Bolicheros y concejales avanzan en regular la noche rosarina

Los ediles ya escucharon a los jóvenes y ahora lo harán con los comerciantes, en el marco de una nueva ordenanza de la nocturnidad.

Los ediles ya escucharon a los jóvenes y ahora lo harán con los comerciantes, en el marco de una nueva ordenanza de la nocturnidad.

Los concejales que integran la comisión de Gobierno convocaron a los representantes y dueños de boliches y emprendimientos gastronómicos para que den su punto de vista en la discusión que busca establecer una nueva regulación de las actividades de esparcimiento y cultura en espacios comerciales y sociales nocturnos. La semana pasada estuvieron reunidos con jóvenes integrantes de diferentes centros de estudiantes secundarios.Los ediles recibirán el viernes de la semana próxima a los empresarios de locales nocturnos y de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica y Afines de Rosario (Aehgar), con una agenda ya más detallada de trabajo para pulir una nueva norma que reemplace a la actual ordenanza 7.218. Esta semana los asesores avanzaron sobre los principales aspectos que contendría una futura legislación y que oficiará de base de la norma.

Por lo pronto, en el encuentro que sostuvieron la presidenta de la comisión de Gobierno, María Eugenia Schmuck, y su par Caren Tepp, con los estudiantes secundarios, surgieron preocupaciones que trascienden los posibles aspectos «técnicos» que están en debate. Los jóvenes les resaltaron cuestionamientos que se podrían aglutinar en dos ejes: las reiteradas denuncias de abusos de todo tipo en el interior de los locales bailables y la problemática de la falta de transporte público por la noche, fundamentalmente los fines de semana.

Las concejalas describieron a sus pares que los adolescentes de escuelas públicas y colegios privados manifestaron «todo tipo de violencias» y no sólo de género. Y ante la consulta de qué hacían ellos frente a esos hechos, la respuesta más contundente fue que dejaban de ir a esos comercios.

En este sentido, la reunión de la comisión de Gobierno que se desarrolló ayer en el anexo del Concejo, y de la que participaron también Norma López, Gabriel Chumpitaz, Roy López Molina y Marina Magnani, transcurrió al mismo tiempo que distintas organizaciones sociales realizaron un escrache frente a un boliche de la avenida Pellegrini, y que apuntó a visibilizar la denuncia de abuso sexual por parte de una trabajadora del bar contra uno de los propietarios.

En paralelo, los concejales definieron que los asesores de los distintos bloques que participan de la comisión de Gobierno continúen trabajando los próximos días en el proyecto para tratar de tener un planteo normativo más pulido, con el objetivo de buscar sacar una nueva ordenanza en el segundo semestre del año.

Lo que viene

Los lineamientos del borrador sobre el que están debatiendo apunta a que la norma contenga una mayor incidencia de los parámetros técnicos. Desde los distintos bloques coinciden con Schmuck en que hay plafón para que prospere una ordenanza que cambie las reglas establecidas y emparchadas desde 2001.

La mayoría de los concejales de la comisión de Gobierno establecieron como «piso» la inclusión de parámetros como el ocupacional, el sonoro, de seguridad e higiene, así como separar si se trata de un espacio comercial o de una institución de carácter social o cultural.

Como en la primera reunión de este año en que se planteó cambiar la normativa actual, otra vez apareció ayer —y a raíz de las nuevas denuncias de abusos— la necesidad de incluir protocolos de control e inspección para los funcionarios municipales y de capacitación para los empleados de locales comerciales con asistencia masiva de público.

En este sentido, se avanzó en el último tiempo con cursos relacionados a derechos humanos y se plantearon otros aspectos, como los médicos en casos de primeros auxilios. Los relatos recogidos entre los jóvenes por la comisión exponen que aún se reproducen conductas que en otros ambientes ya son impensadas desde hace tiempo.

Los jóvenes denunciaron violencias en las disco y ausencia de transporte público a la hora de regresar a sus casas

Fuente: La capital