Balas de goma, palazos y gases en Jujuy
Los policías provinciales arremetieron contra los trabajadores que cumplían un paro por tiempo indeterminado e iban a ingresar a una planta de gas de la empresa de la familia Blaquier. La represión dejó 80 heridos.
15/07/2016 PROVINCIASLos policías provinciales arremetieron contra los trabajadores que cumplían un paro por tiempo indeterminado e iban a ingresar a una planta de gas de la empresa de la familia Blaquier. La represión dejó 80 heridos.
Trabajadores del Ingenio Ledesma fueron reprimidos ayer a las pocas horas de haber iniciado un paro por tiempo indeterminado. La represión no estuvo a cargo de la policía local de Libertador San Martín, donde se encuentran emplazadas buena parte de las miles de hectáreas sembradas con caña de azúcar y las plantas fabriles de la familia Blaquier, sino que fue encabezada por efectivos de la Guardia de Infantería de Jujuy movilizados especialmente desde distintas localidades de la provincia gobernada por el radical Gerardo Morales. El saldo: 80 trabajadores heridos. No conforme con la represión, la empresa se lanzó luego a la persecución judicial y denunció penalmente a los manifestantes, quienes respondieron más tarde con un corte de la ruta provincial 36 que se extendió durante varias horas y continuaba anoche. “Esperamos órdenes de detención sobre los compañeros en las próximas horas”, advirtió el abogado del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma (Soeail), Enrique Wandschneider, quien aventuró un largo conflicto dada “la impunidad que tienen los Blaquier y la falta de seguridad jurídica en la provincia”.
Los efectivos de Infantería respondieron con balas de goma, palazos y gases lacrimógenos al intento de los trabajadores de ingresar al perímetro de la fábrica de gas de la empresa. La represión se desató sobre de una de las tranqueras de ingreso, a campo abierto. Los trabajadores se concentraron allí a las cinco de la mañana, hora en que comenzó el paro, que fue votado en asamblea la noche del jueves, en forma unánime y por tiempo indeterminado. La empresa y el Ejecutivo jujeño estaban al tanto de la presencia de trabajadores en los perímetros de la planta, dado que el paro fue notificado formalmente.
En lugar de acudir la policía local, arribaron efectivos de la guardia de infantería provincial. El secretario de Comunicación y Gobierno Abierto de Jujuy, Raúl García Goyena, dio cuenta él sólo de la disposición de Morales para cumplir los deseos de la empresa: “Los efectivos tenían la orden de no dejar que se afecte la propiedad privada”, dijo a la prensa mientras daba la versión oficial. El funcionario habló de “feroz agresión de los trabajadores a la Policía”, y de “siete efectivos a los que les rompieron la cabeza quienes quisieron tomar la planta de gas”.
El vocero de Ledesma, Ignacio Duelo, dijo tener “videos” que prueban que los “violentos” fueron los trabajadores, pero los únicos videos difundidos ayer confirmaban la versión del gremio. Adelantando la persecución judicial posterior, Duelo recordó “las causas penales” iniciadas por la empresa contra el secretario general del Soeail, Rafael “Cuchi” Vargas, quien ganó la representación del gremio en 2013 y le imprimió una dirección más combativa.
Vargas responsabilizó a la administración de Morales por la represión: “El gobierno, que todavía no puede garantizar seguridad en toda la provincia, sí puede garantizar cuidar de los capitales privados de tamaña empresa”, ironizó. El secretario general del Soeail denunció, además, que las balas de goma fueron “disparadas a dos metros de distancia de los compañeros”, y que muchos de los heridos “permanecieron sin asistencia médica durante más de una hora”, dado que el cordón policial impedía además el ingreso de ambulancias.
El paro surgió a raíz del fracaso de las negociaciones paritarias. El gremio exige un aumento del 43 por ciento, mientras que la empresa elevó hasta un 34 por ciento la última oferta oficial que presentó en la conciliación obligatoria concluida el lunes. Ledesma ofrece un básico de 11200 pesos, “el detonante de la decisión de la asamblea que no encontró lógica ni seriedad en esa suma tan distante de lo requerido”, dijo el sindicato, que representa a 8 mil trabajadores. El gremio sostiene que la oferta es “magra” teniendo en cuenta las ganancias que el azúcar, el papel para impresión, el bioetanol, los cuadernos y los útiles escolares le proveen a la empresa, que según su último balance publicado, de 2014, reportó ganancias del 121 por ciento.
Una historia repetida
La represión desatada contra los trabajadores azucareros tuvo lugar en una fecha muy particular: la semana que viene, como cada año, habrá una marcha multitudinaria en Jujuy por los 40 años de “La noche del apagón”. El 28 de julio de de 1976, veinte trabajadores del Ingenio fueron secuestrados en camionetas que fueron provistas a la Gendarmería por sus patrones, los Blaquier. No por nada el comunicado difundido por el gremio ayer se tituló “Esta vez no hubo apagón” y le recriminaba a la misma familia –muy cercana al presidente Mauricio Macri– “el total desprecio por la vida e integridad física de sus obreros, como en otras épocas”.
“Ledesma repite conductas terroristas en épocas democráticas. Ya no puede desaparecer personas ni organizar un apagón, pero sí puede hacer uso de la policía como si fuera propia. A los compañeros que han sido reprimidos, si estuviéramos en otro marco histórico, los hubieran desaparecido”, graficó Wandschneider. Entre otras ocasiones de impunidad, el abogado recordó los tres muertos durante el desalojo de familias en el barrio Triángulo, propiedad de Ledesma, en 2011; y la falta de mérito dictada sobre Carlos Pedro Blaquier en marzo de 2015, tras haber sido procesado en 2012 por “complicidad” con los secuestros durante el apagón.
La alegría de los Blaquier
Los dueños de Ledesma son una de las familias que recobraron la “alegría” con el cambio de Gobierno. Macri designó al ex director del Grupo Clarín y ex ejecutivo del banco Goldman Sachs, Luis Maria Blaquier, sobrino de Carlos, para manejar el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, en remate tras la sanción el mes pasado de la ley de blanqueo.
Otro sobrino de Carlos, Martín Blaquier, se suicidó en febrero de este año, de un escopetazo en la cara. Macri y su mujer, Juliana Awada, amigos cercanos de la viuda, Josefina Carlés de Blaquier, asistieron al entierro al día siguiente.
El hijo homónimo de Carlos ocupó un palco durante la gala del Teatro Colón en el que Macri festejó su llegada a la Presidencia. Igual que el Presidente, los Blaquier también aparecen con empresas offshore en los Panamá Papers. “Algún día, quien gane dinero será bien visto en la Argentina”, dijeron los directivos de Ledesma el año pasado a un portal de negocios.