Casi 3.500 personas colapsaron un comedor de Las Heras: «Tenemos miedo por el hambre de la gente»

Fue una "noche diferente a todas" en Los Horneritos. Se cocinó casi una tonelada de comida y no alcanzó para todos. Hubo más de cuatro cuadras de fila

Fue una «noche diferente a todas» en Los Horneritos. Se cocinó casi una tonelada de comida y no alcanzó para todos. Hubo más de cuatro cuadras de fila

La situación es alarmante, dice Gabriela Carmona, fundadora del comedor Los Horneritos que en la noche del martes dio de comer a casi de 3.500 personas. La fila superó las cuatro cuadras, sin contar a los jubilados, niños y embarazadas que tienen prioridad.

Se cocinaron 900 kilos de comida. Casi una tonelada. Y no alcanzó.

Dos familias que esperaron su turno más las 15 familias de los colaboradores del comedor no llegaron a recibir su plato de fideos con tuco y carne.

«Fue una noche diferente a todas. Hubo más gente que nunca», dice Gabriela, que tuvo que pedir presencia policial al ver que la gente no paraba de llegar.

«Tenemos miedo», relata. «Miedo del hambre de la gente. De que se peleen entre ellos por la desesperación por ver que no va a alcanzar para darles un plato», agrega sobre lo que vivió anoche y teme que se acreciente en los próximos días.

El comedor no da abasto. Nada parece ser suficiente. De enero a mayo creció la demanda un 200% y apenas en estos poquitos días de junio ya se superó ampliamente el promedio de cada martes y jueves, que era de unas 3.000 personas.

¿Qué va a pasar mañana? ¿Y qué va a pasar a mediados de junio y en julio cuando el trabajo merma en muchos sectores?, se pregunta Carmona que no quiere hablar del cierre del comedor pero que sabe que la situación así «es insostenible».

Llegaron desde otros departamentos para comer en El Borbollón
El micro va y viene desde El Borbollón hasta el barrio La Gloria con personas que llegan hasta el comedor Los Horneritos con toda su familia. Este martes también llegó gente de Lavalle y de Guaymallén.

En colectivo, solo, desde ese departamento arribó un jubilado para comer cerca de las 21 y volverse a su casa. Como ésa, otras cientos de historias. También la de otro grupo de familias que se pagó un flete en camioneta para poder llegar al comedor.

«La situación es alarmante», insiste Gaby, como la conocen en Los Horneritos.

«Había muchos niños y muchos abuelos», se sorprendió cuando uno cree que ya ha perdido la capacidad de sorprenderse.

Fueron dos horas de servicio, como nunca antes. Y hubo familias que llegaron al tablón cuando las ollas ya estaban vacías. «Les dimos mercadería para que se pudieran preparar algo en su casa», cuenta Gabriela en el día después.

Detrás de cada plato hay una historia, un trabajador al que no le alcanza, un jubilado, una mamá soltera, una vecina que le golpea la puerta y le pregunta con timidez y algo de vergüenza si puede acercarse al comedor.

El miedo que los invade es el miedo al hambre de la gente.

La ayuda estatal
«Se golpean puertas en todos lados» para poder comprar o conseguir mercadería para cocinar. Por primera vez, la semana pasada fue hasta la Casa de Gobierno. Le dieron para tres días de comida. O al menos ese era el plan según el promedio de los 6.000 platos diarios.

Esa mercadería se usó para el jueves pasado, para este martes y debía alcanzar para mañana pero tras el colapso, solo queda para media comida.

Se viene una lentejeada. «Lentejas tenemos así que hoy estamos en busca de zapallos y huesitos de cerdo», dice pensando en el jueves.

Desde la Nación no ha llegado nada. Desde la Municipalidad de Las Heras, tampoco. «No nos han llamado ni para preguntar», lamenta.

No pide nada más que insumos y espera que la situación se visibilice para que la ayuda, desde donde sea, llegue.

Fuente: Uno