas patrimonio, como el caso de ese bloque de hormigón armado que es el edificio Salta, el que por su diseño forma parte de la arquitectura moderna después de la Segunda Guerra Mundial.

¿Cómo analiza los monumentos de la época colonial?
Son reflejos, interpretaciones y transculturaciones de arquitecturas que se hacían en España y que aquí fructificaron de otra manera. Lo que se hizo en el siglo XIX y en la primera mitad del XX forma parte de adaptaciones de las costumbres. Los hogares escuela, por ejemplo, que hizo la Nación en el gobierno de Perón en muchas provincias, forman parte del patrimonio federal. La Escuela Normal y el Colegio Nacional corresponden a otro gran esquema patrimonial, lo mismo que los hospitales dentro del área de salud y los cuarteles en materia de defensa.

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De eso se trata. Antes de reglamentar la declaratoria, primero hay que identificar las zonas. A modo de ejemplo puedo citar a Villa Las Rosas, donde está la cárcel. Todo eso conforma un conjunto patrimonial. Hay que hacer un proceso de valoración para darle a cada cosa un valor. Se trata de definir una categorización y, a partir de allí, darle la protección que corresponde. Hay lugares que ya tienen protección histórica, como el casco céntrico, pero dentro de él existen edificios que pueden ser considerados monumentos históricos provinciales o municipales.

¿Cómo se hace esa valoración?
Hay tres grados de valoración. Uno es integral y abarca a iglesias y museos. El segundo es de nivel medio, donde entra mucho la propiedad privada. El tercero es la cautelar, que es una valoración más simple. Eso a su vez hay que articularlo, porque puede haber una casa con monumento histórico nacional, provincial o municipal con grado uno y dos, pero a su vez hay entre medio un baldío, un garaje o edificios que no tienen valor ni interés y que podrían ser demolibles. Entonces es necesario reglamentar qué se permitirá hacer al lado de esas piezas patrimoniales. La variable patrimonial tiene que ir de la mano con la variable ambiental. En Salta y en todo el país hubo períodos donde el higienismo y las ideas de la época hicieron que se construyeran plazas y avenidas con árboles. Eso fue a fines del XIX y principio del XX y después hubo grandes obras de infraestructura ligada a la forestación, entre los 30 y los 60.

¿Cómo debe ser el diseño de las peatonales?
La construcción de estos paseos forma parte de la variable patrimonial y entra en los proyectos de modificación del tránsito, de saneamiento y de renovación de infraestructuras. Venimos trabajando con la Secretaría de Planeamiento para que se incluya esa variable dentro de las modificaciones, donde no se desvirtúe el espacio público. En Salta hay una tradición de preservación del patrimonio, sobre todo del colonial, pero también hay que decir qué parte del patrimonio del siglo XVIII y de principios del XIX y del XX fue demolida, pese a tratarse de edificios que estaban en armonía con la arquitectura colonial. Dentro de la Comisión de Patrimonio hay gente especializada que trabaja en varios planes de cómo armar normativas para la construcción de nuevas piezas. Esas piezas deben estar diseñadas en armonía con la parte histórica. Se trata de un trabajo artesanal, de planificación y urbanismo y que se puede hacer.

¿Salta será la primera en ser declarada Ciudad Histórica?
No. La primera fue Tucumán, pero la diferencia es que allí no se avanzó en la reglamentación. Lo que queremos con Salta es que sea la primera que tenga la declaración y la reglamentación. Es decir que cuente con los instrumentos para potenciar esa distinción. No solo es una distinción, sino un plan de acción y de gestión para que no se desvirtúen las calidades patrimoniales que están ligadas a lo inmaterial.

Fuente: El Tribuno