Comodoro es la novena ciudad del país con más vendedores ilegales
18/02/2014 MUNICIPIOS«En la Argentina la ilegalidad es un fenómeno típico de las localidades que no establecen controles rigurosos”, dice el informe de CAME. En el Concejo Deliberante avanza la redacción de un proyecto para regularizar la situación en La Saladita, la zona con mayor volumen de puesteros.
Los vendedores ilegales proliferan por todo Comodoro y en el centro cada vez se hace más difícil transitar sin chocar con alguno.
La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) acaba de difundir un informe sobre el estado de situación del comercio en negro en todo el país. Comodoro Rivadavia es la novena ciudad argentina con más puestos y manteros, un número que llega a 1.350 de acuerdo a lo calculado sólo en el mes de enero.
En el primer lugar está la Ciudad de Buenos Aires con 8.585 puestos entre saladitas y manteros, en Lomas de Zamora hay 5.480, en La Matanza 4.200, en San Salvador de Jujuy 2.651, en San Miguel de Tucumán 1.822, en Mar del Plata 1.800, en Salta 1.500, en Escobar 1.300, y después vienen Comodoro Rivadavia con 1.350 y Bariloche con 1.000.
“En la Argentina la ilegalidad es un fenómeno típico de las localidades que no establecen controles rigurosos”, dice el informe de CAME. Y señalan dos variaciones en enero de 2014 en relación al anterior relevamiento de junio de 2013: los vendedores se desplazan cuando hay más controles y optan por zonas de mayor flujo turístico.
CAME detectó 522 Saladitas en el país con un total de 36.390 puestos instalados, en un relevamiento entre el 26 de diciembre de 2013 y el 31 de enero de 2014. De 378 ciudades, son 111 las que tienen Saladitas. Además, se encontraron 15.179 manteros, lo que completa al menos 51.569 vendedores ilegales.
Ordenar La Saladita
En Comodoro han sido varios los intentos de normalizar la situación en La Saladita, ante su crecimiento cada vez más acelerado. La zona surgió con gente que vendía ropa usada o artículos que ya no quería en sus casas, sin embargo luego llegaron muchísimos revendedores.
“La Saladita no nació con la idea de vender ropa que se trae de Buenos Aires, pero hoy tenés comercios formales que tienen un puesto en La Saladita y revenden productos”, comentó el concejal Juan Pablo Luque. El legislador está a cargo de la redacción de una ordenanza para ordenar la zona.
Uno de los ejes sería un registro completo de quienes tienen puestos fijos y una división del lugar por rubro de venta. También se buscaría controlar la venta de alimentos perecederos. Mientras tanto, hay puesteros que tienen monotributo social y hasta venden con posnet.
Además, el municipio intentó en distintas oportunidades asignarles un lugar fijo a los vendedores de la calle para que no estén en San Martín y Pellegrini. Hay otros instalados en la Terminal de Omnibus. Pese a las acciones, incluso llegando al desalojo, vuelven a montar sus estructuras.
Otras de Chubut
En el informe de CAME se señalan tres casos más de Chubut: Trelew, Esquel y Puerto Madryn. “En Trelew, si bien los controles siguen siendo insuficientes, la policía viene actuando más intensamente, y eso permitió reducir la cantidad de puestos en las calles”, manifesta el texto.
“El Municipio de Esquel lleva un control de ingreso y salida de mercadería a cargo de la Policía provincial y Gendarmería. A su vez, en la terminal de ómnibus hay un scanner portátil para control. A eso se suma que la Dirección de Comercio y la Cámara de Comercio de la ciudad trabajan en conjunto para cumplir con el objetivo de reducir la venta ilegal”, indica sobre la ciudad cordillerana.
“En Puerto Madryn fue abundante la presencia de ferias itinerantes (“Compre Bariloche”, entre otras) sobre fin de año y principios de enero. Algunas de esas ferias se armaron en los SUM de las escuelas y, en otros casos, fueron ferias organizadas por particulares sin calendario fijo”, señala.
En cuanto a las modalidades, CAME indica que aparecen puestos, camiones o carpas promocionando falsos programas oficiales como “ropa para todos”, “alimentos para todos”, “pescados para todos”. Según se constató, muchos compradores se confunden por el nombre y la situación más grave es cuando ofrecen los alimentos.