Río Colorado y el desafío de producir con valor agregado

Hay una buena porción de tierras destinadas a las hortalizas, pero con un sistema informal que no permite su seguimiento y control. No alcanza para satisfacer la demanda de la localidad.

Hay una buena porción de tierras destinadas a las hortalizas, pero con un sistema informal que no permite su seguimiento y control. No alcanza para satisfacer la demanda de la localidad.

La agricultura sigue siendo un reto para Río Colorado. Hasta ahora el clima es el que más sobresaltos les ha generado a los que producen. Sin embargo, la idea no es dejar las chacras, sino apostar no sólo a la fruta, sino también a producir hortalizas.

Pretenden avanzar hacia un futuro sostenible que sirva para impulsar el desarrollo rural, como la agricultura familiar, en una actividad que se hace en forma irregular y sin los controles necesarios de las entidades oficiales que permitan el crecimiento de la actividad.

Actualmente se estima que en el departamento de Pichi Mahuida existen una 800 hectáreas destinadas a la horticultura, lo que representa casi el 38% de toda el área de producción y que son trabajadas enteramente por más de 140 productores, que en su gran mayoría son provenientes de la comunidad boliviana, quienes realizan todo el circuito productivo en forma totalmente informal junto a sus familias.

La totalidad de la producción se vende sin valor agregado, existiendo en la localidad sólo dos productores que cuentan con galpón de empaque para la cebolla y otros dos que tienen máquina lavadora de zanahoria, que le pueden dar el valor agregado a los productos. Esto se logra con el lavado, clasificación y empaque de los mismos.

Todo el cultivo local contribuye fuertemente en la alimentación de la población riocoloradense, aunque no llega a satisfacer por completo toda la demanda de la ciudad.

La mayor parte se comercializa cada fin de semana desde hace cuatro años en la feria “Nehuén”.

Durante un lapso de tiempo corto y en contados cultivos que tienen excedentes, se destinan al mercado interno y en contadas ocasiones a la exportación, como es el caso de la cebolla.

La actividad no tiene una reglamentación y seguimiento estricto por parte del Estado, lo que hace imposible el control de la calidad de las verduras, como la utilización de los agroquímicos.

Opiniones recogidas por este diario, dan cuenta que “la cultura arraigada que tienen los horticultores hace difícil darles asesoramiento sobre la utilización de los plaguicidas o pesticidas que se utilizan en los proyectos. Eso pone bajo la lupa la calidad de los productos que se comercializan”.

La mayoría de las producciones hortícolas se realizan en campos y chacras alquiladas, a cielo abierto, donde sólo el 10 % de los productores recientemente ha apostado a la compra de esas tierras.

Normalmente se puede ver que las parcelas que son arrendadas para llevar adelante las tareas son trabajadas intensamente entre dos y cuatro años, luego son desechadas para migrar hacia algunas otras tierras que se encuentran sin trabajar, para volver a iniciar el circuito.

Para regar los cultivos se realiza por gravedad, por surco donde cerca del 80% son regadas con el método tradicional, mientras que el porcentaje menor restante está apostando al riego presurizado, donde algunos comienzan a utilizar aspersión o goteo.

Maquinaria

Para llevar adelante utilizan maquinaria que por lo general es contratada, como tractores grandes, cinceles y rastras más pesadas que son ofertadas por algunos contratistas de la zona.

Las labores “livianas” (siembra, pulverización, fertilización, etc.) las realizan generalmente con maquinaria propia, ya que la mayoría ha ido tratando de comprar estas herramientas.

Registros aportados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Río Negro, señalan que los principales cultivos realizados en Río Colorado son: cebolla en unas 520 ha y luego la producción de zapallo que abarca unas 160 has.

Más atrás está la producción de zanahoria con unas 20 has y por último están todas las “hortalizas ‘’ destacándose al tomate, morrón, melón, sandía, espinaca, lechuga, etc… con un total de más de 70 has.

Este es el escenario en Río Colorado, donde la matriz productiva fue castigada reiteradas veces por fenómenos climáticos.

Sin embargo, los productores se resisten a apostar por otras alternativas laborales e insisten con los cultivos. La fruta sintió cada temporada los rigores del clima.

Un proyecto para la organización
La ingeniera de la Cámara de Productores de Río Colorado, Pilar Muñiz, trabaja en un proyecto para la organización del sector, que carece de una regulación oficial para el buen manejo. “Esta zona tendría que tener un registro oficial de la actividad para el ordenamiento, donde se identifiquen las parcelas o zona con las producciones de cada uno de los emprendedores, que nos facilite tener un registro puntual que facilitaría mucho el contacto personal.”

El clima también los perjudicó
La provincia difundió las cifras de pérdidas, de acuerdo a las declaraciones juradas presentadas por el sector hortícola a partir de los fenómenos climáticos como las precipitaciones intensas y abundantes del 23/03 al 2/04.
Las afectadas fueron 611 hectáreas que se repartieron en 380.75 ha de cebollas, 160.5 ha de zapallo, 15.5 ha de zanahoria, 1 ha de papas y 53.25 ha de hortalizas varias.

El dato
800
Hectáreas están destinadas a la actividad hortícola en todo el departamente Pichi Mahuida. Incluye 140 productores.

Fuente: Río Negro