A May se le augura un futuro tormentoso

Si la derrota en el Parlamento es por menos de 50 votos, May podría intentar un acuerdo con la UE que cuente con el respaldo británico. Si pierde por más de 100, su renuncia será inevitable.

Si la derrota en el Parlamento es por menos de 50 votos, May podría intentar un acuerdo con la UE que cuente con el respaldo británico. Si pierde por más de 100, su renuncia será inevitable.

El futuro politico de Theresa May y el del Reino Unido ingresan hoy en  una semana crucial. Nadie sabe si el viernes la primera ministra seguirá en su puesto o estará despidiéndose 10 Downing Street por el mismo motivo que Margaret Thatcher en 1991: Europa.

Mucho depende de la votación parlamentaria mañana sobre el acuerdo que alcanzó May el mes pasado con la Unión Europea (UE). Hoy nadie le da ninguna chance de salir airosa. Si bien nunca se sabe en política, el debate en estos días no es tanto si evitará la derrota, sino por cuantos votos perderá.

Si la derrota es por menos de 50 votos, May podría seguir un poco más en su intento de cerrar la cuadratura del círculo, es decir, llegar a un acuerdo con la UE que cuente con el respaldo del parlamento. Si pierde por más de 50 votos, su situación será extremadamente precaria. Si es por más de 100, significará que no solo que perdió por completo el respaldo del Parlamento sino que nunca lo recuperará: la renuncia será prácticamente inevitable.

En un intento desesperado de evitar una derrota, May salió por distintos medios dominicales a advertir a los parlamentarios que un rechazo del acuerdo provocaría “grave incertidumbre”, podría terminar en una elección general y en una salida estrepitosa de la Unión Europea, es decir, sin ningún tipo de acuerdo sobre la relación post-Brexit con su principal socio comercial y político-diplomático de las últimas décadas.

En su cruzada May encontró algunos inesperados aliados. El influyente diario conservador, Daily Mail, recalcitrante pro-Brexit hasta hace unas semanas, se convirtió a la causa de la primera ministra con el argumento que no es un gran acuerdo, pero es lo mejor que se puede conseguir. El Daily May formatea buena parte de la opinión pública en los distritos conservadores pero, tal como se encargaron de recordar varios diputados Torys, la obligación de los legisladores este martes es votar con la conciencia y no en representación de su distrito porque está en juego el interés nacional.

En este sentido la aritmética parlamentaria y las posiciones tomadas de los diputados del oficialismo y la oposición vuelven prácticamente imposible torcer el destino a última hora. El gobierno no tiene mayoría parlamentaria propia. Desde las fatídicas elecciones anticipadas que convocó la misma May el año pasado, gobierna en alianza con el sector más reaccionario de la Cámara de los Comunes, los 10 diputados del DUP, los Unionistas de Irlanda del Norte.

Estos 10 diputados se manifestaron en contra del acuerdo, posición reforzada el miércoles pasado cuando se publicó la opinión del asesor legal del gobierno que decía que Irlanda del Norte podía quedar indefinidamente atada a la Unión Europea con este acuerdo. En otras palabras, la provincia terminaría mucho más cerca de la República de Irlanda (que está en la Unión Europea) que del Reino Unido. Este potencial desmembramiento del Reino ha sido decisivo para que la rebelión se extendiera más allá de las praderas de los fanáticos pro-Brexit conservadores. En la última semana unos 100 diputados del oficialismo manifestaron su rechazo al acuerdo.

La oposición en su totalidad (laborismo, liberal-demócratas, escoceses independentistas, galeses autonomistas y una diputada verde) está en contra. Desde que se activó el mecanismo para negociar la salida del Reino Unido de la UE en marzo de 2017, el gobierno desatendió el frente opositor: incluso si algunos quisieran o tuvieran dudas, las posiciones adoptadas públicamente les impide la marcha atrás. Así las cosas, salvo que los parlamentarios sufran un ataque de pánico masivo, la derrota es inevitable. En este caso se abren –según la BBC y otros medios británicos– seis opciones:

May regresa a la cámara con una nueva enmienda formal para ver si, ante el abismo (caída estrepitosa de la libra, por ejemplo), se aprueba el acuerdo.
Intenta renegociar con la UE (el jueves la primera ministra estará en Bruselas para una cumbre europea)
El Parlamento se adelanta y vota una moción de censura al gobierno
Ante la derrota se llama a elecciones anticipadas (por iniciativa de la oposición o de la misma May)
El Parlamento decide convocar a un nuevo referendo para salir del impasse.
Todas las soluciones fracasan y el Reino Unido sale de la UE el 29 de marzo sin acuerdo, sea con este u otro gobierno.
Estas opciones dependerán de las alianzas que se seguirán armando y desarmando hasta último momento, de la mecánica parlamentaria, de la reacción de los mercados y de una cuota de azar. En medio de tanta incertidumbre, una cosa está bien clara: hoy el gobierno de May pende de un hilo.

Fuente: Página 12