Brasil perdido en su laberinto

El mercado y el Fondo Monetario proyectan un débil crecimiento, que vienen revisando sus proyecciones sistemáticamente a la baja.

El mercado y el Fondo Monetario proyectan un débil crecimiento, que vienen revisando sus proyecciones sistemáticamente a la baja.

La actividad económica de Brasil (IBC-Br) se contrajo 0,73 por ciento en febrero respecto al mes previo, según informó ayer el Banco Central de ese país. Es la mayor contracción en nueve meses y la segunda caída consecutiva luego del retroceso de 0,31 por ciento registrado en enero, en un informe revisado tras haberse divulgado originalmente una contracción del 0,41 por ciento. El indicador suele ser tomado como un anticipo del resultado que terminará arrojando el Producto Interno Bruto (PIB). Por ahora, tanto el mercado como del FMI siguen proyectando un débil crecimiento que oscila entre 2,1 y 1,95 por ciento, aunque desde comienzos de año vienen revisándose sistemáticamente a la baja.

En febrero, la producción industrial de Brasil mostró cierta recuperación al avanzar el 0,7 por ciento sobre el mes anterior, revirtiendo las pérdidas vistas en enero. Sin embargo, las ventas minoristas se mantuvieron estables en el mes, con las compras volcadas al Carnaval compensando pérdidas en supermercados y combustibles. A su vez, el volumen de servicios retrocedió 0,4 por ciento en febrero, en la segunda caída consecutiva. “Los indicadores de actividad económica conocidos hasta el momento siguen sugiriendo una leve caída del 0,1 por ciento del PIB en el primer trimestre de este año”, afirmó Bradesco. En relación a febrero de 2018, el IBC-Br presentó un alza de 2,49 por ciento, mientras que en el total acumulado en 12 meses, arrojó un avance de 1,21 por ciento.

Los analistas habían anticipado a comienzos de año, de acuerdo con la encuesta Focus realizada por el Banco Central entre las principales instituciones financieras del país sudamericano, que la principal economía de Brasil crecería 2,55 por ciento, pero desde entonces han estado revisando a la baja sus pronósticos. Ayer volvieron a hacerlo al afirmar que no crecerá 1,97 sino 1,95 por ciento.  La reducción en las perspectivas de crecimiento está relacionada con un ritmo de recuperación más lento que el esperado, así como a las dificultades del gobierno del presidente Jair Bolsonaro para que se apruebe en el Congreso la reforma jubilatoria. Los economistas redujeron a su vez de 2,7 a 2,58 por ciento la previsión de crecimiento del PIB para 2020. Respecto a la inflación, la estimación de los analistas pasó de 3,9 a 4,06 por ciento en 2019 y se mantuvo en 4 por ciento para el año próximo. Las previsiones están dentro de la meta oficial que es del 4,25 por ciento, con margen de tolerancia de entre el 2,75 por ciento y el 5,75 por ciento.

El Fondo Monetario Internacional advirtió el pasado 21 de enero en Davos, al presentar la actualización de sus proyecciones, que la economía mundial no iba a crecer 3,7 por ciento como había anticipado en octubre de 2018 sino 3,5 por ciento. También revisó a la baja la perspectiva de crecimiento de América Latina y el Caribe, de 2,2 a 2,0 por ciento, debido a perspectivas de menor crecimiento en México, por una disminución de la inversión privada, y una contracción aun más severa de lo previsto en Venezuela. Sin embargo, en ese momento elevó la proyección de Brasil de 2,4 a 2,5 por ciento al asegurar que esperaba que continúe la recuperación gradual tras la recesión de 2015-2016. La semana pasada, en cambio, redujo la estimación de la expansión de la economía brasileña a 2,1 por ciento “ya que las perspectivas se ven afectadas por las rigideces estructurales, la moderación de los términos de intercambio y los desequilibrios fiscales”.

Fuente: Página 12