Crecen en municipios del interior bonaerense los “mini conurbanos”

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En Mar del Plata, Junín y Bahía Blanca, proliferan cordones urbanos similares a los del Gran Buenos Aires

Tienen características sociales, urbanísticas y delictuales similares a la del Conurbano. Y crecieron en las últimas décadas, al calor de las transformaciones demográficas que se vivieron en la Provincia. Pero estos cordones urbanos no rodean a la capital federal, sino que se instalaron y crecieron en los márgenes de ciudades del interior bonaerense como Mar del Plata, Junín, Bahía Blanca, Tandil y Olavarría, además de las localidades del Partido de la Costa y Villa Gesell, entre otras.

Algunos especialistas hablan de “procesos de conurbanización”. Lejos de revertirse, en los últimos años se ha profundizado la emigración hacia las grandes ciudades y la formación de cordones de pobreza y miseria en torno a estos centros urbanos.

Pero el fenómeno tiene características particulares. Si el Conurbano se formó a partir de la llegada de habitantes de países limítrofes o de provincias del norte argentino, estos “mini conurbanos” del interior bonaerense están conformados, además, por quienes dejaron barrios del Gran Buenos Aires para instalarse en una geografía similar pero “a escala”.

El proceso tiene consecuencias visibles, especialmente en las ciudades de mediana escala. Allí, los vecinos debieron abandonar viejos hábitos pueblerinos y acostumbrarse a recaudos y precauciones propias de las grandes ciudades.

El mecanismo de formación de estos enclaves es parecido: toma de fierras, ocupación de lotes y formación de asentamientos

El mecanismo por el cual se expanden estos “conurbanos a escala” en el interior provincial es similar al de la expansión del área urbana en el Gran Buenos Aires: toma de tierras, ocupación de lotes y formación de asentamientos, en muchas ocasiones con un claro trasfondo político, es decir, movidas amparadas o promovidas por dirigentes en busca de formar “cotos” electorales.

MAR DEL PLATA

La cara más emblemática del fenómeno es el aumento del porcentaje de población que, en esas ciudades, habita en asentamientos urbanos o villas. Y Mar del Plata es tal vez el ejemplo paradigmático.

El censo 2010 arrojó una población de 618 mil habitantes, lo que convierte a General Pueyrredón, el distrito al que pertenece Mar del Plata, como el séptimo aglomerado urbano del país.

Según el relevamiento de la Fundación Techo, una organización de trabajo voluntario en barrios precarios, en Mar del Plata entre 2009 y 2013 se pasó de 4 mil a más de 10 mil las viviendas en asentamientos urbanos.

Concretamente en la localidad de Mar del Plata, en la actualidad, siempre según la fundación Techo, hay 24 asentamientos informales en los que residen 6.975 familias.

Ese crecimiento se produjo, básicamente, en barrios periféricos, como la zona de Batán, donde los indicadores sociales se asemejan a los de las zonas más relegadas del Conurbano.

El incremento poblacional trajo aparejado en la zona suburbana de Mar del Plata dos fenómenos claros: un aumento de la desocupación, de las viviendas precarias y del delito en algunos barrios.

Mar del Plata-Batán es el tercer aglomerado con mayor desocupación del país con un 9% superada por la de Catamarca con un 9,4% y luego por Córdoba con 9,1%. Actualmente hay en esa región del distrito de General Pueyrredón un total de hay casi 60 mil personas con problemas laborales: 27 mil desocupados y 32 mil subocupados.

“Hay un proceso de ‘conurbanización’ en Mar del Plata que tiene que ver con varios factores”, asegura Gabriel Pampín, marplatense y senador provincial por el Frente Renovador. “En los alrededores de la ciudad van creciendo barrios en los que, como en muchos otros del Gran Buenos Aires, ya no puede ingresar ni la policía”.

Pero no sólo la zona cercana a la cárcel de Batán ha crecido en términos urbanos generando un paisaje similar al del Conurbano. La zona del barrio Belgrano, Autódromo, San Martín, Cerrito Sur y el Barrio Libertad también han experimentado en los últimos años un fuerte incremento de población que se instala allí en casillas o viviendas precarias.

