Cuenta regresiva con más amenazas de Bolsonaro
El candidato del Partido Social Liberal dijo que los rojos tendrán que irse de Brasil o acabarán en un calabozo. Su hijo, reelecto diputado, declaró que para cerrar la Corte Suprema solo se precisa "un cabo y un soldado".
23/10/2018 EL MUNDOEl candidato del Partido Social Liberal dijo que los rojos tendrán que irse de Brasil o acabarán en un calabozo. Su hijo, reelecto diputado, declaró que para cerrar la Corte Suprema solo se precisa «un cabo y un soldado».
La dictadura anunciada. En las últimas 24 horas el candidato Jair Bolsonaro prometió que Lula va a «pudrirse» en la cárcel y también que será arrestado el presidenciable del Partido de los Trabajadores (PT) Fernando Haddad. Los «rojos» se tendrán que ir del país o acabarán en un calabozo, anunció.
En un video divulgado este fin de semana el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del aspirante a la Presidencia, declaró que para cerrar el Supremo Tribunal Federal solo se precisa un «cabo y un soldado».
Frente a ese torbellino de amenazas Fernando Haddad dijo hoy que de no haber una reacción rápida Brasil corre el riesgo de acabar como la Alemania de Hitler o la España de Francisco Franco. En ambos casos nadie imaginó lo que se avecinaba y cuando se tomó conciencia del problema ya era tarde, prosiguió. «La pesadilla puede durar décadas».
Si Bolsonaro «tiene el coraje de amenazar a la democracia antes de las elecciones ¿Qué hará si gana las elecciones? «.
El heredero de Luiz Inácio Lula da Silva visitó a un grupo de recicladores de residuos organizados en cooperativas con respaldo de la Pastoral de la Calle, dependiente del Arzobispado de San Pablo.
Los dichos del ex alcalde de San Pablo a denotaban una preocupación genuina, más allá del interés en conquistar votos para el ballottage del próximo domingo.
Una encuesta publicada por la agencia MDA, contratada por la Confederación Nacional de la Industria, indicó que el exmilitar del Partido Social Liberal (PSL) cuenta con el 57 por ciento de intenciones de voto contra el 43 de Haddad. Este sondeo muestra una distancia menor que la expuesta la semana pasada por la agencias Datafolha e Ibope, en las el postulante del PSL apareció con el 18 puntos a su favor.
El relativo avance del candidato del PT puede explicarse en la repercusión del escándalo de las «fake news» que envolvió a su rival y fue publicado a fines de la semana pasada por el diario Folha de San Pablo.
En el reportaje se informó que empresarios bolsonaristas desembolsaron altas sumas de dinero para montar una estructura que «disparó cientos de millones» de mensajes falsos antes del primer turno electoral del 7 de octubre. El embuste habría calado en un buen número de electores y no se descarta que otro ataque similar sea lanzado en los próximos días, alertó Haddad. La autoría de este fraude electrónico sería de Steve Bannon, uno de los ideólogos de la ultraderecha «alternativa» que trabajó para Donald Trump en la campaña norteamericana de 2016.
Este sabotaje de la primera semana de octubre al parecer explica el súbito crecimiento de Bolsonaro que estuvo a punto de ganar la presidencia sin necesidad de disputar el ballottage.
La autora del artículo sobre las fake news, Patricia Campos Mello, fue atacada en las redes sociales, lo que motivó notas de repudio de la Federación Nacional de Periodistas y de la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo.
Hoy, en su publicidad de campaña el capitán jubilado volvió a cargar contra Folha tilándola de mentirosa, luego de haber prometido que en caso de llegar al Palacio del Planalto ese matutino no tendrá más publicidad estatal.
Hasta el Supremo Tribunal Federal reaccionó contra las intimidaciones de la familia Bolsonaro. El presidente del Supremo, juez Antonio Días Tóffoli, aseveró por la tarde que «atacar al Poder Judicial es atacar a la democracia». Horas antes el juez más antiguo de la Corte, Celso de Mello, habló de «golpismo» y «autoritarismo» (ver recuadro).
Una sensación de espanto permea diversos sectores de la vida nacional. La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil lamentó el «odio y desprecio a los derechos humanos», y el expresidente Fernando Henrique Cardoso, un acérrimo adversario del PT, denunció un creciento «olor a fascismo».