Comedores y merenderos salteños, con muchas dificultades para conseguir comida

Las subas en los precios de los alimentos, en las últimas semanas, vuelven imposible la tarea solidaria de cocinar. Algunos ya tuvieron días en que no pudieron entregar comida.

Las subas en los precios de los alimentos, en las últimas semanas, vuelven imposible la tarea solidaria de cocinar. Algunos ya tuvieron días en que no pudieron entregar comida.

Los comedores y merenderos de la ciudad de Salta están en un momento crítico por la suba inhumana del precio de los alimentos deerimenta en estas últimas semanas. Es tanto el aumento que algunos ya ponen en duda su continuidad.

“El martes ya no pude dar comida”, dijo Cristina y se quedó muda del llanto.

Ella tiene el merendero y comedor “Por una sonrisa”, del barrio 1ª Junta y es la primera vez en 15 años de existencia que se queda sin comida.

Cuando se recompone explica que ella recibe donaciones de gente anónima del Cofruthos todos los sábados, pero que como el 9 de Julio fue feriado no hubo nadie para esa ayuda. Lo mismo, ya no tenía ningún resto por lo que le tuvo que decirles a 450 personas que no había comida. Fue un día terrible para la gente del sudeste.

“Sólo tenía pan y azúcar, así que hice un mate cocido y al menos brindé un desayuno caliente. Esto nunca nos pasó y es por las subas en el precio de todos los alimentos. Yo siempre digo que a las comidas debemos ponerle color y sabor, pero cada vez es más difícil”, dijo Cristina que trabaja como empleada de limpieza en casas particulares juntando la plata para el comedor.

Ese comedor brinda comida que prepara Cristina por su cuenta los martes y los jueves, con la ayuda de las madres y padres que llevan lo que tienen. Últimamente sólo cocinan sopas y guisos porque no alcanza para más. Las frutas y verduras ya son prohibitivas.

Los pedidos

Fernanda, de Villa Floresta, necesita carne de pollo y vaca. También leña para poder cocinar. Para comunicarse con ella se puede llamarla al teléfono fijo 4284094.

Daniela, del comedor del barrio 2 de Abril, necesita de todo tipo de alimentos no perecederos y carne. Necesitan lo básico como harina, aceita y azúcar. Llamar al celular 3875 15369094.

Cristina, del barrio Primera Junta, es la que más personas tiene y es la que el martes dejó de entregar comida. Necesita de todo, también un técnico para arreglarle el frezzer que se rompió. Llamarla al 387 155 104162.

Jimena, del comedor de La Silleta, necesita siempre carne, pollo y alimentos. También estuvo haciendo una colecta de ropa de abrigo y útiles escolares. Ya comenzaron a planear el Día del Niño. Se puede llamarla a 387 155 825661.

En el Valle y en el este

En el Valle de Lerma, en La Silleta el comedor “Pan de vida” que brinda una comida, todos los domingos, para unas 100 personas duplicó los gastos desde enero hasta hoy. Si antes gastaban 10 ahora cuesta 20. Entonces los números no dan y cada vez se hacen más guisos. La semana pasada se jugaron el todo por el todo y anunciaron que iban a hacer pollo al horno con arroz. Un menú que es tan normal en algunos sectores es un festejo para el comedor.

Apenas llegaron a completar las 100 raciones y ellos hablan de un “milagro de Dios”.

“Un pollo con arroz”, dice Jimena Calafiore haciendo “montoncito” con los dedos. Pero tengo que juntar 5 cajas de pollo que ya se fueron a casi 5 mil pesos cada una. Además tengo que contar con la garrafa que se fue a 1200 pesos y con al menos una fruta de postre ¡Las frutas y verduras se fueron al cielo! Gracias a Dios apareció un alma generosa y anónima y nos ayudó con el pollo. Ya nosotros no podemos solos”, dijo Calafiore.

“Ahora vienen unas 7 u 8 madres a ayudarme los sábados a preparar la comida. Ella siempre traen algo y además tengo al hermano César que buscar colaboraciones por todos lados. Sin embargo hay muchos que yo no pueden colaborar y los entiendo. La situación para todos es difícil”, concluyó.

Para este domingo quieren hacer kupe y también son desafíos que se renuevan semana a semana por los aumentos de los alimentos.

Pero no son solo los aumentos sino también el desabastecimiento.

“Yo ya me entrego a Dios porque si leo las noticias me desmayo con los faltantes de aceite, de harina, de azúcar. Es verdad que están faltando mercaderías,pero hay algo milagroso que siempre hace aparecer lo que necesitamos”, concluyó.

“La semana pasada se nos volvió imposible comprar las frutas y verduras, pero no es porque haya subido eso, sino que los alimentos secos subieron. El aceite mezcla se fue a 400 pesos, el de girasol ya ni lo vemos. Hasta los pallets subieron”, dijo Fernanda de uno de los comedores de Villa Floresta.

Cuando habla de las tarimas hace referencia a que no tienen ni para las garrafas entonces tienen que buscar leña.

Como ya casi no hay nada en los cerros del ingreso a Salta por autopista aparecen los muchachos que vendía los pallets a 300 pesos hasta hace una semana y que ahora los subieron a 400.

Fernanda da de comer a 300 niños y 56 abuelos. Ellos reciben la ayuda de la Municipalidad y de una fundación, pero sólo es de alimentos secos. Frutas y verduras son imposibles por los precios. Entonces recurren al cambalache de alimentos no perecedero por frutas y verduras.

“Si hacemos pizza es una fiesta el barrio, pero debemos conseguir el queso que es lo más caro. Entonces hacemos rifas o loterías para comprar. Las mamás ayudan mucho pero cada día que pasa la comida cuesta más cara”, dijo Fernanda.

Más al sur, en barrio 2 de Abril está el comedor “Soplo de amor” con un promedio de 15 personas diarias, de lunes a viernes. Allí asisten niños, abuelos, familias completas y mujeres vulnerables que sufren violencia de género. También dicen: “cada día es más difícil por los aumentos diarios”, según Daniela, referente de un grupo que buscan donaciones y aportan para que funcione el comedor.

“Lo más caro es la carne. Ahora también el pollo. La caja pasó de 4 mil pesos a 6 mil. Usamos más la carne, pero con un kilo y medio hacemos un guiso para todos. Estamos ya muy al extremo. Las verduras conseguimos de unos changos de Campo Santo que nos donan, sino sería imposible comprar”, dijo Daniela.

Para la voluntaria lo que más hace falta en las familias del barrio es azúcar, aceite, harina y artículos de limpieza, pero dice: “Lo que más hace falta es que la situación económica mejore. Que cada familia tenga un trabajo para poder hacer con su plata lo que quiera. Hoy los planes ya no sirven porque no duran ni para una semana”, concluyó.

Fuente: El Tribuno