Aumentó casi un 40 por ciento la asistencia a comedores y merenderos de la ciudad de Santa Fe

Trabajadores de la economía popular son quienes contienen a los sectores sociales vulnerables. Además reparten de a pie elementos de higiene en los barrios más complicados

Trabajadores de la economía popular son quienes contienen a los sectores sociales vulnerables. Además reparten de a pie elementos de higiene en los barrios más complicados

La Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep) está compuesta por siete movimientos populares y nuclea a más de 1.500 trabajadores informales. Son quienes no tienen una relación de salario y trabajo en el mercado formal. En medio de la emergencia sanitaria por el coronavirus son quienes ponen el cuerpo ya sea para la contención de los sectores vulnerables con la provisión de alimentos y productos de higiene a través del despliegue de estrategias que ya vienen trabajando por la emergencia alimentaria, como la realización de labores de reparación del edificio del viejo Hospital Iturraspe.

El Movimiento Popular La Dignidad, el Movimiento de Trabajadores Excluidos, la Corriente Clasista Combativa, el Movimiento de Organizaciones Barriales y el Movimiento Evita tiene unidades productivas, 110 merenderos y comedores que son atendidos por trabajadores comunitarios. Además cuentan con dispositivos de salud y de educación. Hay recicladores, cooperativistas y agricultores.

Carlos Abad de Utep, explicó a UNO Santa Fe sobre las últimas dos semanas: «Tenemos los comedores distribuidos en la ciudad de Santa Fe que alimentan a 18 mil personas. Ese número se ha visto elevado debido al cese de la actividad económica. Al prolongarse el aislamiento obligatorio hay gente que no puede trabajar, sobre todo la gente que se gana la diaria, termina acudiendo a los comedores. Se trata de siete mil personas, hoy asistimos a 25 mil personas en total. Además hacemos un trabajo de promoción, de prevención de salud yendo casa por casa con folletos y carteles».

«Venimos manteniendo reuniones con autoridades municipales y provinciales para realizar un trabajo mancomunado para atravesar esta crisis sanitaria de la mejor manera posible. En este sentido desde la Utep nos venimos comprometiendo con distintos puntos de trabajo. Uno de ellos es poner a disposición toda nuestra estructura de contención social y comunitaria», agrega.

Sobre quienes asisten a los comedores, Abad apunta: «Hay de todo, generalmente asistimos a niños y personas de la tercera edad». Para este contexto, relató que se volcaron los esfuerzos a los grupos de riesgo, que son en su mayoría personas mayores de 60 años.

Asimismo detalló que se instrumentó un sistema de viandas. «No es que se quedan como antes en el comedor sino que se llevan la comida a casa. Como protocolo desvinculamos a toda la población de riesgo de nuestros trabajadores y montamos guardias mínimas. Desdoblamos la entrega, en dos o tres turnos con diferentes horarios para que la gente no se concentre», indicó.

Al mismo tiempo detalló sobre la logística: «Hace muchos años que venimos trabajando con comedores, tenemos nombre y apellido de quien asiste. Las que se van sumando lo agregamos a las planillas. Tenemos sus contactos. Los vecinos son del barrio, conocen a cada uno de los que asisten. Así que para nosotros la organización en ese sentido es fácil».

En relación a la realidad de la ciudad de Santa Fe, Abad describió: «Hay barrios que están más complicados que otros por las condiciones de emergencia alimentaria, la organización urbana y social. Hay algunos que viven directamente hacinados. El índice de densidad demográfica al borde de la Circunvalación en relación al centro es del doble o hasta el triple. Es un gran problema si el coronavirus se mete en los barrios populares, es difícil de controlar. En Las Lomas y Santo Domingo fuimos parte del dispositivo, los últimos tres días se ha entregado un bolsón de comida y productos de higiene casa por casa en todo el barrio».

