Colombia: una elección presidencial bajo amenazas
Gustavo Petro, candidato favorito, denunció la existencia de un plan para dar “un golpe a las elecciones del 29 de mayo”. A su compañera de fórmula, Francia Márquez, le apuntaron con un láser en actitud intimidante.
24/05/2022 EL MUNDOGustavo Petro, candidato favorito, denunció la existencia de un plan para dar “un golpe a las elecciones del 29 de mayo”. A su compañera de fórmula, Francia Márquez, le apuntaron con un láser en actitud intimidante.
El sábado terminó con preocupación en Colombia. Gustavo Petro denunció la existencia de un plan para dar “un golpe a las elecciones del 29 de mayo”. El candidato del Pacto Histórico, al frente en todas las encuestas, afirmó que “tienen pensado suspender las elecciones, suspender los órganos que rigen el proceso electoral”. Sus palabras fueron pronunciadas en un acto masivo desde un escenario en la ciudad de Barranquilla, al norte del país, sobre el mar Caribe.
Francia Márquez, candidata a vicepresidenta en el Pacto, fue protegida esa misma noche por un dispositivo de seguridad antibalas y bajada de emergencia del escenario luego de ser apuntada en la cara por un láser en un acto de amenaza. Su acto se desarrollaba en la ciudad de Bogotá por el día de la afrocolombianeidad, sector del cual proviene Francia, una mujer negra, ambientalista y feminista, víctima de un atentado en el 2019, quien logró una gran popularidad en un país que viene de tres años consecutivos de grandes movilizaciones.
Ambos hechos pusieron al rojo la situación de alertas que se vive en las elecciones colombianas. Iván Cepeda, senador y parte del Pacto Histórico, precisó en la mañana del domingo a qué refería Petro: “hay una campaña que es innegable para buscar suspender en la última semana anterior a las elecciones al registrador que es ni más ni menos que el funcionario del cual depende todo el sistema electoral (…) es obvio que si a tres o cuatro días de las elecciones es suspendido el funcionario que tiene la labor de realizar el conteo de la votación, traumatiza todo el sistema electoral”.
La posibilidad de que el registrador, Alexander Vega, sea destituido es una de las varias alertas en el marco de una elección atravesadas por amenazas. Muestra de ello es la protección con la cual Petro debe realizar cada uno de sus actos, o el informe de la Defensoría del Pueblo que afirmó que de los 1.123 municipios de Colombia al menos 521, es decir el 47.3%, están expuestos a vulneraciones de derechos humanos en el período electoral, dentro de los cuales 84 están bajo riesgo extremo.
Las amenazas parecen proporcionales a las posibilidades de que Petro gane las elecciones. El candidato del Pacto Histórico -que aglutina a partidos, organizaciones, y dirigentes progresistas, de izquierda y liberales- encabeza las encuestas. Lo siguen Federico “Fico” Gutiérrez, de la coalición Equipo por Colombia, y, en tercer lugar, Rodolfo Hernández, de la Liga de los Gobernantes Anticorrupción, quien ha logrado un crecimiento en las últimas semanas al punto de disputarle el posible segundo lugar a Gutiérrez en un eventual ballottage.
Según la encuestadora Guarumo, Petro tiene 37.9% de intención de voto, Gutiérrez 30.8% y Hernández 20.3%. Invamer, por su parte, muestra al primero con 40.6%, al segundo con 27.1%, y al tercero con 20.9%. Finalmente, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica sitúa a Petro con 48% en una proyección sobre voto válido, a Hernández como segundo con 21.8% y a Gutiérrez con 21.4%. Petro encabeza en todas, pero no llega a más del 50% necesario para obtener la victoria en primera vuelta.
Una segunda vuelta es entonces probable y, allí también Petro aparece como favorito en las encuestas, en particular en caso de medirse contra Gutiérrez, ex alcalde de Medellín, un candidato señalado de uribista que niega serlo. Los vínculos entre Gutiérrez y el ex presidente Álvaro Uribe y su partido Centro Democrático son varios, como quedó demostrado, por caso, cuando el candidato del Centro declinó su candidatura en su favor. Sin embargo, la imagen negativa de más de 70% del actual presidente Iván Duque, así como la de Uribe, significa que un apoyo público para primera vuelta sería un peso para Gutiérrez.
El candidato de Equipo por Colombia, acusado de vínculos con la organización criminal Oficina de Envigado durante su mandato como alcalde, sostiene un discurso característico de las derechas latinoamericanas, como expresó en el acto realizado en Neiva el viernes: “acá lo que está en juego es el futuro del país, no podemos dar un salto al vacío como ya lo hicieron Cuba, Venezuela, Nicaragua, o recientemente Perú y Chile. Tenemos que evitar esos proyectos populistas”.
La necesidad del uribismo de esconderse tras Gutiérrez demuestra la crisis de la fuerza dominante de la política colombiana en los últimos 20 años, y el pedido de cambio existente. Esa situación le permitió a Hernández encontrar un espacio con un perfil de outsider, un discurso anti-corrupción, aunque esté acusado de corrupción en una causa de coimas. El tema de la corrupción ocupa un lugar muy importante en Colombia: según el Centro Nacional de Consultoría es la preocupación mayor de la ciudadanía, con 23%, seguido del desempleo con 18%, la pobreza y el hambre con 13% y la inseguridad urbana con 8%.
Hernández, apodado como “viejito, pero sabroso” en sus redes sociales, plantea “salir de la polarización”, y disputa parte de una base electoral común con Gutiérrez, de centro-derecha, derecha, uribismo desencantado. Su ascenso se corresponde a su vez al desplome del candidato que se presentaba como de centro, Sergio Fajardo, lo que ha llevado a concluir que el exalcalde de Bucaramanga logró atraer a una parte importante de esos votantes. Otra candidata que buscaba el centro, Ingrid Betancourt, le dio finalmente su apoyo en días recientes a Gutiérrez.
Si bien es entonces un escenario abierto de cara al 29 de mayo, existe, en vista de las encuestas y los apoyos en los actos, una probabilidad de que Petro gane las elecciones. Significaría un presidente progresista en un país que viene de 50 años de una violencia armada que tomó varias formas, pero nunca se detuvo, y ahora se caracteriza por el asesinato sistemático de líderes sociales, de derechos humanos, y de masacres. “Hay un régimen de la corrupción desesperado”, afirmó Petro en Barranquilla, en referencia a la posibilidad de que resulte electo.
El gobierno, por su parte, niega que los planes denunciados sean ciertos. El ministro del Interior, Daniel Palacios, escribió que las “afirmaciones en las que se habla de aplazamiento o suspensión de las elecciones son absolutamente falsas. Solicitamos a candidatos y equipos no generar desinformación”. La procuradora general, Margarita Cabello Blanco, afirmó por su parte que “las fechas de las elecciones en Colombia las fija la Constitución y la ley, por lo tanto, no son susceptibles de cambio”.
La última semana antes de la primera vuelta se anuncia tensa. El país viene del estallido del 2021, el tema de las elecciones permeó el cotidiano, se debate en muchos sitios en un cruce entre la necesidad de cambio, la campaña de miedo contra Petro, y las amenazas en un país acostumbrado a contar muertos, sicariados, o paros armados como eufemismos para nombrar control territorial de grupos armados/paramilitares. ¿Qué pasaría en caso de una denuncia de robos de votos o maniobras de últimas horas antes, durante, o después de la contienda que pongan en duda el resultado? Muchos coinciden que podrían desencadenarse respuestas en las calles.