El abstencionismo electoral da impulso a Marine Le Pen

Si la izquierda opta por el voto en blanco o nulo la candidata de la ultraderecha podría incrementar el domingo su caudal de votos.

Si la izquierda opta por el voto en blanco o nulo la candidata de la ultraderecha podría incrementar el domingo su caudal de votos.

«Ni Le Pen ni Macron». Esta consigna, surgida poco después de la primera vuelta presidencial en Francia, ya luce en las paredes parisinas y se entona en diversas marchas que cotidianamente se suceden en el país. La posibilidad de una masiva abstención electoral que incremente los votos de la ultraderecha alarma y tiene en vilo a los franceses en la última y crucial semana de campaña antes del ballotage del domingo. En la primera vuelta del mes pasado, cuando el liberal independiente Emmanuel Macron superó a la ultraderechista Marine Le Pen, ahora su adversaria en la segunda vuelta, la tasa de participación fue de 77.77 por ciento, un 2 por ciento menos que el promedio de las últimas 10 elecciones.

Las encuestas predicen una cómoda victoria de Macron, dado que el rechazo que generan las posiciones ultranacionalistas de Le Pen hizo que casi todos los otros candidatos que compitieron en el primer turno llamaran a votar por él. La excepción es el ex candidato izquierdista Jean-Luc Mélenchon, quien cosechó 7 millones de votos y ha sido duramente criticado por decir que irá a votar y que no lo hará por el Frente Nacional (FN) de Le Pen, pero sin revelar si lo hará por Macron o en blanco, otra eventualidad que beneficiaría a la candidata.

Ayer, el resultado final de un sondeo online encargado por el propio Mélenchon entre más de 240.000 de sus seguidores mostró que el 36,12 por ciento optará por el voto en blanco o nulo, un 34,83 por ciento por Macron y el 29,05 por ciento por la abstención, lo que aumentó la incertidumbre de los comicios. Si en el segundo turno el electorado se dispersara más de lo esperado, Le Pen podría incrementar dramáticamente su nivel de apoyo, puesto que entre sus filas el abstencionismo es muy bajo y el mayor porcentaje de ausentismo en las urnas provendría de los electores de izquierda.

El feriado lo complica

Asimismo, el día después del ballotage es feriado, porque se conmemora el armisticio de la Segunda Guerra Mundial, y un fin de semana largo en plena primavera es otro factor que podría elevar el abstencionismo en un país donde votar no es obligatorio. Para contrarrestar esta posible y peligrosa abstención, se multiplicaron los llamados a sufragar, e incluso circuló en las redes sociales una portada falsa del diario izquierdista Libération anunciando un «triunfo» de Le Pen con el 50,25 por ciento debido a una abstención del 33 por ciento. «Yo voté por Mélenchon, no voté contra nadie. Aunque las opciones sean nefastas, ahora debo votar contra la ultraderecha, no queda otra», afirmó el parisino Kevin, de 35 años, hijo y hermano de sindicalistas de la CGT e ingeniero de sonido, quien se definió de «la izquierda de la izquierda y antifascista». «Un facho siempre será un facho. Y más si su apellido es Le Pen. Ella es enemiga de los que amamos la diversidad. La prueba es que en París y otras ciudades, donde convivimos con los musulmanes, que ella odia, sacó menos del 5 por ciento», dijo Kevin en un bar del señorial suroeste de la capital.

Mateo, un músico franco español de 42 años, contó que nunca se abstiene en una presidencial y que va a votar a Macron, y que no es necesario que se lo diga Mélenchon. «Todo el mundo le hecha la culpa de una posible abstención a Mélenchon, pero el principal abstencionismo en Francia viene de los que no se inscriben para votar y después te vienen a cantar «Ni Le Pen ni Macron» y te tratan de cómplice del sistema», agregó el pianista «europeo». Hervé, fotógrafo de 33 años, nacido en Rennes, está inscrito en el padrón, pero, como en la primera vuelta, no irá a votar. «Este escenario muestra la degradación y la podredumbre de nuestro sistema. No voy a ir a votar. Hace rato que no participo de esta farsa que valida un «status quo» inerte donde cada vez se pierden más derechos», sostuvo Hervé.

En cambio, Francois, de 36 años, sí votará. «Detesto a Macron, pero la extrema derecha no tiene que llegar nunca al poder. Soñaba con una refundación del país con Mélenchon, pero tendremos que padecer todo lo contrario, más de lo mismo», contó, resignado. Inclusive, reconoció que pese a su «rabia y desencanto», espera una amplia victoria de Macron. «Es necesario que Macron saque una diferencia importante para que su gobierno sea fuerte y que el FN no siga creciendo. Si el resultado es cerrado todo será aún más incierto en las legislativas». En línea con la forma de gobierno semipresidencialista del país, Francia celebra elecciones legislativas a dos vueltas el 11 y el 18 de junio próximo, y de la composición de la Asamblea Nacional (Diputados) dependerá el color político del primer ministro y su gabinete, que podría o no ser del mismo partido que el presidente. De concretarse este atípico y complicado escenario llamado «cohabitación», el nuevo mandatario deberá convivir con un primer ministro de otra formación política o gobernar por «ordonnance» (decreto).

Fuente: La Capital Rosario