China deroga la política de un solo hijo y ahora permite tener hasta dos

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Demografía y economía en el gigante asiático. La decisión del Partido Comunista intenta revertir la falta de jóvenes y el marcado envejecimiento de la población del país.

China anunció la eliminación de la política del hijo único que llevaba más de tres décadas en vigor y a partir de 2016 todas las parejas podrán tener hastas dos hijos, según se señala en el comunicado emitido por el Comité Central del Partido Comunista Chino en Pekín.

El giro en la política familiar ordenada por el Estado es una respuesta al rápido envejecimiento de la población, que suma 1.350 millones de personas en la actualidad. Ya a fines de 2013, Pekín había adoptado una flexibilización de la política de control de la natalidad, pero hasta ahora sólo se había aplicado en algunas provincias. La medida establecía que las parejas en las que uno de los progenitores era hijo único podían tener dos descendientes.

La medida no condujo a un «babyboom». A raíz de los elevados alquileres y los elevados costos de las escuelas, muchas parejas en las ciudades creen no poder permitirse un segundo hijo.

La política de hijo único siempre fue muy cuestionada por su estricta aplicación, con la obligación de abortos aunque el embarazo estuviera muy avanzado, entre otras medidas obligatorias. La organización internacional Human Rights Watch saludó la derogación de esta política señalando que se trata de «un paso en la dirección correcta», dijo Sophie Richardson. Pero la política de dos hijos no significa que vaya a haber libertad reproductiva en China. «El Estado sigue invadiendo de forma arbitraria los derechos reproductivos de las personas». El Estado permite ahora tener dos hijos, no da libertad para elegir la cantidad de hijos que se deseen.

300 millones menos. La política del hijo único fue introducida en 1979 para evitar una explosión demográfica. Sin las estrictas medidas vivirían en China hoy unos 300 millones más de personas. Con numerosas excepciones para minorías o agricultores, la norma afectaba a un tercio de las parejas. La Academia de Ciencias Sociales de China propuso una política de dos hijos como solución al envejecimiento y la caída de la natalidad. Cada mujer china tiene menos de 1,6 hijos, cuando hace falta una cuota de 2,1 para estabilizar la población en su nivel actual.

A lo largo de los últimos años, la política de un hijo fue flexibilizándose. Debido a la tradicional predilección por los varones, en las áreas rurales se permitía tener un segundo hijo si el primero era una mujer. Aquellos que tenían dinero, pagaban la multa por el segundo hijo.

Reacción en la calle. La noticia choca con la incredulidad del taxista Wang. Este pequinés de 38 años asegura: «No habrá diferencia alguna. De todas formas sólo los ricos se pueden permitir hoy un segundo hijo». El tiene un hijo de 11 años y «no podría criar a un segundo hijo».

Hacía tiempo que se venían debatiendo los pros y contras de una derogación de la ley. La última flexibilización de la norma en 2013 no generó el aumento de natalidad esperado. Ya entonces la respuesta fue tibia, debido a los elevados costos de la vivienda y de la educación de un hijo en la nueva «economía de mercado socialista». «Podemos tener más hijos, pero no nos lo podemos permitir», se afirmaba ayer en foros de Internet. Otros temen que la medida llegue demasiado tarde para frenar el cambio demográfico. «Dos hijos supondrían el fin de la familia», señaló otro forista, que recuerda que hoy todos los familiares contribuyen para comprar la casa a un varón que quiere encontrar pareja. Para muchas chicas chinas, un departamento es un requisito indispensable para casarse. Es la dote que se exige de hecho.

Además, muchas parejas proceden de una familia de un solo hijo y ya se han acostumbrado. Se suma el problema de quién cuida a los pequeños, ya que muchas mujeres trabajan y quieren hacer carrera. En esos casos son los abuelos a quienes se suele recurrir. Y un hijo todavía se puede cuidar, pero ¿dos?

A pesar de todo esto, las encuestas aseguran que la mitad desearía tener dos hijos. La flexibilización introducida en 2013 y la eliminación de la política de un hijo, que entrará en vigor el año que viene, harán que la cifra de recién nacidos crezca anualmente en más de un millón. Los efectos positivos en la economía se esperan para entre 2030 y 2050. Entonces volverá a crecer la mano de obra, de forma que a partir de 2040 se pueda aliviar el sistema jubilatorio.

Asimismo se podría corregir el excedente de hombres, ya que la política estatal de un solo hijo llevó a una descompensación. Hoy nacen 117 varones por cada 100 mujeres. En China se priorizan por tradición a los hijos varones, debido a la creencia que sólo ellos son los que se van a ocupar del futuro de la familia.

Una regla que causó resistencias y multas

Desde el principio fue polémica ya la denominación de política de hijo único para designar lo que para el gobierno era planificación familiar.

La política se instauró en 1979 como una solución temporal pensada para una sola generación. Debía frenar el crecimiento de la población en el país y así aliviar la presión sobre los recursos y reducir la pobreza. Durante todo este tiempo, las excepciones estuvieron a la orden del día. Principalmente para las minorías étnicas, que tenían permiso para tener dos hijos en zonas urbanas y hasta tres o cuatro en zonas rurales.

Si el primer hijo era una niña, la etnia Han (la mayoritaria y que dio la impronta a toda China) solía tener permiso para tener dos hijos. Las parejas urbanas tuvieron que pagar multas por tener hijos “demás”. Bien lo sabe el director de cine Zhan Yimou, que pagó una sanción de 1,23 millones de dólares en 2014.

Si se tienen en cuenta todas las excepciones juntas, el ratio de fertilidad china se encontraba más cercano a los dos hijos por pareja que al hijo único. Las provincias, ciudades y pueblos continuaban interpretando, añadiendo cláusulas y obligando a familias a pagar elevadas multas para recaudar. Un ejemplo es la provincia de Sichuan, que hizo una excepción con los padres que hubieran perdido a sus hijos en el terremoto de 2008. A fines de 2011 la política del hijo único perdió mucha fuerza a nivel territorial y comenzó a permitir a la mayoría de las parejas tener dos hijos con la condición de que ambos progenitores fueran a su vez hijos únicos. En noviembre de 2013, China anunció que las familias podrían tener dos hijos con que sólo uno de los padres fuera hijo único. Este cambio benefició principalmente a las familias urbanas, puesto que las familias rurales acostumbraban a tener más de un hijo.

Fuente: La Capital, Rosario