Bolsonaro exculpará a policías que por miedo o emoción violenta maten a criminales

Un proyecto de ley amplía la legítima defensa de los agentes en su lucha contra la delincuencia. El gigante sudamericano tiene 175 asesinatos por día.

Un proyecto de ley amplía la legítima defensa de los agentes en su lucha contra la delincuencia. El gigante sudamericano tiene 175 asesinatos por día.

Vivir en Brasil implica estar siempre en constante alerta. El miedo a la inseguridad y el crimen —del hurto al asesinato a plena luz del día— es cotidiano. Los millones de votantes que dieron la victoria al ultraderechista Jair Bolsonaro le exigen seguridad, aunque implique impunidad para una de las policías más violentas del mundo. El plan para combatir el crimen presentado el lunes por el ex juez Sergio Moro contempla exculpar a policías de servicio que presas de «miedo, sorpresa o emoción violenta» maten criminales. Esta medida, según el diario El País, que amplía el concepto de legítima defensa es una de las promesas estrella de la campaña de Bolsonaro, que triunfó en las urnas con su receta de mano dura con los delincuentes y su defensa de «los brasileños de bien». La propuesta (parte del primer proyecto de ley del Gabinete) se asienta en la realidad cotidiana de uno de los países más violentos del mundo con 175 asesinados al día. «No estamos ampliando la legítima defensa, solo estamos dejando claro que determinadas situaciones cotidianas configuran legítima defensa. Eso es algo que ya se hace en la práctica», declaró Moro.

Los últimos datos dan la razón al ministro de Justicia cuando se refiere a situaciones cotidianas. Casi 64.000 brasileños murieron violentamente en 2017, según los datos del Forum Brasileño de la Seguridad Pública. Una parte considerable (5.144 personas) falleció en operaciones policiales, lo que supone 14 fallecidos al día. Pero mientras los asesinatos en general aumentaron un 2,9 por ciento respecto al año anterior, los causados por la policía se dispararon un 20 por ciento, según la ONG. Moro recalcó que el cambio «no supone licencia para matar» ni autoriza «abatir al sospechoso». Ser agente de la policía en Brasil también es peligroso: unos 367 fueron asesinados durante 2017, uno al día. Estos cambios legales pretenden mitigar la sensación de inseguridad policial, según Moro.

Bolsonaro, militar retirado, goza de gran predicamento entre las múltiples fuerzas de seguridad del Estado. Uno de sus primeros decretos fue para flexibilizar la tenencia de armas para los ciudadanos. Ahora dedica su primer proyecto de ley al plan para combatir la delincuencia violenta, el crimen organizado y la corrupción. Fue presentado a los gobernadores en Brasilia por Moro, el juez que condenó al ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva. A ojos de los bolsonaristas es un auténtico héroe que lidera una cruzada contra el crimen y la corrupción.

La propuesta de Moro implica reformar el Código Penal para que los agentes que, «en riesgo de conflicto armado inminente, intervengan para prevenir una agresión injusta en su contra o contra terceros» y sean condenados por «un exceso doloso» puedan ver sus penas reducidas por los jueces a la mitad o incluso no aplicadas. La ley actual exige que, para responder, el agente deba esperar a una amenaza concreta o a que se esté perpetrando ya el crimen. «Creo que el policía no tiene que esperar a recibir un tiro para poder reaccionar», recalcó Moro.

Los cara a cara

Tres disparos, un video viral y el voto de 264.013 brasileños convirtieron a la policía militar Katia Sastre, de 42 años, en diputada. El viernes tomó posesión de su escaño en Brasilia. Su caso ilustra magníficamente dos cosas. Primero, el novedoso terreno en el que se mueve en Brasil y en otros rincones del mundo la política post Donald Trump. Y dos, cómo se perciben en el país sudamericano los cara a cara entre un policía y un delincuente armado. Esta policía militar estaba en la puerta del colegio de su hija, un centro privado en Suzano (San Pablo), lista para celebrar con otras familias el Día de la Madre el pasado mayo cuando apareció un ladrón armado (Elivelton Moreira, de 21 años). Mientras mujeres y niños huían despavoridos, Sastre sacó su revolver 38, le pegó tres tiros y lo mató. El video grabado por una cámara de seguridad dio la vuelta al mundo. Recibió muchas felicitaciones y una propuesta para entrar en política. Aceptó. Ahora tiene cuatro años por delante como diputada.

Moro también pretende convertir en ley que los condenados en segunda instancia vayan a la cárcel aunque les queden apelaciones. Un asunto que divide Brasil porque ese era el caso de Lula cuando los jueces ordenaron que entrara en prisión, frustrando su carrera electoral a la presidencia, en la que partía como favorito. La defensa del líder del Partido de los Trabajadores (PT) siempre insistió en que hasta entonces los condenados quedaban libres mientras tuvieran recursos pendientes. En un carril paralelo a la tramitación parlamentaria de este proyecto, el Tribunal Supremo de Brasil tiene previsto pronunciarse en abril sobre esta cuestión tan relevante.

Bolsonaro también quiere criminalizar las «cajas b» en la financiación de las campañas electorales y mencionar en la ley a los principales grupos criminales, los grandes enemigos de la seguridad pública como el Primer Comando de la Capital (PCC), cuyo bastión es San Pablo, el Comando Vermelho, de Río de Janeiro, o las milicias parapoliciales que controlan favelas enteras con militares y agentes en activo en sus filas.

Fuente: La Capital