Los suizos rechazan el salario mínimo más alto del mundo

Atentos. Los suizos tuvieron en cuenta el alto desempleo que sufre la Unión Europea.

Atentos. Los suizos tuvieron en cuenta el alto desempleo que sufre la Unión Europea.

Anteriormente, los helvéticos habían descartado con su voto la semana laboral de 40 horas y subir a seis las semanas de vacaciones. El bajísimo desempleo contribuyó al resultado.

Los suizos rechazaron ayer en un referendo instaurar en el país un sueldo mínimo único equivalente a 3.300 euros, que hubiera sido el más elevado del mundo. Sólo el 23 por ciento de los electores dijo «Sí» al salario mínimo de 22 francos suizos por hora (18 euros, 25 dólares), es decir unos 4.000 francos suizos brutos (3.300 euros o 4.500 dólares) mensuales. Inversamente, el 76 por ciento de votantes, alrededor de 2,2 millones de personas votó por el «No», a pesar de la campaña a favor de la Unión Suiza de Sindicatos y los partidos socialista y ecologista. En Suiza, una iniciativa, para que sea aceptada, debe obtener la mayoría del voto popular y de los cantones.

La derecha, el sector agrícola, el Parlamento y el gobierno se oponían al salario mínimo, argumentando que supondría una amenaza para el empleo y que existen ya salarios mínimos en algunos ramos. Este salario mínimo de 18 euros por hora hubiese sido el más alto del mundo, muy superior a los 9,43 euros en Francia, 8,50 euros en Alemania —a partir de 2015— y 5,05 euros en España. Pero gran parte de la población temía que el salario mínimo provocara un aumento del desempleo, un fenómeno casi inexistente en Suiza (3,2 por ciento en abril).

Este resultado demuestra la aversión que tienen los suizos a que el Estado intervenga en exceso en el mercado laboral, por miedo a que una excesiva reglamentación desincentive a las empresas a contratar personal si los sueldos suben demasiado. El temor a que aumente el desempleo —un mal que azota a la hiperregulada Unión Europea— ha sido decisivo en el contundente resultado de las urnas.

Suiza es el país de la Organización Económica para el Desarrollo y para la Cooperación Europea (OECD) que tiene el ingreso anual más alto por habitante, unos 40.000 euros. La mitad de la población gana más de 5.000 euros brutos mensuales y unas 300.000 reciben alrededor 3.300 euros, la suma que ahora se iba a estipular con fuerza de ley como piso.

Como datos negativos, la población de Suiza afronta alquileres muy altos, una cobertura de salud obligatoria muy cara y el costo de la vida general es también muy elevado. El objetivo de la consulta era proteger a las capas más frágiles de la población en caso de «dumping salarial», una práctica que los europeos orientales imponen con éxito a sus vecinos occidentales.

Votando por el «No», los suizos han dado prioridad a un sistema económico muy flexible, que permite emplear y también despedir con extrema facilidad, y que sin dudas es parte clave de la extraordinaria prosperidad del pequeño país centroeuropeo, que tiene una de las tasas de desempleo más bajas del mundo.

El 3,2 por ciento contrasta agudamente con la Europa comunitaria, donde el desempleo golpea sin piedad a España, Francia, Italia y Grecia, muy especialmente entre los jóvenes.

Como antecedentes cabe recordar que los suizos han rechazado la semana de cuarenta horas (trabajan 42) y una sexta semana de vacaciones. Esta última medida fue rechazada por un 66,5 por ciento de los electores en marzo de 2012.

En otra consulta simultánea, la compra de 22 aviones de combate suecos Grippen, fue rechazada por los ciudanos. La renovación de la flota de cazas fue rechazada por 53,4 por ciento de los votantes. El proyecto de compra de los 22 Grippen tenía un costo de 3.126 millones de francos suizos (2.500 millones de euros o 3.500 millones de dólares). Los partidos de izquierda y los verdes tuvieron así un logro, ya que defendían el «No», que compensó en parte su derrota en el referendo sobre el salario mínimo. La aviación militar suiza posee viejos cazas estadounidenses F-5, de los años 60 y 70.

Fuente: La Capital de Rosario