En esta línea, sobre las precauciones que tienen los trabajadores de la economía popular, detalló: «Tienen un protocolo de trabajo interno con un refuerzo de alimentos y de productos de higiene. Desde el Fují para combatir el dengue hasta lavandina, cofias, jabón, barbijos, todo lo necesario». Cabe destacar que además trabajan con la Sedronar, con la población en situación de calle y con los consumos problemáticos. Están abiertos día y noche garantizando la higiene y alimentación de toda esa gente.

Higiene

«Ahora estamos haciendo un operativo de entrega gratuita de alcohol en gel para 800 familias para el distrito noroeste de la ciudad. Es una actividad articulada con el Ministerio de Salud de la provincia, que garantiza a través de un protocolo la higiene y el distanciamiento. Lo hacemos en esa zona porque en términos de densidad demográfica, nuclea a los barrios en riesgo sociourbano por su complejidad. Las posibilidades de poder higienizarse allí son otras», describió a UNO el militante popular.

Y detalló: «Para la familias de barrios populares, la economía no permite acceder a productos de higiene personal que establece el protocolo. Frente a la poca oferta, y la gran demanda, que trae desabastecimiento y especulación, hay organización popular. Nuestra cooperativa ha hecho una compra grande de alcohol en gel para repartir a cada familia. Es cuestión de voluntad política. Cuando los Estados dicen que no encuentran proveedores que les vendan al por mayor, es mentira. No se busca».

«En Esperanza hay dos grandes proveedores a precios muy, muy bajos, nosotros hemos comprado ahí. Y es una prueba piloto, si este operativo sale bien vamos a seguir con la entrega masiva en la ciudad de Santa Fe. Es una demostración al Ministerio de Salud de que si se quiere se puede. Es muy importante que todos los santafesinos accedan al protocolo de higiene; esta acción solidaria para nosotros es una acción de justicia social», destacó.

80 camas más, acondicionadas por la Utep

Además del trabajo en materia de la alimentación, la Utep montó un equipo de 50 personas para recuperar el viejo Hospital Iturraspe, donde se van a habilitar 80 camas en el marco de la emergencia sanitaria. «Pintura, albañiles, técnicos industriales, herreros, equipos de limpieza y de desmalezamiento, todos están trabajando en la recuperación del edificio», remarcó Abad.

«Este trabajo es articulado con el Ministerio de Salud. El estado del hospital es deplorable, con suciedad y abandono. Y con cuestiones edilicias complicadas, como revoques, pinturas y demás. Nos encontramos con residuos patológicos tirados, un desastre. A partir de esa visita hicimos un esquema de trabajo, con cuadrillas para cada tarea que había que hacer. Nos llevó muchos días y termina este martes», señaló.

Sobre el vínculo laboral que los une con el Estado provincial, Abad describió que tienen un acuerdo en el que se repite el esquema del programa Argentina Unida por la Educación y el Trabajo. «El Ministerio de Salud contrata nuestras unidades productivas. Es un monto de ocho mil pesos por ocho días de trabajo a cada compañero de la economía popular. Se matan varios pájaros de un tiro porque nadie quiere hacerlo. Nadie quiere entrar a ese lugar», destacó.

Al ser consultado si este tipo de acuerdos alcanza, Abad apuntó: «Por supuesto que sirve. Son trabajadores que se la rebuscan día a día. Como cooperativas tenemos un salario y siempre buscamos complementarlo con otros empleos para llegar a un piso digno. Nuestra lucha de la Utep, tiene que ver con reconocer que hay toda una parte de la sociedad con trabajo informal que nuclea el 35 por ciento de la población argentina».

«Es un nuevo paradigma de trabajo, porque es una falacia pensar que algún día vamos a formar parte del mercado formal de trabajo. Entonces hay que reconocer a los trabajadores de la economía popular, para tener acceso a medios de producción y así desarrollar nuestras actividades y labores», sostuvo.

Fuente: Uno