Alquileres altos producen aumento de familias chilenas en villas miserias
El alto valor de los arriendos de viviendas, el hacinamiento y los nuevos migrantes son los factores que explican el aumento de las familias en Chile que se van a vivir a campamentos (villas miseria, favelas), según la última encuesta de la organización Techo.
24/10/2017 EL MUNDOEl alto valor de los arriendos de viviendas, el hacinamiento y los nuevos migrantes son los factores que explican el aumento de las familias en Chile que se van a vivir a campamentos (villas miseria, favelas), según la última encuesta de la organización Techo.
La entidad realizó un muestreo en terreno a 1.785 hogares de las regiones de Tarapacá, Antofagasta y Atacama, en el extremo norte; Valparaíso, Metropolitana, en el valle central, y Biobío y Los Lagos, en el sur, con el fin de identificar las causas del aumento de familias en asentamientos en situación de pobreza, denominados campamentos.
Actualmente, 40.541 familias viven en los 702 campamentos distribuidos a lo largo del país, lo que representa un aumento de un 48% en el número de familias desde 2011 a 2017. Los mayores incrementos de las «villas miseria» o «favelas» se concentran en las regiones de la zona norte y ciudades metropolitanas de Chile.
Según Techo, este estudio revela que «hay problemas que no se están viendo, como la migración, hacinamiento (30,3), y los arriendos (60%)». Asimismo, grafica una vulneración clara al derecho a una vivienda adecuada, fundamentalmente por la imposibilidad de poder pagar los gastos que conlleva y por condiciones mínimas de habitabilidad. Para el estudio la encuesta tomó en consideración el reconocimiento de las características sociodemográficas y habitacionales de una familia antes de llegar a vivir a un campamento.
En las villas miseria, un 54,2% de los jefes de hogar tiene entre 17 y 40 años de edad, a diferencia de los 53 años promedio del resto de los jefes de hogar a nivel país, según la encuesta oficial de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen 2015).
En relación con los ingresos y gastos antes de llegar al campamento, el 46% de la entrada familiar se gastaba en arriendo. El promedio de los ingresos mensuales era de 336 mil pesos (533 dólares) aunque un 55,6% ganaba menos del sueldo mínimo (430 dólares).
El sondeo reflejó también uno de los fenómenos sociales recientes, como es el aumento de población extranjera residiendo en Chile. Dentro de los hogares encuestados, un 28% de los jefes de hogar es de nacionalidad extranjera. Las nacionalidades con mayor frecuencia son boliviana (37%), colombiana (27,6%) y peruana (24,9%).
Las familias migrantes llegan a Chile por las oportunidades de trabajo (58,6%); estabilidad económica (42,4%) y para reunirse con familiares (21%). El 71,1% de los extranjeros que viven en campamento tiene residencia definitiva y llegan de sus países principalmente por la falta de oportunidades laborales (72,8%).
Otra característica de los hogares, tanto para chilenos como extranjeros, está relacionada con la educación recibida por los jefes de hogar.
Un 55,1% de los jefes de hogar de los campamentos no ha terminado su educación escolar, un porcentaje mayor al del nivel nacional (38%) que no ha finalizado su educación media.
La situación laboral previa a la llegada al campamento es otra característica relevante. Si bien se presenta un alto porcentaje de participación laboral y bajo porcentaje de desocupación, un factor frecuente del trabajo es la presencia de informalidad laboral. Esto está dado principalmente por la ausencia de cotizaciones para salud y previsión (45,4%) y frecuencia de los ingresos no mensuales (44,7%) y trabajos no permanentes (44,1%).
La experiencia habitacional anterior también influye en la decisión de irse a vivir a un campamento. Un 93% de las familias en campamentos afirma que no ha vivido toda su vida en estos lugares, por lo que la aproximación a las causas también incluye analizar las características habitacionales previas.
De quienes llegaron al campamento, un 56,4% vivía anteriormente en una vivienda, mientras que un 38,2% habitaba en la pieza de una vivienda y sólo un 4,9% vivía en otro campamento.
El allegamiento es un componente del déficit habitacional en Chile. Su medición es a partir de aquellos núcleos secundarios del hogar que presentan hacinamiento, o aquellos hogares que comparten la misma vivienda (MDS, 2016). El sondeo arrojó que al menos un 27,6% vivía de allegado (hogares con más de un núcleo familiar). De la totalidad de los hogares encuestados, un 68,5% habitaba en viviendas hacinadas.