Plantean “frenar” las pruebas piloto que hace el Municipio en Santa Fe

En casos como el Metrofé, las líneas 20 y 21 o los macetones en Mendoza, el Ejecutivo realizó ejecuciones urbanas “experimentales” sin aval del Deliberativo.

En casos como el Metrofé, las líneas 20 y 21 o los macetones en Mendoza, el Ejecutivo realizó ejecuciones urbanas “experimentales” sin aval del Deliberativo. Un edil frentista propone una regulación: que toda nueva prueba sea primero autorizada -o no- por el Concejo.

Los casos de “pruebas piloto” que se pusieron en marcha en la ciudad son numerosos: el Metrofé en Blas Parera fue construido sin aún tener un marco regulatorio sancionado por el Concejo. Lo mismo que el funcionamiento de las líneas 20 y 21, o el cambio circulatorio en cortada Falucho. También, la intervención en calle 1º de mayo, en las esquinas de la Plaza San Martín, o los macetones en calle Mendoza.

En estos y otros casos, el Ejecutivo actuó —en materia de movilidad— sin haber antes consultado al Concejo local: es decir, realizó estas “pruebas experimentales” primero y recién después envió los mensajes al Deliberativo local para que los apruebe. Ahora, un concejal radical alineado al FPCyS, Sergio Basile, ingresó un proyecto de ordenanza que pretende “frenar” estas pruebas experimentales con una regulación.

El proyecto establece que el Ejecutivo “deberá abstenerse de realizar o tomar medidas de carácter provisorio, modo de prueba o experimental sin la debida autorización del Concejo”. Y puntualiza en qué casos: “Orientación y sentido circulatorio de calles y avenidas; asignación de carriles exclusivos; creación de sistemas y subsistemas de transporte público de pasajeros, o asignación de nuevos recorridos o cambios en éstos; recolección de residuos; infraestructura urbana y espacios públicos”.

La iniciativa legislativa sostiene que estas pruebas piloto o experimentales no están contempladas en la Ley Nº 2.756 (Orgánica de Municipios y Comunas) como una facultad del Jefe del Ejecutivo. Y que aquéllas “deben ser de tratamiento en el ámbito del Concejo Municipal”.

“A este proyecto nos obliga impulsarlo el intendente (José Corral). El ‘modo prueba’ no tiene regulación. “Lo que solicitamos el cumplimiento de esa ley madre, que dice claramente que cuando haya una intervención en el espacio público de una ciudad y con un proyecto ejecutivo, lo tiene que aprobar el Poder Deliberativo”, se quejó Basile, en diálogo con El Litoral.

Dos razones

El intendente Corral “encontró en este mecanismo de modo experimental, prueba piloto o provisoria, como se quiera llamar, una vía que le permite hacer obras o ejecuciones sin la debida autorización del Concejo, conforme a derecho. En el apartado de la ley referida que versa sobre las facultades del intendente, no existe la de disponer un modo de prueba o experimental”, agregó.

Para Basile, hay dos razones clave que fundamentan su proyecto: “Primero, que no se puede hacer prueba y ensayo con la obra pública en la ciudad. Y segundo, porque el modo experimental puede llevar a ‘saltar’ el marco normativo y entrar directamente a un proceso licitatorio. Sin marco normativo, no se puede licitar. Lo correcto es que si el Ejecutivo quiere hacer una prueba piloto, que primero ésta sea autorizada o no por el Concejo, porque eso está dentro de las facultades de nuestro Cuerpo”.
El concepto de “City Lab”

—Hoy a nivel mundial hay amplio consenso en torno al concepto de “City Labs” (Ciudades Laboratorio), que plantea que las ciudades deben probar, experimentar cambios (a nivel urbanístico, movilidad, medioambiente, etc.). De acuerdo a su proyecto ¿Ud. está en contra de esta idea?

—Yo estoy de acuerdo con ese concepto. No me opongo. Pero no estamos de acuerdo con el hecho de que poner en “modo laboratorio” a la ciudad implique pasar por encima de la división de poderes y las facultades del Concejo Municipal. Es decir, que se haga compulsivamente desde el Ejecutivo pasando por alto competencias propias del Poder Legislativo.

Si hay una intención del Municipio de hacer una prueba experimental, que la traiga al Concejo: porque hay 17 voces (concejales) que pueden ampliar y mejorar esa iniciativa. Pero no empecemos al revés la historia: primero se “experimenta”, se hace tal obra y luego se manda al Concejo para que apruebe el correspondiente marco normativo. A esto último nos oponemos. Estamos hablando de facultades que son propias e indelegables del Concejo y que se pasan por alto.

Fuente: El Litoral