Casi la mitad del barrio santafesino Villa del Parque tiene malnutrición en la infancia
Asociaciones civiles buscan tener participación en las políticas alimentarias para prevenir la obesidad en la población joven
13/02/2020 MUNICIPIOSAsociaciones civiles buscan tener participación en las políticas alimentarias para prevenir la obesidad en la población joven
Una investigación realizada por el Centro de Estudios Ramón Carrillo reveló que en los barrios Villa del Parque y Villa Oculta, localizados en la zona suroeste de la ciudad de Santa Fe, el 44,45 por ciento de los niños y adolescentes están malnutridos. De esa población evaluada, el 5,56 por ciento tiene bajo peso; el 27,78 por ciento sobrepeso; el 8,33 por ciento obesidad y un 2,78 por ciento tiene obesidad grave. Según se evaluó, el exceso de peso indica «el riesgo a padecer afecciones cardiovasculares y metabólicas, así como también la necesidad de abordar de forma inmediata e integral las causas que configuran esta nueva pandemia».
Para interpretar los datos, UNO Santa Fe dialogó con uno de los promotores de la Salud Universitario y Técnico en Epidemiología que lleva adelante los estudios, Marcos Salva. La investigación se realizó con el fin de determinar el crecimiento físico de la población infantil y adolescente que asiste al Centro de Infancia “Casa Catena” y al apoyo escolar de la “Asociación Vecinal Villa del Parque” en el marco del desarrollo del “Programa de Formación de Promotores de la Salud”. La Ramón Carrillo es una Asociación Civil que forma tanto a trabajadores y profesionales de la salud, como a vecinos y referentes barriales –en su mayoría mujeres– con el objetivo de abordar «las falencias de los sistemas formales de salud» para la detección y prevención de enfermedades.
«Surgió porque veíamos casos de personas que tenían problemas de salud que era prevenibles y esperables por edad y sexo y que estaban llegando tarde al sistema de salud. La idea es que los vecinos tengan ciertas herramientas para que puedan evaluar algunos casos y que los puedan conectar al sistema de salud formal. Esa tarea está dividida en grupos etarios», explicó Salva sobre el programa con el que se llevó adelante el relevamiento a niños y adolescentes durante el mes de noviembre del año pasado. Cabe destacar que la obesidad constituye la mayor epidemia a nivel mundial de este siglo, según la Organización Mundial de la Salud. Se extiende a todos los rangos etarios, desde la infancia a la ancianidad, tanto en los países de Occidente como de Oriente y con diferentes niveles de desarrollo económico.
En relación a los resultados, el promotor evaluó: «Es un número importante y elevado pero que a la vez condice con las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación y la Organización Mundial de la Salud. Malnutrición, que es grave, se le llama al sobrepeso, obesidad y bajo peso. El sobrepeso y obesidad está relacionado a la cantidad y calidad de los alimentos en lo que abundan grasas saturadas, hidratos de carbono de mala calidad, con muchas harinas y además la falta de actividad física. En este barrio no hay espacios verdes, no hay canchitas y está superpoblado. Tienen cerca varios clubes que son privados, y sí un parque que concentra a varios barrios que es el Garay. Pensamos que hay una cultura que viene de una cuestión económica desde la alimentación. No es que la gente no sepa que algo le hace mal, sino que no se tiene conciencia de que eso es perjudicial para la salud y cada vez más temprano van a sufrir las consecuencias como la hipertensión, la diabetes y otras complicaciones que pueden ser infartos o accidentes cerebrovasculares».
De acuerdo a esta realidad barrial en la infancia, Salva explicó cuáles son las consecuencias en la salud con el pasar del tiempo si no se revierte la situación: «Dentro de la malnutrición está la desnutrición cuyas consecuencias son de desarrollo intelectual. Y el sobrepeso y la obesidad con los riesgos cardiovasculares».
«Se han corrido paulatinamente las edades promedio donde se producían los primeros infartos y ACV en las personas. Cada vez se ve en gente más joven. El sedentarismo y la mala nutrición baja la calidad de vida porque están predispuestos a consumir medicamentos de jóvenes».
