Aún con paridad en el Concejo, las edilas rosarinas hablan de desigualdad y violencias

Un estudio del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género muestra que para ellas los roles de género, la falta de apoyo de los compañeros varones y del partido y la exclusión de algunos espacios de decisión, siguen siendo un obstáculo a sortear

Un estudio del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género muestra que para ellas los roles de género, la falta de apoyo de los compañeros varones y del partido y la exclusión de algunos espacios de decisión, siguen siendo un obstáculo a sortear

El ejercicio de la política, más aún en crispadas semanas de campaña, no es un escenario ajeno a la violencia por razones de género. Solo basta consultar a las mujeres que hacen política para saber que ocho de cada diez dicen haber sufrido violencia, desde comentarios sexistas y exclusión de reuniones hasta amenazas. Si bien los estudios hechos hasta al momento fueron consultas nacionales entre diputadas y senadoras, le llegó el turno al Concejo Municipal. Allí, 24 de 28 ediles y edilas respondieron las preguntas del Equipo Latinoamericano de Justicia Género (ELA) en el marco del estudio «Violencias por motivos de género en la política local», un trabajo que se presentará virtualmente este viernes y que muestra que incluso con la paridad numérica lograda y un 57 por ciento de mujeres sentadas en las bancas, el ejercicio cotidiano de la política sigue mostrando desigualdades. Los roles de género, la falta de apoyo de los compañeros varones y del partido y la exclusión de algunos espacios de decisión, siguen siendo para las concejalas un obstáculo a sortear que no tienen los varones.
Por derecha y por izquierda, las mujeres y el colectivo LGTBIQ+ son víctimas sobre todo de violencia simbólica y psicológica, incluso en la disputa electoral de estos días los dichos violentos suelen pasar desapercibidos hasta en los diarios. Semanas atrás, el presidente de Unite y ex concejal, José Bonacci, se refirió a Amalia Granata, candidata del PRO a senadora por Santa Fe, diciendo que «en los últimos años se acostó en la cama de todos los políticos». Más allá del mayor o menor acuerdo que se pueda tener con la ex mediática y panelista, el comentario además de ser un claro ejemplo de violencia, difícil es escucharlo en referencia a un candidato varón.

La secretaria de Género y Derechos Humanos del municipio, Mariana Caminotti, fue quien impulsó el relevamiento en el Concejo Municipal a través de la organización ELA y el apoyo de la titular del Concejo, María Eugenia Schmuck, el primero a nivel local en todo el país y el primero en incluir en las consultas a mujeres y varones en las bancas.

«Poner en debate las condiciones del ejercicio de la política en un momento de alta exposición como es la campaña» es el principal objetivo planteado por la secretaria de Género, que además recalcó «la necesidad visibilizar esta violencia, que no consiste en golpes o formas extremas, pero que no es inocua y afecta la vida familiar y la trama vincular de quienes la sufren».

Paridad no es «estar a la par»
Por sus características, señaló Caminotti, el Palacio Vasallo aparece a primera vista como un escenario «con condiciones de participación extremadamente favorables tanto en lo organizacional como en lo político».

En el recinto, el 57% de las bancas son ocupadas por mujeres, su presidenta es la radical Schmuck, su vicepresidenta segunda la justicialista Marina Magnani y de los 15 bloques políticos, 9 presidencias son ocupadas por mujeres.

Es más, tampoco se encuentra lo que se llama «división sexual del trabajo político», es decir, una mayor representación de las mujeres en las comisiones consideradas históricamente como temas femeninos y una exclusión de los espacios «duros».

De hecho, comisiones centrales como Gobierno, Presupuesto, Producción y Planeamiento son presididas por concejalas, algo que por ejemplo, en el caso de la Comisión de Presupuesto de las cámaras del Congreso de la Nación nunca sucedió desde el retorno de la democracia.

Así y todo, para Caminotti, defensora de las leyes de paridad tanto a nivel nacional como provincial, «la paridad cuantitativa no siempre significa «estar a la par» y poder ejercer la actividad con las mismas condiciones que los concejales varones» y agregó: «Incluso en ese escenario, ellas perciben que tienen que demostrar mucho más que ellos».

Allí los avances del informe realizado por la organización no gubernamental ofrecen resultados que para la funcionaria, «son más que elocuentes».

Más militancia, más esfuerzo
Cuando las concejalas rosarinas señalaron que deben esforzarse más y demostrar más que sus colegas, los resultados de la consulta indican que no lo dicen porque sí. En promedio, las mujeres del Concejo tienen más años de militancia que sus compañeros y menos años en el cargo, lo que significa justamente que tienen un trecho más largo que recorrer para acceder a esos espacios.

Ese solo dato, para Caminotti, «habla de una trama de desigualdad» y a eso se suma que al evaluar la formación, se encuentra como una constante que las edilas tienen más estudios universitarios y de posgrados finalizados.

«Sobre las mujeres una mirada de cómo lo hacen y cuán capacitadas están, como si los varones estuvieran naturalmente dotados para la función pública y la actividad política», destacó la titular de Género.

Quizá por eso, para el 70% de las concejalas señaló que «la cultura machista y su concepto de los roles de género» afecta su carrera y el 81% consideró que las responsabilidades domésticas son difíciles de coordinar con su trabajo, algo que solo le sucede al 36% de los varones.

Ya dentro de la actividad política en sí, más del 62% dijo sentir «falta de apoyo de sus propios compañeros», cuando apenas el 36% de los varones comparte esa percepción; e incluso el 70% dijo sentir además la falta de apoyo del partido, algo que a los varones le sucede apenas en el 25% de los casos.

¿Dónde se ejerce la violencia? El 44% apuntó que le impiden o las excluyen de reuniones donde se toman las decisiones, el 40% dijo sentir cuestionado su liderazgo e incluso un 20% refirió que se le restringe el uso de la palabra en sesiones, eventos y reuniones.

«Estas no son violencias menores -insistió Caminotti- porque estas prácticas frecuentes en el ámbito de la política no hacen más que socavar e impedir el pleno desarrollo de las mujeres en sus funciones, ya sea como candidatas, representantes electas y en cargos Ejecutivos. Y eso es bueno ponerlo en debate».

Fuente: La Capital