Circuito riojano entre quebradas y olivares
Conocida por sus asombrosos paisajes, sus fiestas tradicionales y la hospitalidad de su gente, La Rioja posee también una exquisita gastronomía local que seduce al viajero.
15/08/2018 TURISMOConocida por sus asombrosos paisajes, sus fiestas tradicionales y la hospitalidad de su gente, La Rioja posee también una exquisita gastronomía local que seduce al viajero.
Dentro de la producción gastronómica de La Rioja, una de las vecinas de Córdoba, hay un producto especial que desde hace tiempo viene logrando un merecido reconocimiento. Se trata de la primera provincia productora y exportadora de aceitunas y aceite de oliva del país, con Aimogasta como principal polo olivícola.
Esta tradición que hoy es tan importante tiene una historia que se remonta a la época de la colonia española, cuando fueron traídos los primeros olivos. Debido a las condiciones climáticas excepcionales de la zona, los ejemplares se adaptaron rápidamente y dieron pie a una gran producción. Tanto fue así que el rey Carlos III consideró que este lugar podía competir contra España, por lo que mandó a talar todos los olivares y ordenó que no se plantaran más viñas ni olivos. Sin embargo, en Arauco, una señora escondió una pequeña planta que logró crecer y desarrollarse. La plantita sería el origen de todos los olivos que hoy se esparcen por estas tierras: era el denominado Olivo Cuatricentenario, actualmente declarado Monumento Histórico Nacional y abierto al público para su visita. Vale aclarar que esta región también da nombre a la variedad de aceitunas Arauco, única en el mundo.
Un paseo por el Valle de Arauco permite apreciar hermosos paisajes desde la ruta, con olivares que se extienden a ambos lados del camino. En el medio de un ambiente sereno y campestre se encuentran los agricultores y productores, que abren sus puertas e invitan a conocer un poco más acerca de este exquisito bien natural y además brindan la posibilidad de comprar variados productos de primera calidad. Cada empresa tiene su encanto y su sello distintivo, como el caso de Hilal, que utiliza un método de extracción artesanal con molino de piedra. Otras empresas para conocer en la zona son El Matucho, Cooperativa La Riojana, La Puerta y Nucete.
Más que aceitunas
El departamento de Chilecito es otro imperdible de la provincia: al pie del imponente Famatina, sus escenarios deleitan con variedad de colores y texturas. Un circuito muy recomendado es el denominado Cuesta de Miranda, un tramo de la mítica ruta 40 que une Chilecito con Villa Unión y que permite llegar al Parque Nacional Talampaya y conectar con la provincia de San Juan. Entre sinuosas calles, su cautivante paisaje de tierra rojiza, quebradas y cañadones ofrece vistas panorámicas únicas y sorprendentes. Desde el año 2015 el camino está perfectamente asfaltado y señalizado y en su recorrido aparecen distintos y pintorescos poblados.
Otro de los atractivos emblemáticos de esta localidad es el Cable Carril, declarado Monumento Histórico Nacional y gran testigo de la historia de la provincia. Fue construido en los primeros años del siglo 20 y utilizado como medio de transporte para la actividad minera desde el Famatina hasta la ciudad de Chilecito, donde se encontraba el ferrocarril. Contaba con nueve estaciones que cubrían un trayecto de 34 kilómetros. En el año 1926 fue abandonado definitivamente por las empresas y hoy es aprovechado por el turismo geológico minero y como testimonio de esa época. En las estaciones 1 y 2 se puede conocer más sobre su historia en un museo, comer en el exquisito restaurante Gran Pez y disfrutar de sus estupendas vistas.
La tranquila ciudad capital de La Rioja, por su parte, ofrece una importante oferta hotelera, turística y gastronómica, por lo que se vuelve un punto de partida clave para recorrer los demás destinos turísticos de la provincia.