Centenario busca evitar el colapso por Vaca Muerta

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Presentaron un plan estratégico para que la ciudad no se desborde.

Centenario está en un grave punto de inflexión: el de pasar de un pueblo tranquilo -rodeado de chacras- a una ciudad colapsada por los cambios económicos que hoy propone la aún inestable relación que hay con Vaca Muerta.

El fenómeno no es nuevo y se vive desde hace al menos cinco años, pero con más intensidad hace dos, cuando estalló el boom del mercado de los yacimientos no convencionales y las inversiones de YPF y Chevron en Loma Campana.

Tal es así que ayer, luego de un año de trabajo, la ciudad presentó el Plan Estratégico de Centenario (PEC), un estudio realizado con el Colegio de Arquitectos de Neuquén, el municipio local y el Ministerio de Desarrollo Territorial.

Los cambios

La ciudad experimentó fuertes cambios con la llegada de empresas de servicios y personas de todas partes del país, con intenciones de radicarse por un mejor trabajo.

Terrenos a precios inaccesibles, colapso en las rutas y los sistemas educativos y de salud fueron algunos de los fenómenos que se vivieron en estos años y que un plan intenta corregir a mediano plazo.

La presentación del PEC se hizo ayer entre el ministro Leandro Bertoya, el intendente Javier Bertoldi y el arquitecto Marcelo Lorelli, el consultor encargado de coordinar los talleres donde se delinearon las propuestas para adaptar la ciudad a las demandas petroleras.

“No queríamos ser un dormitorio más de la provincia de Neuquén, sino tener vida propia, y empezamos a trabajar en este sueño de Centenario y justo en el medio sucedió lo de Vaca Muerta”, expresó Bertoldi.

El plan será una herramienta para los gobiernos y empresarios para intentar domar ese gran monstruo que es la industria petrolera, que amenaza con desordenar y amplificar la brecha de la desigualdad en esta localidad.

“Antes éramos un pueblo olvidado de la provincia y hoy tenemos oportunidades de trabajo. Esto trae cosas muy buenas y también malas”, añadió el jefe comunal.

El estudio está centrado en el desarrollo de la segunda meseta como el lugar donde actualmente está en un proceso de urbanización. A tal punto llegó la demanda que hoy un terreno no se consigue a menos de 100 mil pesos, sin los servicios básicos.

El análisis de las propuestas de desarrollo prevé una ruta especial para el tráfico petrolero, de acá a por lo menos los 10 años intensos que se prevén en la industria.

“Estamos viendo esta crisis de crecimiento como una oportunidad para una mirada a mediano y largo plazo. Hay un cambio de paradigma  de la producción frutícola tradicional a otros elementos, como el desarrollo de un área de servicio industrial”, dijo Bertoya.

El plan tiene varias iniciativas urbanas que necesitan financiamiento, como instalar espacios recreativos en la zona de la meseta, hoy castigada por la aridez y la falta de agua potable.

Los cambios ya están a la vista, y en poco menos de cinco años ya se han entregado alrededor de 7 mil terrenos en la meseta.

Fuente: La Mañana Neuquén