Colonia Belgrano, el pueblo que se convirtió en novedad

La prolijidad, el empuje productivo y la fuerte vida institucional hacen de esta localidad santafesina de 1.300 vecinos un sitio atractivo.

Un cartel caminero sobre la ruta provincial 64 indica el límite del distrito que enmarca por estos días una febril tarea para reparar caminos de tierra que permitan levantar la cosecha de soja y trasladar la producción lechera. Unos kilómetros más adelante se encuentra la planta urbana de Colonia Belgrano, un prolijo damero de ocho manzanas por lado, en el corazón de la bota santafesina, que se convirtió en noticia nacional por haber sido seleccionado para desarrollar un proyecto que impulsa el arraigo de familias jóvenes provenientes de grandes urbes. El novedoso desafío «Bienvenidos a mi pueblo» es concretar la ruptura de la histórica corriente migratoria de jóvenes hacia las grandes ciudades de la mano de las fundaciones Es Vicis, Vivienda Digna, Responde y Contribuir, organizaciones que promueven el desarrollo humano.

Tras transitar desde la ruta poco más de un kilómetro hacia el sur se ingresa a un bulevar de tres cuadras que conecta con los que rodean a la plaza central. En una de las esquinas, en San Juan y San Martín, está el edificio comunal donde la mañana del viernes, cuando un cronista de este diario visitó la localidad, se vivía una jornada intensa para satisfacer los requerimientos de ciudadanos interesados en el programa.

«Es increíble», deslizó la empleada que tras un escritorio se abocaba a la única tarea de atender el teléfono, dialogar con sus interlocutores y remitirlos a la página web del proyecto: www.bienvenidosamipueblo.org, donde se puede ver más información y la planilla de inscripción. El intento de dialogar con sus compañeros de trabajo se veía interrumpido por un nuevo llamado telefónico.

Cambio de paradigma

«La repercusión que tuvo el proyecto nos demuestra que hay un cambio de paradigma en la sociedad. Antes era impensado creer que alguien que vivía en una ciudad iba a querer mudarse a un pueblo, sino todo lo contrario. Y refleja que, tal como lo enunciamos en la fundamentación de la idea, existen muchos ciudadanos con potencial sin acceso al crecimiento», comentó la coordinadora y comunicadora del proyecto en Argentina, Agustina Valverde, quien participó de la reunión informativa que se realizó el jueves en la capital santafesina.

El presidente comunal, Javier Bosio, precisó que «debido al rotundo éxito de la convocatoria las entidades que impulsan el proyecto decidieron circunscribirlo a familias de las ciudades de Santa Fe y Rosario», y atribuyó el fenómeno a la necesidad real de las familias para desarrollar sus potencialidades y, en parte, a un inconveniente en la transmisión de la información. «Muchos pensaron que regalaríamos los terrenos, quizás porque se informó o se transmitió mal, pero no es así. No regalaremos nada. Si brindaremos las posibilidades concretas para el asentamiento en viviendas definitivas y concreción de los proyectos seleccionados con créditos especiales y realizaremos el acompañamiento necesario para cada caso», explicó.

«Este proyecto involucra la participación de muchos sectores de la sociedad, por eso ni un solo gobierno ni una sola institución podría lograrlo de manera aislada», afirmó Cintia Jaime, de la fundación suiza Es Vicis. «Haremos un trabajo conjunto que involucra el mapeo del pueblo, la formación de los emprendedores que se integrarán a la comunidad de Colonia Belgrano y la construcción de viviendas definitivas para que se asienten con sus familias», abundó.

Por su parte, Alejandro Besuschio, director ejecutivo de Vivienda Digna, detalló que «trabajaremos en la urbanización, construcción de viviendas y provisión de servicios, sobre la base del trabajo comunitario».

Sobre el tema, Marcela Benítez, de la ONG Responde, agregó que entre las etapas previas al proyecto se «hará un mapeo de diagnóstico de sustentabilidad para descubrir el perfil económico y social del pueblo y su potencial de desarrollo». Además, Juan Siccardi, de la organización Contribuir expuso que su objetivo es el «desarrollo local potenciando emprendedores. Los acompañaremos durante un año y medio».

Pintoresca

Colonia Belgrano es una pequeña y pintoresca población de poco más de 1.300 habitantes, que dista 180 kilómetros de Rosario y 170 de la capital provincial, fundado el 8 de marzo de 1883 por Froilán Ortiz . Actualmente sus calles presentan inconvenientes relacionados con el largo temporal que afectó a la región, pero tradicionalmente el pueblo está muy cuidado, los espacios verdes arreglados y floridos, al igual que las fachadas de sus viviendas.

«El aluvión de consultas llegó en mal momento» grafica Bosio. Estamos muy ocupados atendiendo los 200 kilómetros de caminos rurales que tiene el distrito para sacar la leche y la cosecha hacia la ruta», explicó Bosio y añadió que cuando esas tareas terminen «nos ocuparemos de mejorar las calles, los espacios verdes y la atención general del pueblo».