«La obesidad produce resistencia a la insulina lo cual produce diabetes, por ejemplo. Las secuelas pueden ser un ACV, invalidez laboral hasta reducción en la capacidad motriz o del habla y a eso sumarle la medicación que se necesite».
Estrategias
En relación a cómo prevenir el sobrepeso y la obesidad en este rango etario que va desde el nacimiento hasta los 19 años, desde la Ramón Carrillo están atentos a los programas provinciales y nacionales que se llevan adelante y tienen la mirada puesta en lo que será la tarjeta alimentaria en la ciudad de Santa Fe. «Hace falta un seguimiento territorial más profundo y constante. Porque con una sola charla es difícil de asimilar. La cuestión económica se tiene que trabajar para que tengan acceso a alimentos frescos sanos y nutritivos como lo son las frutas, verduras y hortalizas o carnes sin tanta grasa. Es difícil en la situación en la que se vive pero hemos visto que las personas cuando toman conocimiento de esto se preocupan y buscan la manera de abordarlo. Además sería buena medida la articulación de las carteras de educación con la de deportes para intensificar de forma programática la carga horaria de lo que son las actividades físicas en las escuelas y brindar herramientas o alternativas para los sectores vulnerables de la sociedad que tiene dificultades para acceder a prácticas deportivas. También tiene que ver lo que es el auge de la tecnología, pero básicamente lo que faltan son políticas públicas y la presencia el Estado», opinó.
Y agregó: «Es más barato para el Estado la prevención de enfermedades que tratarlas en los efectores de salud si se piensa en los costos de los tratamientos médicos o en las secuelas que dejan que producen que se detengan las actividades laborales de una persona o en la rehabilitación que son precios elevados. Es la preocupación que tenemos, hay muchas organizaciones civiles y sociales que se pueden sumar al control y vigilancia de la salud de niños y adolescentes para buscar estrategias».
En este sentido, destacó que en el relevamiento que hicieron para el Centro de Estudios se detectó que el ciento por ciento de las personas evaluadas tenía completo su carné de vacunación, «aún los adultos mayores que tienen que vacunarse contra la gripe, neumococo y demás». «Entendemos que ahí hay varias políticas públicas de fondo, que tienen que ver con controles escolares por un lado y por la Asignación Universal por Hijo que obliga a tener al día el carné. El resultado final es positivo y valorable», analizó.
Comer mejor, ¿es caro?
Al ser consultado si es posible tener una alimentación saludable a partir de un presupuesto limitado, Salva respondió que sí. «Nosotros trabajamos con nutricionistas para la formación de promotores y la idea que ordena toda la cuestión alimentaria es en realidad las alternativas a las formas de preparar alimentos. Por ejemplo las milanesas, se pueden comer en vez de frita, al horno. Las ensaladas, legumbres, lácteos se pueden combinar para dar proteínas a los niños y adolescentes en su etapa de desarrollo. A veces comemos papas fritas o mucha mayonesa con grasas muy saturadas y se pueden preparar ensaladas o buscar alternativas, con los mismos alimentos o reemplazándolos. Por ejemplo a las pastas secas que vienen en todos los programas, se pueden reemplazar por legumbres que son beneficiosas para la salud», destacó.
Por último, concluyó: «También se perdió un poco lo que se venía dando en los últimos años, los programas del Inti como el Prohuerta o capital semilla que fomentaban las huertas familiares y la agricultura en los cordones periurbanos. El resultado lo que veíamos es que los vecinos podían ir a los límites de la ciudad a comprar frutas y verduras de calidad sin agrotóxicos y que redunda en calidad de vida y alimentos y nutrición. El problema mayor que tienen los sectores vulnerables son el acceso a la carne, que es lo más complejo. Precios Cuidados puede ayudar aunque los productos frescos son más difíciles de acceder porque en los supermercados, que es donde funciona muchas veces el programa, controlan los precios. Se debería asegurar la calidad de los alimentos a un precio adecuado».