Carnaval: conocé la gran celebración jujeña y descubrí de dónde surge esta festividad
En febrero se viene este tradicional festejo que convoca a miles de personas, ideal para hacer una escapada al norte del país.
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Cuarenta días antes de Semana Santa, el pueblo jujeño se prepara para una de sus mayores celebraciones: el Carnaval. Heredada de los españoles y fusionada con los rituales nativos, esta fiesta honra a la Pachamama por los bienes que ella ofrece.
Toda la zona de la Quebrada de Humahuaca se pone sus mejores pilchas para liberar los deseos más reprimidos, bailar hasta que el cuerpo no pueda más e ingerir las comidas y las bebidas que generan más placer.
¿De dónde viene?
La festividad fue introducida hace más 500 años por los españoles, aunque se fue adaptando a las costumbres y las tradiciones de los pueblos de toda la región. Sobre todo aquellas que tienen que ver con honrar a la Madre Tierra.
Se trata de una versión breve y adaptada de la fiesta peruana del Kapaj Inti Rami, que iniciaba en diciembre y finalizaba en marzo, en la cual se bebía, cantaba, comía y bailaba hasta el paroxismo.
¡Soltame Carnaval!
La celebración en la Quebrada de Humahuaca comienza el sábado anterior al fin de semana de Carnaval, cuando grupos de comparsas llegan al pie de los cerros que rodean los pueblos para desenterrar al “diablo”, que fue sepultado al finalizar la edición del año anterior.
Se trata de un pequeño muñeco, Pucllay, que simboliza al sol, quien para los locales es el encargado de fecundar a la tierra, a la Pachamama. Los deseos reprimidos se liberan y, durante el festejo, se permite embriagarse sin recato, porque los preceptos morales son dejados de lado.
Ese es el puntapié inicial, que continúa con ruidosos fuegos artificiales y el descenso de las comparsas hacia los pueblos, encabezadas por estandartes identificatorios. Todo al ritmo del carnavalito jujeño y con muchos participantes disfrazados de diablos. La música se interpreta con instrumentos autóctonos, como erkenchos, anatas, charangos y bombos.
Los habitantes que reciben a los bailarines se visten con trajes coloridos, utilizando cascabeles y máscaras. Se pintan las caras con harina o se la arrojan mutuamente. Los solteros se ponen ramas de albahaca detrás de las orejas, porque la consideran afrodisíaca. Esta hierba deja un aroma particular en las calles de la Quebrada.
Después de desfilar por las calles, las comparsas se reúnen en puntos estratégicos, denominados fortines, donde se crean peñas con música y baile hasta el amanecer durante los ocho días.
Domingo de tentación
El festejo termina el “domingo de tentación”, cuando se vuelve a enterrar el “diablo” en un hoyo que representa la boca de la Pachamama. Se lo coloca junto a cigarrillos, hojas de coca, serpentinas y chicha.
Luego, los participantes prueban platos típicos como empanadas, corderos y queso de cabra. En cuanto a las bebidas, la más tradicional es la chicha. Entre lamentos, se reza para que haya nuevamente diversión al año siguiente. Los fuegos artificiales cierran finalmente la edición del Carnaval.
Creencias y ritos populares, todo vale para divertirse en la Quebrada de Humahuaca. La fe religiosa se fusiona con las creencias populares, en una mezcla de alegría, algo de descontrol y, por supuesto, una verdadera fiesta para todos.