Perfil de Axel Kicillof, el candidato que destronó a Vidal y devolvió al peronismo el poder en la Provincia
El economista llegará al Sillón de Dardo Rocha el próximo 10 de diciembre. Se consagró con el 52,10 por ciento de los votos, superando a la Gobernadora, que obtuvo el 38,7 por ciento.
28/10/2019 PROVINCIASEl economista llegará al Sillón de Dardo Rocha el próximo 10 de diciembre. Se consagró con el 52,10 por ciento de los votos, superando a la Gobernadora, que obtuvo el 38,7 por ciento.
Axel Kicillof se convertirá en gobernador de la provincia de Buenos Aires. El economista destronó a la que en los últimos años se consideró como la política con mejor imagen e intención de voto en el país. Su devenir bonaerense no fue casual, fue ordenado directamente por Cristina. “Andá caminar la Provincia y vemos”, le dijo allá por el 2017. El plan tenía un objetivo, pensar en la carrera por la Gobernación 2019, y el ex ministro de Economía configuraba en perfil de acorde a los tiempos: del kirchnerismo duro era el que mejor nivel de conocimiento tenía, un perfil respetado (incluso dentro de Cambiemos) y un cuadro técnico, con una mezcla de carisma de “rocks star”. En las PASO de agosto, Kicillof superó a Vidal 52,2 a 34,6 por ciento. En estas generales, superó a la Gobernadora 52,10 a 38,7 por ciento.
Kicillof no es bonaerense, es porteño. Nació el 25 de septiembre de 1971 en la Ciudad de Buenos Aires. Es el segundo hijo de los tres que tuvieron el psicoanalista Daniel Kicillof y la psicóloga Nora Barenstein. Está casado con Soledad Quereilhac, profesora de literatura, con quien tuvo dos hijos. Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires (dependiente de la UBA) de donde egresó con el título de bachiller especializado en ciencias sociales. Se graduó en la Universidad de Buenos Aires donde como licenciado en Economía con orientación al sector público, donde también tiene un doctorado. Fue docente universitario en las Facultades de Ciencias Económicas y Sociales de la UBA; y además en diversos cursos de grado y posgrado.
En la Facultad militó en la agrupación TNT (“Tontos pero No Tanto”), una agrupación independiente con perfil izquierdista que a comienzos de los 90 enfrentó la hegemonía radical de Franja Morada, donde militó también Guido Sandleris, actual director del Banco Central y hasta compartieron boleta en 1993.
Desde el 20 de noviembre de 2013 hasta el 10 de diciembre de 2015 ejerció como ministro de Economía de la Nación. Previamente fue designado por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner para el cargo de secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. Fue subinterventor de YPF hasta la sanción de la Ley de Soberanía Hidrocarburífera (expropiación de YPF).
Dentro su gestión en la administración nacional sobresalen los Programas de consumo “Ahora 12” y “Precios Cuidados”, que fueron continuados -con variantes- por el gobierno de Mauricio Macri. Y sobre todo, los de reestructuración de la deuda pública argentina, con foco en las negociaciones con el Club de París.
Su camino a la Gobernación comenzó luego de que el kirchnerismo perdiera las elecciones de 2015 en manos de Mauricio Macri. Si bien en esas elecciones fue elegido Diputado Nacional por la Ciudad de Buenos Aires, Kicillof comenzó a generar tímidas recorridas por diversos distritos de la provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, fue en el 2017 -por orden de Cristina- que apuntó a cimentar un camino para una posible candidatura para la Gobernación bonaerense. En principio, sus recorridas fueron miradas de reojo por los intendentes bonaerenses, principalmente por los del Conurbano. Es que los alcaldes querían que uno de ellos sea quien encabece la fórmula por la Gobernación en el 2019. De hecho, en diciembre de 2018, en un encuentro con alcaldes en el Instituto Patria, CFK les dijo que si lograban la unidad y el consenso sobre un candidato, ella lo iba a aceptar. Al mismo tiempo, recordó que Kicillof era el que mejor medía en las encuestas.