JUNIN

Un crecimiento demográfico que se dio de manera muy rápida, con la extensión de varios barrios fuera del casco urbano y, paralelamente, un aumento de los episodios delictivos como nunca antes se había dado, son algunos de los factores que contribuyen a la “conurbanización” de distintos distritos del noroeste bonaerense, entre ellos, Junín.

Situada a 320 de la capital provincial, Junín tuvo un crecimiento poblacional de peso: 15 por ciento en apenas nueve años, entre 2001 y 2010. Con sus actuales 85 mil habitantes ya no es, según sus propios habitantes, una ciudad apacible, de puertas abiertas y bicicletas sin candado en las veredas.

En Junín hay en la actualidad 18 asentamientos informales en los que residen 451 familias.

En el distrito más importante del noreste bonaerense, el problema que más preocupa ligado al crecimiento poblacional en zonas suburbanas es el de la inseguridad.

El pico de violencia llegó hace dos años, en un hecho sin precedentes que marcó a fuego a Junín: el crimen de Karen Campos, una adolescente de 17 años que fue baleada durante un robo al kiosco donde trabajaba. El episodio desató una pueblada que dejó como saldo varios heridos.

El crimen ocurrió en medio de una ola de asaltos y muertes en ocasión de robo y derivó en un recambio de toda la cúpula de la policía y el envío de mayores recursos por parte del ministerio de Seguridad. No obstante, la violencia y los delitos continuaron en aumento, tendencia que se refleja en las estadísticas oficiales.

Y no sólo el número es lo que más preocupa a vecinos y autoridades. La violencia ejercida contra las víctimas parece ser también mayor. En uno de los siete episodios, varios casos terminaron con mujeres hospitalizadas.

Entre los fenómenos urbanos que más preocupan está el aumento del accionar de motochorros, que también emparenta a Junín con el Conurbano. Sin sistema de transporte público, en la comuna hay registrados unos 35 mil autos y unas 50 mil motos, es decir, más de una moto cada dos habitantes. En el último tiempo han llegado a registrarse hasta siete hechos por día, con un promedio de cuatro arrebatos diarios, según confirmaron fuentes policiales.

La falta de colectivos deja a muchas familias de los barrios más alejados prácticamente aisladas. Incluso hay barrios como La Vaca o Progreso donde a la propia policía se le dificulta ingresar, por lo que se da el fenómeno de incipiente “favelización”.

UN FENOMENO QUE CRECE

Mar del Plata y Junín son apenas dos ejemplos de los muchos que proliferan en el interior de la Provincia, donde el aumento poblacional viene generando paisajes urbanos similares a los del Conurbano.

Según el último informe de la Fundación Techo para la provincia de Buenos Aires, hay asentamientos urbanos informales, o villas, en todas las ciudades medianas del interior.

En Olavarría, por caso, se contabilizaron cinco asentamientos con unas 300 familias, mientras en que Azul se registraron dos villas con 640 familias. En el Partido de la Costa se contabilizaron cuatro asentamientos, y en Tandil, uno con 135 familias.

En Bahía Blanca, finalmente, hay 29 asentamientos donde viven 10.419 familias.

Con casi 30 villas, en efecto, Bahía Blanca es otra de las ciudades donde se viene registrando una extensión de zonas suburbanas con características similares a las del Conurbano. Allí, según datos de consultoras privadas, el aumento en los indicadores de pobreza está generando preocupación.

Estadísticas del año pasado muestran que el 29,3 por ciento de la población de ese distrito es pobre, y, dentro de esa población, un 6 por ciento es indigente. Los datos pertenecen a un sondeo realizado por el Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca-Argentina (CREEBBA) que adoptó la misma metodología que las estimaciones oficiales del Indec.

El organismo concluyó así que un 29,3% de la población bahiense tuvo ingresos mensuales por debajo del valor de la canasta básica. Sobre esta cifra, un 6% de los bahienses pobres percibió ingresos inferiores a la canasta básica alimentaria, con lo cual, se los considera indigentes.

A la hora de los números, considerando una población de 301.572 personas según datos del Censo 2010 más de 88.360 bahienses eran pobres al último mes del año anterior. Dentro de esa cifra, unos 5.301 eran indigentes.

Fuente: El Día