Mientras el teléfono no para de sonar en el salón de atención al público de la comuna, en su oficina el presidente divide su tiempo entre impartir directivas y atender consultas periodísticas. Por la ventana se ve que los empleados comunales se alistan a terminar la jornada y los vecinos vuelven a sus hogares. Luego, vendrá la siesta que deja las calles vacías. Más tarde llegarán los niños que apuran el paso hacia la escuela primaria, ubicada frente a la plaza, donde también se ubican la comisaría, el correo, el juzgado de paz y la biblioteca popular.

En una de las calles laterales una mujer lucha contra la alfombra amarilla que los fresnos tendieron en la vereda. Es Raquel que, como adivinando el objetivo, se apoya en la escoba y reacciona emocionada antes de que terminen de preguntarle: «Me encanta la idea. Estoy totalmente de acuerdo. No soy de acá. Vine al pueblo cuando me casé hace 37 años y la gente me recibió con una cordialidad increíble. Estoy agradecida porque voy a tener la posiblidad de retribuirlo».

Como todos los vecinos consultados, la única preocupación de Raquel es que quienes lleguen no se adapten o alteren de algún modo el apacible modo de vivir de la comunidad. «Sin embargo, no creo que eso pase porque buscan gente con ideales de trabajo y progreso y ese será un factor común con los belgranenses», remarcó, y agregó que «cada vez que necesitamos un plomero o un gasista tenemos que recurrir a los pueblos vecinos».

Tuercas

Además del perfil agropecuario de la localidad, la comunidad cuenta con una prolífica historia de emprendimientos metalmecánicos, cuyo desarrollo sorprendió siempre a la región. En relación a la cantidad de habitantes, históricamente hubo un buen número de industrias que hicieron que los niveles de desocupación fueran siempre insignificantes. Funciona una fábrica de quesos gruyere de reconocimiento internacional, una de máquinas para la construcción, de repuestos para automotores, de perforadoras de banco y compresores de aire y otra de implementos agrícolas.

El pueblo alberga cuatro escuelas primarias —dos de ellas rurales—, una secundaria, un hogar de ancianos gestionado por una comisión interinstitucional, una biblioteca popular, un club social y deportivo y dos iglesias, la Católica Apostólica Romana y la Apostólica Valdense, cuyos fieles construyeron allí el primer templo de ese culto en Sudamérica. La vida de ambas feligresías es motivo de admiración para quienes visitan la localidad. Comparten actividades, cruzan invitaciones a sus ceremonias y apoyo para sus centros religiosos.

En la localidad se celebra anualmente la Fiesta Provincial del Bricelet, llamado también brislet, una masita dulce de origen suizo. Esta fiesta reúne aproximadamente a unas tres mil personas cada año y en ella se ofrecen comidas típicas de las distintas colectividades que habitan en la región, principalmente suizos, alemanes e italianos.

Autoridad en este tema es Eladio Bonin, propietario de la fábrica que distribuye bricelet a toda la región y nativo de Colonia Belgrano. El también confía en que el desarrollo de «Bienvenidos a mi pueblo» puede alentar el crecimiento de la localidad. Frente a la puerta de su local contó a La Capital que concurrió a la reunión que se hizo hace dos meses para informar a los habitantes. «Quedé muy conforme. Creo que la mayoría coincide en que el tema se encaró con mucha seriedad y, con el paso de los años, esto puede impulsar el progreso de nuestro pueblo, principalmente porque más jóvenes se quedarán aquí a desarrollar sus proyectos».

En otro punto de la planta urbana, Eduardo Mosso, un vecino empleado de la Cooperativa Eléctrica y el único fabricante de las planchas de fundición de aluminio para cocinar el bricelet, refuerza la teoría: «Acá somos pocos pero tenemos características de apertura y cordialidad que heredamos de nuestros antepasados. Confiamos en nuestras autoridades y en quienes impulsan el proyecto. Nos gusta la idea de tener nuevos vecinos y que podremos salir adelante entre todos», sintetizó.

Las consultas

Hasta el viernes, hubo más de mil consultas que llegaron a través de redes sociales, email o teléfono para recibir detalles de la implementación del programa. «El perfil de quienes llaman desde las grandes ciudades está relacionado con familias que quieren alejarse de la inseguridad», detalló Bosio y agregó que «incluso hubo quienes aseguraron tener disponibilidad para invertir en sus proyectos. Los seduce la idea de vivir en una localidad que le brinda toda la contención en un marco de tranquilidad absoluta».

Como ejemplo, el jefe comunal contó que atendió personalmente el caso de una familia de Rosario que se interesó en el proyecto. «Tienen un taller textil dedicado exclusivamente a confeccionar ropa deportiva. Trabaja toda la familia pero no pueden expandirse porque les resulta difícil tomar empleados cuando ya atravezaron varias situaciones de inseguridad».

Fuente: La Capital de Rosario