Pero el escenario cambió rotundamente, cuando el 18 de mayo, Cristina entronizó a Alberto Fernández como candidato a presidente, con ella como su candidata a vicepresidenta. La jugada hizo que la suerte del ex ministro de Economía sea bendecida y, el 28 de ese mes, el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde anunció que el candidato a gobernador era Kicillof. Los análisis fueron claros: en su magistral jugada, Cristina resignó el poder en Nación, por lo tanto no lo iba a hacer en la provincia de Buenos Aires. Para “equilibrar”, fue nombrada como candidata a vicegobernadora, la intendenta de La Matanza, Verónica Magario.
La campaña de Kicillof se basó en recorrer sistemáticamente el territorio bonaerense acompañado de un pequeño grupo de colaboradores a bordo de un automóvil Renault Clío de tres puertas. En cada distrito que visitó, la “fiebre por Axel” estuvo presente. La figura del Gobernador electo ha sido motivo de debates: su militancia política juvenil, su alegado keynesianismo, su indiferencia hacia las corbatas y los trajes formales, y su aspecto jovial.
De hecho, durante la campaña hacia las PASO, el camaleónico peronista y candidato a vicepresidente por Juntos por el Cambio, Miguel Ángel Pichetto apuntó directamente sobre la presunta ideología política de Kicillof: “El peronismo lleva a un hombre del Partido Comunista como candidato”, dijo el actual senador nacional, allá por junio de este año.
Ante cierto fragor por esas acusaciones, el ahora Gobernador electo tuvo que salir a aclarar el asunto: “Me considero en lo económico más keynesiano, y sobre todo desde una economía pública y peronista”, respondió. “Nunca me inicié en el Partido Comunista, ni en uno trotskista ni en uno maoísta”, aclaró. Sobre esto, otra de las acusaciones, que por ejemplo de hizo María Eugenia Vidal, fue su presunta pertenencia a La Cámpora. En varias ocasiones, Kicillof tuvo que aclarar que la agrupación kirchnerista no tendrá influencia en un eventual gobierno bonaerense, como también negar una pertenencia a la mesa chica de discusión camporista.
Kicillof también es autor de varios libros: “Diálogos sin corbata: para pensar la economía, la política (y algunas cosas más) en el siglo XXI” (Siglo XXI Editores, 2015), “Volver a Keynes. Fundamentos de la teoría general de la ocupación, el interés y el dinero” (EUDEBA, 2012), y “De Smith a Keynes: siete lecciones de Historia del pensamiento económico. Un análisis de las obras originales” (Eudeba, 2010).
Durante la campaña, Kicillof siempre intentó diferenciarse de María Eugenia Vidal. “La Casa de Gobierno va a ser el lugar donde trabajen mis ministros y mi gobierno (…) Creo que La Plata es una capital que hay que valorizar y poner en el centro de las decisiones”, le dijo a INFOCIELO en agosto pasado.
“Es muy difícil gobernar a control remoto, no lo hice nunca cuando me tocó alguna responsabilidad. De hecho me acuerdo cuando estuve en Aerolíneas que yo trabajaba en el hangar porque era ahí de donde salían los aviones. Creo que hay una cuestión central, uno hoy pasa por la gobernación y la ve descascarada, pintada, abandonada, y creo que está mal”, aseguró.
Sobre su análisis de la Provincia, graficó: “Es una provincia que es muy rica, pero tiene contrastes, también tiene pobreza. Muy diversa y heterogénea. Está desintegrada la provincia en lo que es lo productivo, que tiene problemas de logística, de complementariedad, de salidas de los puertos, en su articulación de su producción tan heterogénea que tienen. Lo que hay que hacer es hacer un plan para integrar la provincia productivamente”.
Se viene una nueva etapa en la provincia de Buenos Aires. Para muchos, se viene la era de un “cuadro político” serio y capaz. Para otros, pesa el hecho de ser un “tecnócrata” alejado de la rosca y el barro político que “la Provincia exige”. Con polémicas y controversias, de todos modos, sin ser orgánico al PJ, Kicillof -de la mano de Cristina- le devolvió al peronismo la provincia de Buenos Aires, que perdió en 2015 en manos de María Eugenia Vida, tras casi 30 años de hegemonía.